Destinos

Cáceres, la ciudad española más sabrosa de 2015

La más guapa de las ciudades extremeñas será un destino crucial para el año que se acerca. Porque a su incomparable casco histórico Patrimonio de la Humanidad, a sus hechuras medievales -donde las piedras son historia- y a su entorno de amables dehesas cuajadas de encinas y alcornoques, se suma su reconocimiento como la Capital Gastronómica Española de 2015. Un título que ayudará a redescubrir esta joya patrimonial cuya visita sólo puede ser un auténtico viaje en el tiempo.

  • Cáceres (flickr |César Alonso Ferreras - imagen con licencia CC BY-SA 2.0).

Si pocos piropos le hacían falta a Cáceres para ser considerada un destino de primera, el año que llama a las puertas será definitivamente suyo. Así, cuando el próximo 1 de enero Vitoria le pase el testigo de la capitalidad gastronómica, la ciudad con uno de los centros históricos más bellos y mejor conservados será también la excusa perfecta para conocer unas delicias que pretenden mostrarse al mundo entero.  

Las migas, el zorongollo, el cuchifrito, la cachuela, quesos como la torta del casar y un abanico de productos porcinos entre los que destaca el que, para muchos, es el mejor jamón ibérico del mundo, aguardan en sus restaurantes y tabernas donde la tapa es religión. Más allá de las dos estrellas Michelin de Atrio, el sabroso potencial extremeño dará que hablar en 2015.

Pero Cáceres, que ostenta también el título de Patrimonio de la Humanidad, es en sí misma un monumento que no ha de pasarse por alto. Pocos centros urbanos españoles presentan tal armonía como el de esta ciudad que está de paso en la Vía de la Plata y donde en cada piedra se lee una página de la historia.

Un paseo mágico

La arquitectura en Cáceres combina estilos diferentes

Su deslumbrante casco viejo, aparentemente uniformado, encierra sin embargo un mix de estilos arquitectónicos: desde el románico de la iglesia de Santa María, al barroco de la iglesia de la Compañía de Jesús; desde los palacios y casas civiles góticas y renacentistas, a los espigados torreones medievales. Pero antes de emprender este viaje en el tiempo, conviene recalar en su antesala, esa majestuosa Plaza Mayor cuyos soportales cobijan tiendas de artesanía, bodegas y restaurantes donde iniciar el tour gastronómico.

Desde aquí, atravesando el arco de la Estrella custodiado por la torre de Bujaco, comienza un laberinto de calles empedradas con el auténtico sabor de la Edad Media. Un cogollo monumental que esconde joyas como la Casa de los Carvajal o la Casa de los Toledo-Moctezuma y los palacios que se asoman a la Plaza de Santa María, como el Episcopal, el Mayoralgo o el de los Golfines de Abajo. Todos son símbolos de la altanería de la pudiente nobleza cacereña.

Trasiego nocturno

Deambular sin rumbo guiándose por la intuición es la mejor manera de devorar este bello entramado. Llegar así a la Plaza de San Jorge, escenario del festival de teatro clásico o aparecer de pronto en la Plaza de las Veletas, sede del museo de Cáceres. O perderse por la Judería Vieja, donde apenas llegan los turistas, que ofrece un perfil más modesto, encalado y lleno de flores.

Los mesones de la ciudad tienen los mejores productos de la tierra

La noche, con su dramática iluminación, también invita a seguir en la calle. Y no sólo por la belleza de sus piedras en la penumbra. Sobre todo porque comienza la fiesta gastronómica que le ha valido el reconocimiento: el trasiego de gentes por la plaza y sus calles aledañas (Godoy, Zapatería, Pintores…), la ebullición de sus mesones con los mejores productos de la tierra que, este año, pasan al primer plano del panorama español.  

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