Más allá de la tempranillo, el verdejo o garnacha, hay muchas otras uvas en España que también tienen su importancia. Algunas son minoritarias, poco frecuentes y con ellas se hacen vinos muy especiales.
En los años 70 la uniformización de la viña fue un pequeño desastre para el sector. Se arrancaban cepas viejas y se plantaban nuevas porque daban mayor rendimiento, se acudía a uvas extranjeras porque otorgaban “caché” … éstos, entre otros elementos, provocaron una gran homogeneidad de viñedos con variedades, ahora muy conocidas, y con las que desde luego se hacen grandes vinos.
Un tesoro recuperado
A partir de la década de los 90, nuestros agricultores descubrieron que, en muchas ocasiones, habían perdido su singularidad en pro de varietales ya muy extendidas. Afortunadamente comenzó el proceso contrario. Bodegas Familia Torres- que siempre viene a nuestras páginas cuando se trata de adelantarse al futuro-, fue una de las prescriptoras en este aspecto ya en los 80, lo que no es muy habitual en caso de grandes casas. Otro caso fue el de González Byass que- en su bodega gaditana Finca Moncloa- recobró la tintilla de Rota, prácticamente extinguida en aquel entonces, para elaborar un monovarietal natural en dulce.
Actualmente, sin embargo, todo ha dado un giro de 180º y el panorama se ha transformado. Viticultores, bodegueros y enólogos más jóvenes se dieron cuenta a tiempo de que las uvas endémicas de sus zonas les daban un toque especial a sus vinos y tenían mucho que decir. No todo estaba perdido y muchas se pudieron recuperar gracias a su esforzada labor. También volvieron la vista a cómo elaboraban sus mayores y, tras una época en la que todo se renovó, hoy los expertos en muchos casos reivindican esos procedimientos antiguos poco invasivos de la viña, siguen las leyes de la biodinámica o se empeñan en el rescate de antiguos viñedos. Un tesoro que, dichosamente, no se ha perdido.
Vinos singulares
Las uvas no fueron menos en este aspecto y, gracias a muchos de estos bodegueros, hoy la riqueza enológica de España es hoy impresionante. Hemos seleccionado y catado cinco etiquetas de diferentes zonas para probar esos vinos cuya singularidad se la otorga principalmente las variedades con las que están elaborados. Brindis especiales para momentos únicos.
1) Calambur Moravia 2016
Bodegas Recuero/ Villanueva de Alcardete (Toledo)
PVP recomendado: 12,40 euros
Jesús Recuero está haciendo una excelente labor tanto en Sierra de Gata (Cáceres) como en el valle del Gigüela (Toledo), un afluente del Guadiana. Hijo, nieto y bisnieto de viticultores, busca ante todo la autenticidad y preservar esa tradición familiar, para lo que ha insistido en variedades locales minoritarias y elaboración de vinos con poca intervención.
La uva moravia (también llamada brujidera o crujidera) es una casta local conservada por esta familia a lo largo de generaciones. Este tinto está elaborado con una viticultura respetuosa con el entorno y es un vino natural, sin filtrar ni estabilizar; tampoco contiene sulfitos. Fermentó en tanque de hormigón (1954) y tuvo una crianza parcial en roble francés de segundo uso. Da mucha fruta en nariz perfectamente ensamblada con la madera, asombra que mantenga esta vivacidad y potencia siendo de 2016. Taninos pulidos pero muy vivos, es complejo en boca y muy fresco. Carnoso. Posee un punto de oxidación que aún lo hace más interesante.
2) Tintilla de Rota Finca Moncloa 2018
Bodegas Finca Moncloa/ V.T. de Cádiz
PVP recomendado: 55 euros
Una joyita en dulces naturales elaborado únicamente con uva tintilla de Rota, variedad autóctona andaluza, prácticamente en extinción cuando salió la primera añada de este vino. Optaron por la elaboración tradicional- ya poco utilizada-, que deja sobremadurar la uva en la cepa para luego exponer al sol (“asoleo”) sobre tiras de esparto hasta alcanzar el punto de dulzor conveniente. Reposa en acero inoxidable y envejece durante 20 meses en barricas de roble francés. Esta añada se embotelló en diciembre de 2020.
