No hay nada menos moderno que el 'si tú me dices bien, lo dejo todo'. Con lo que cuesta actualmente labrarse una carrera profesional, hacerse un hueco entre la ingente competencia -por mucho que se nos alardee de creación empleo, todos sabemos que lo que se está creando dista mucho de ser un 'empleo'-, como para, a la mínima de cambio, dejarlo todo por amor. Puede que hace décadas, ya unas cuantas, un simple 'ven' -del hombre a la mujer, no se olviden- era suficiente para romper con toda la rutina, pero ahora... ¿Y si lo cambiamos por un 'si tú me dices ven, lo pensamos y quedamos a medio camino'? Como letra musical no cuadra mucho, pero como experiencia vital es tremendamente más justa.
No deja de sorprendernos la capacidad de algunas famosas para abandonarlo todo por amor. A nadie se le escapa que la vida personal y familiar debe estar por encima de todo y que ningún trabajo debería interferir con ello por muy bueno que sea, pero de ahí a dejarlo todo para convertirse en 'esposa de' hay un paso importante. Nos sorprende la facilidad con la que Sara Carbonero ha renunciado a su vida profesional actual en pro de la de su pareja, Iker Casillas, desterrado del Real Madrid y nuevo fichaje del Oporto. ¿Acaso el trabajo de él es más importante que el de ella? ¿Acaso no había una forma intermedia de solucionar el problema? ¿Acaso Portugal está tan lejos de Madrid? Claro que lo que un futbolista lleva a casa a fin de mes no tiene nada que ver con lo que pueda conseguir una periodista. Total, ella solo ha estudiado una carrera. Él da patadas a un balón.
Nos gusta pensar que la decisión no fue sencilla y que Sara luchó hasta el último momento para tratar de buscar una tercera vía, pero que, al final, los intereses de su hijo hicieron que claudicara y pidiera la marcha de Mediaset, y seguramente así fue. En pleno siglo XXI todavía son las mujeres las que renuncian a parte de su vida para el criado de sus hijos. Lo vemos a diario, ya sea en los dramas alrededor el embarazo de una presidenta de Comunidad autónoma -como si eso fuese un impedimento, como si no pudiese dejar el mando en manos de un vicepresidente durante el tiempo que legalmente le corresponda- o en las ofertas de trabajo que exigen no tener hijos y no querer tenerlos en el futuro por unos magníficos 400 euros al mes. Podría ser peor. Podrían pedir que renunciara al sufragio y solicitara permiso por escrito a su padre o marido para poder acudir a su puesto de trabajo.
Ante esta situación, con las mujeres todavía luchando por una igualdad laboral y social real, ¿qué ejemplo dan movimientos como los de Sara Carbonero? O los de Pilar Rubio, que ya se plantea también su abandono de la televisión para seguir a Sergio Ramos en el que sea su futuro profesional. De nuevo, ella sería la que renunciaría a todo. Sin duda, su situación económica se lo permite y el amor a su familia se lo avala, pero, ¿cuándo veremos a un famoso, hombre, comportándose de la misma forma? ¿Es casual que estos dos casos estén relacionados con el mundo del fútbol? Hasta lo que nosotros sabemos, infinidad de celebrities -cantantes y actores sin ir más lejos- pasan largas épocas separados de sus parejas por motivos laborales y continúan haciendo una vida familiar normal. ¿Por qué las novias de los futbolistas no? ¿Acaso las WAGs están hechas de otra pasta? Eso debe ser...