Si el viernes por la noche trató usted de informarse a través de la televisión sobre los atentados de París, lo tuvo muy difícil. De hecho, sólo pudo hacerlo en el Canal 24 Horas y en 13 TV, que fueron los únicos que realizaron especiales informativos. El resto, demostró tener muy poca cintura, y menos voluntad, para ofrecer a sus espectadores la última hora de los actos terroristas. Sus programas específicos sobre la masacre perpetrada por los yihadistas se emitieron varias horas después de que la prensa digital y las radios comenzaran a tratar una noticia. Con mucho retraso y con más análisis que nuevos datos. Desde luego, la televisión, un medio de comunicación al que las empresas del sector definen como vertebrador, ha demostrado en esta ocasión que ocupa un papel cada vez más secundario en la sociedad.
En una noche en el que el interés informativo residía en conocer las últimas noticias de la masacre de París, ni La 1, ni Antena 3, ni Telecinco, ni Cuatro alteraron sus planes para informar a los espectadores en profundidad sobre este tema. Mientras las redes sociales bullían y los periódicos digitales dedicaban sus portadas al atentado, las televisiones lanzaban a los televidentes el mensaje de lo verdaderamente urgente era el cine y el marujeo.
La cadena que demostró una mejor capacidad de reacción para ofrecer información sobre los atentados fue el Canal 24 Horas. Desde que se produjeron los primeros disparos en la capital francesa, sus responsables rompieron el guión previsto y dedicaron un monográfico a este suceso. Se puede estar más o menos de acuerdo con que Televisión Española decidiera emitir este noticiario en un canal minoritario y no en La 1, pero lo cierto es que la pública ha dedicado durante todo el fin de semana un espacio más que suficiente para informar de la masacre terrorista, y que lo ha hecho con la sobriedad y la coherencia que se le exige. Sin estridencias. Eso ha permitido al Canal 24 Horas registrar una audiencia bastante superior a la media.
El análisis de las televisiones privadas
Donde pueden estar contentos, en este sentido, es en Atresmedia, cuyos programas especiales registraron un share muy meritorio. Antonio García Ferreras y Ana Pastor se han convertido en una garantía de éxito en este tipo de acontecimientos. La edición que se emitió de Al Rojo Vivo el sábado por la mañana consiguió un 10,8% de cuota de pantalla, mientras que El Objetivo, un 10,3%, bastante por encima de la media de la cadena. La Sexta Noche se hizo con un 12,4%. Eso sí, durante la noche del viernes, Antena 3 despachó el asunto con un mero avance informativo. Y sus responsables tampoco pueden estar especialmente satisfechos con la carga de amarillismo del debate de La Sexta del sábado por la noche y con las incoherencias de algunos de sus opinadores.
En Mediaset, han certificado -si es que hacía falta- que lo suyo es el colorín y que, más allá del chisme y el escándalo de discoteca, les cuesta mucho moverse. Resulta sonrojante el comprobar que la única referencia que hizo Telecinco el viernes por la noche al mayor atentado que ha tenido lugar en Europa en los últimos años sea la lectura de un escueto comunicado. Y más el ver que el responsable de ello fuera el ínclito Jorge Javier Vázquez. Es cierto que en Cuatro programó una edición especial de Las mañanas para el sábado por la mañana y que dedicó Un tiempo nuevo a hablar de este tema. Pero en Telecinco renunció casi por completo a tratarlo. Lo más que hizo, fuera de sus informativos, fue retransmitir el sábado por la mañana la comparecencia de Mariano Rajoy y suprimir su película vespertina para emitir un programa especial encabezado por Pedro Piqueras.
Tan escasa fue su cobertura de los asesinatos de París que el sábado por la mañana el grupo se vio obligado a emitir un comunicado en el que afirmaba lo siguiente: “Con los medios de emergencia previstos en la redacción, hemos preferido concentrar la oferta informativa a través de nuestros medios online. Lo cierto es que esta vez han sido insuficientes para llegar a todos los espectadores como hubiera sido justo”.
Este lunes, más de 48 horas después de los atentados, las estrellas televisivas de la mañana han amanecido en París, desde una despistada Susanna Griso hasta una ojerosa Ana Rosa Quintana que, una vez más, no ha sabido poner coto a ese instinto sensacionalista que tan a menudo manifiesta. Junto a ellos, estaban locutores radiofónicos como Carlos Alsina y Carlos Herrera.
En las ondas, el tratamiento de los asesinatos perpetrados por los yihadistas fue distinto. Más completo y dinámico. En este medio, se respetó la inmediatez que se le exige y que las televisiones olvidaron. O no quisieron ver. Las radios dieron la última hora desde el lugar de los hechos y recogieron el sonido de la capital francesa. Atresmedia y Mediaset fallaron estrepitosamente el viernes y, aunque reaccionaron durante el fin de semana, concedieron más espacio al análisis y a la opinión que a la información. Y la ocasión pedía otra cosa.