Organolépticamente es una maravilla. Un tinto dulce con un intenso color picota, de lágrima densa y con una nariz muy especial de notas a vainilla y cacao, en la que permanecen atisbos de madera. Con cuerpo, retrogusto a caramelo… es suave y elegante. Como todos los dulces naturales bien elaborados, es claramente un vino dulce pero no empalaga en absoluto.
3) Clos Ancestral 2019
Bodega Familia Torres/ D.O. Penedés
PVP recomendado: 14,90 euros
Bodegas Familia Torres continúa con la recuperación de variedades ancestrales y lo demuestra con este nuevo vino ecológico que incluye en su coupage uva moneu. Es una variedad originaria del Penedés que llevan investigando durante 20 años. Madura lentamente y resiste bien las altas temperaturas (sequía) consecuencia del cambio climático. Posee una marcada acidez.
Es una combinación de tempranillo (ull de lebre) de cepas de hasta 40 años en vaso, garnacha y moneu. En el caso de ésta última, madura en tinajas y ánforas de barro como parte de la crianza. Organolépticamente, es una explosión de fruta en nariz y en boca. Un vino de media capa, muy aromático, que promete ser ligero pero que sin embargo en boca tiene una gran presencia. Es muy especial y delicado. Todo está en su sitio.
4) Cristina 2017
Bodegas y Viñedos Conrad/ D.O. Sierras de Málaga
PVP recomendado: 14,90 euros
La noble uva malbec se cultiva principalmente en Argentina, donde es su variedad tinta más emblemática, pero aquí en España es aún anecdótica. Esta bodega rondeña ha elaborado un monovarietal (de plantación propia) de malbec de montaña con buenos resultados. Y han logrado con ella la máxima expresión del terruño, uno de los grandes objetivos en la filosofía de esta bodega.
Maduró durante 14 meses en barrica de roble francés. Un vino muy frutal y expresivo (frutas negras) de la variedad con algo de té negro. Taninos suaves, mineral y complejo. Hay que dejar que se abra en la copa porque al oxigenarse va tomando fuerza y personalidad. Muy buena integración de la madera.
5) Finca Tinedo Moscatel Seco 2020
B. Familia y Vineyards Tinedo/V.T. de Castilla
PVP recomendado: 13,50 euros
Está elaborado con uva moscatel de grano menudo, una variedad bastante extendida en España. Pero no en La Mancha, y éste es el caso. Un vino orgánico de parcela- 0,5 hectáreas- elaborado en seco. Finca Tinedo ha supuesto la reaparición para el mercado nacional de Manuel Álvarez Arenas, quinta generación de esta familia vinícola, que antes destinaba sus vinos únicamente a la exportación. Cuentan con el asesoramiento de la enóloga Silvia Burruezo. Una bodega que cumple ya 175 años, con una finca única en La Mancha.
Toda una excepcionalidad en el viñedo manchego, ha tenido una crianza de siete meses (con sus lías) en huevos de hormigón. De un bonito color dorado, es todo frescura y notas florales. Resulta untuoso y sin rastro de dulzor, equilibrado y con cierta complejidad. Perfecto para un aperitivo si queremos dar un toque de originalidad, aunque también aguantará cabalmente una comida. Sólo se han sacado 1.100 botellas.
Cinco vinos muy especiales elaborados por viticultores conscientes de la particularidad de sus viñedos, recobrados dichosamente del olvido.
Nota: Ninguno de los vinos mencionados se han seleccionado por motivos comerciales, su elección es una decisión únicamente de calidad y periodística. Los precios son meramente orientativos.