Van desmoronándose, una tras otra, las principales fuentes de conocimiento, de información, de posibilidad de optar y elegir con algún criterio. Todo eso, en fin, que nos dio la condición que tenemos. No sólo somos cada día más pobres, sino que también se van alejando las posibilidades de saber realmente lo que está pasando. Ya saben que no sabemos nada, pero lo realmente preocupante es comprobar que cada día resultará más difícil asomarse a los oasis informativos para que nos alcance algún pálido reflejo de lo que acaece.
Afirmo todo esto porque cierran a mansalva los medios de comunicación. Los más independientes, como podemos comprobar, con mucha mayor frecuencia que los ligados a opciones ideológicas o intereses corporativos. La investigación científica, en todos sus escenarios, se está quedando en sus propios harapos. Por si todo esto fuera poco, las fundaciones y ONG dedicadas al estudio, sobre todo de corte sociológico, van todavía por peor camino.
Como no podía ser menos, todo lo relacionado con el medio ambiente, que siempre fue a la cola, ha sido despeñado casi ya del todo. El empujón - ¿definitivo?- se lo dará la desaparición del OSE, el Observatorio de la Sostenibilidad de España, ese que entre otras cosas hacía inviable lo que acaba de quedar una vez más traicionado con la nueva Ley de Costas. Porque no basta obviamente con afirmar que con una disposición se quiere proteger algo cuando se está haciendo todo lo contrario. Lo he afirmado un puñado de veces y voy a repetirlo: la nueva normativa sobre nuestro litoral es tan sostenible como yo obispo de Astorga.
Chascarrillos aparte, lo que la comunidad científica consolida a través de este observatorio era precisamente un diagnóstico riguroso sobre lo que sucede. Pero ya no podrá hacerlo sobre lo que se hará. Además de unos pocos más al paro, con este cierre se confirma que ya no podremos contar con la valiosísima información que sus completos y correctos estudios, nos proporcionaban. Están poniendo las bases para que sólo suceda lo que quieran sin que ni siquiera nos enteremos.
Por una vez este blog se convierte en el inevitable lamento que se corresponde con los convencionales paraísos perdidos. Lo siento, pero la tremenda pérdida duele. El OSE desaparecerá el último día de este mes.
