La desgracia alcanza a ser completa cuando, al frente de una determinada política, se pone a personas que no sólo desconocen los mínimos sobre el tema, sino que incluso son arreciados indiferentes y, a veces hasta enemigos del mismo. Con la excepción de Cristina Narbona, es lo que ha pasado con todos los máximos responsables de medio ambiente de la administración central y buena parte de las autonómicas. La norma ha sido contemplar como esos mandatarios ayudaban con entusiasmo a los de industria, energía o turismo en lugar de apostar por su propia competencia. En suma una traición que demasiados consideran normal y hasta norma.
Nada puede extrañarnos que algo muy parecido a la pérdida de las conquistas sociales pase con las ambientales
Por eso mismo nada puede extrañarnos que algo muy parecido a la pérdida de las conquistas sociales pase con las ambientales. Lo demuestra, entre otros muchos aspectos, lo que está sucediendo con la ley de costas; el sabotaje a las energías renovables; la permisividad con los transgénicos, la caza, incluso en parques nacionales; el desmoronamiento de los presupuestos dedicados a la conservación de la naturaleza; el auge, cada vez más impune, del uso del veneno. Por cierto, todo esto último, a la par que se desploman las poblaciones de buena parte de los mamíferos y aves más comunes en nuestros campos. A lo que sumamos el aumento de la velocidad en las autovías; el acallar a los científicos en general y muy especialmente a los ambientales; la no anticipación a las consecuencias del cambio climático, todavía negado por muchos de los gobernantes. Incluso si me apuran, el que una vez más no estén tomando ya medidas frente a la sequía que nos está cayendo encima y que convierte en atroz el aire de las ciudades y en drama el mantener cultivos y ganados.
En fin, nos acorralan las malas noticias en los campos de la realidad, es decir lo que vive y permite la vida y asegura su continuidad. Recuerdo que lo financiero es virtual, que nadie come, bebe o respira deudas, ni mentiras que son los dos productos humanos que más y mejor crecen.