El Delta del río Niger ha sido históricamente uno de los lugares con más accidentes relacionados con el petróleo. Sólo entre 1976 y 2001, se registraron 7.000 incidentes de vertido de crudo en el río Niger. Millones de barriles de petróleo que no se recuperaron jamás están afectando tanto al suelo como a los acuíferos.
En Kabwe, Zambia, 300.000 habitantes se exponen a las consecuencias de 90 años de minería de hierro sin control. Actualmente, las minas y fundiciones han cerrado, aunque las montañas de escoria que dejó la mina siguen envenenando a la ciudad.
Dzershinsk, a 400 kilómetros al este de Moscú, ha sido desde los años 30 del siglo XX un polo químico de primera magnitud. Se estima que entre 1930 y 1998 se almacenaron “de aquella manera” 300.000 toneladas de químicos, afectando a los acuíferos. En 2007 el libro de los records lo encumbró como la ciudad más contaminada del mundo.
Lejos de Dzershinsk, en Norilsk (Siberia), los trabajadores de la fundición Norilsk Nickel gozan de una esperanza de vida de 10 años menos que la media del resto de Rusia. La producción de platino y metales no ferruginosos origina cada año 500 toneladas de óxidos de cobre y de níquel y dos millones de dióxido de azufre que se emiten a la atmósfera.
Arroyo Matanzas, en la provincia de Buenos Aires, tiene de todo menos tango y colorido. Aproximadamente 5.000 industrias vierten sus residuos al río que cruza 14 barrios de Buenos aires, afectando a muchísimos residentes. Además de las industrias, el arroyo riega unos 100 vertederos y dificulta enormemente a los habitantes al acceso al agua potable.
En Hazaribagh (Bangladesh), 200.000 personas se ven afectadas por las aguas vertidas por 270 curtidurías que se concentran en un área de unas 25 hectáreas. Cada día se vierten 22.000 litros de aguas tóxicas que contienen cromo en el río Burigangam, la principal fuente de agua dulce de la Dhaka, la capital de Bangladesh.
Si se ha preguntado dónde acabará su vieja tele de tubo, ese lugar es casi con seguridad Ghana. En el vertedero de Agbogbloshie se “reciclan” miles de toneladas de componentes electrónicos de todo el mundo. Cuarenta mil personas son las encargadas de extraer de las placas base, los cables y monitores mediante técnicas manuales como romper y quemar el plástico. Una espesa humareda cubre todo el año el vertedero, procedente de las pilas para quemar cable y ruedas.
Indonesia es el cuarto país más habitado del mundo y también uno de los más contaminados. El río Citarium, que está consderado uno de los más contaminados del planeta, recibe las aguas negras de fábricas y viviendas. Este mismo río es la principal fuente de agua para Yakarta, una ciudad de 14 millones de habitantes. Sólo un dato: las aguas que beben directamente medio millón de habitantes supera 25.000 veces las dosis máximas de concentración de hierro.
También Indonesia tiene el escaso honor de albergar otro top 10. En Kalimantan se estima que las minas de oro vierten 1.000 toneladas de mercurio al año a numerosas masas de agua. Se estima que el 30% de todas las emisiones de mercurio del mundo se vierten en estas provincias del sur y centro de la isla, donde viven 225.000 personas.
Y para terminar, Ucrania. A la vuelta de la esquina de Europa se produjo uno de los peores desastres nucleares en 1986. Diez millones de personas y 150.000 km2 fueron afectados por el accidente del cuarto reactor y hoy día se está construyendo otro sarcófago de hormigón para evitar la salida de radiación de la central.