Internacional

1924, 1936, 1981... ¿Los mercados atacarán a los socialistas galos también en 2012?

Por rehusar la austeridad, el nuevo presidente François Hollande tendrá que enfrentarse al Muro del dinero de los financieros.

La expresión ya es un poco anticuada, pero sigue siendo relevante. Es en 1924 que Edouard Herriot, líder del Gobierno del “cártel de las izquierdas”, denuncia lo que llama "el Muro del dinero". Una oposición sistemática de los círculos financieros a cualquier iniciativa que se parezca a una política socialista. A lo largo del siglo XX, esta oposición se repite cada vez que un gobierno socialista francés intenta fomentar el crecimiento aumentando los gastos públicos. El truco de los financieros: la fuga masiva de capitales. Sea el Frente Popular en 1936 o sea François Mitterrand en 1981, todos los gobiernos socialistas franceses tuvieron que retractarse ante la feroz resistencia de los mercados. ¿François Hollande, que ha prometido durante su campaña aumentar el gasto público y renegociar el pacto fiscal europeo para restablecer el crecimiento, también tendrá que retractarse?

Poco margen

Lo cierto es que el nuevo presidente francés tendrá poco tiempo y poco margen de maniobra. Dijo en enero que su enemigo era "el mundo de las finanzas", apuesta contra la austeridad con medidas para fomentar el consumo y mejorar el poder adquisitivo. Pero las perspectivas económicas son malas, la Comisión Europea acaba de anunciar que el crecimiento en Francia alcanzará el 1,3% en 2013, después del 0,6% en 2012. Con el objetivo de déficit del 3% en 2013 y una deuda pública ya del 90% del PIB este año, Hollande tiene todos los datos en contra de su programa político. Si bien el dirigente quiere contar con el apoyo de Europa para pactar una política común de crecimiento, los signos enviados por Angela Merkel enseñan claramente que Alemania está lista para apoyar obstinadamente la austeridad en la zona euro.

Fallos anteriores

Incluso sin la resistencia de Alemania, los gobiernos socialistas anteriores de Francia lucharon en vano para imponer una política económica que no tuviera la bendición de los mercados. En 1924, el gobierno de Edouard Herriot, que une la izquierda al centro, se encuentra con una situación económica débil y una deuda monumental debida a la Primera Guerra Mundial. Intenta crear un impuesto sobre el capital y provoca así la hostilidad de los financieros que controlan el Banco de Francia. La parálisis financiera es la causa de la caída del Gobierno y de una devaluación brutal, que se frena cuando vuelve la derecha al poder, en 1926.

La historia se repite en 1936 con el Frente Popular, la unión de toda la izquierda en el Gobierno de Léon Blum. En dos meses, casi el equivalente del 3% del PIB huye del país. El Gobierno promete "ni deflación ni devaluación" y ahonda el déficit al 7% del PIB para reactivar la economía. Al final, la presión sobre el franco es tan fuerte que el gobierno instaura el control del cambio monetario antes de decidirse por devaluar la moneda en otoño de 1936. Léon Blum dimite en 1937 tras haber anunciado una "pausa" en las reformas.

Devaluación forzada

En 1981, el presidente Mitterrand aprovecha de tanta popularidad que pone en marcha una verdadera revolución socialista: aumento del salario mínimo del 10%, creación del impuesto sobre grandes fortunas, bloqueo de precios, nacionalizaciones de los bancos… Mitterrand prometió "cambiar la vida" pero rápidamente, el Estado se encuentra sin recursos. Otra vez, el equivalente del 2% del PIB huye del país y los intereses sobre la deuda a 10 años pasan del 13,4% en 1980 al 17,5% en junio de 1981. El Gobierno tiene que devaluar el franco cuatro veces entre 1981 y 1986.

Todos los gobiernos socialistas consideraron que podían forzar el Muro del dinero y ganar la confianza de los mercados negándose a devaluar. Acabaron por ceder y, con la devaluación, provocar el alza de precio de las importaciones, cancelando así las medidas para aumentar los salarios.

Ahora, ninguna devaluación es posible para Hollande, aunque mantiene promesas similares a las del Frente Popular o de Mitterrand. Hoy como ayer, los mercados temen la degradación de las finanzas francesas por no adoptar medidas de reducción de los gastos. Los próximos meses nos dirán si el presidente logrará impulsar el crecimiento o si el Gobierno se estrellará de nuevo contra el muro del dinero.

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