La industria del automóvil acaba de conseguir un plan de incentivo para impulsar las ventas de coches en España (el Plan PIVE) y todos los negocios -concesionarios, fabricantes, talleres, aseguradoras…- lo aplauden con optimismo tras el gran susto de la subida del IVA de septiembre, que originó el peor mes de la historia en ventas en España. Pero la gran batalla del sector no es ésta. La caída de las exportaciones (-21,28% en el primer semestre), hacia donde se dirige un 85% de la producción española de coches, y el recorte de la producción de sus 15 fábricas (-18,34% de enero a junio) han hecho sonar las alarmas en el sector y están obligando a replantear de arriba abajo los costes de fabricación, un punto que choca de bruces con la actual reforma energética.
"La deuda que arrastran las eléctricas por culpa del déficit de tarifa es enorme, de más de 24.000 millones de euros. Lo tienen que arreglar. Pero el Gobierno no lo puede solucionar con tasas que afectan a los coches. Nosotros somos ajenos al lío del déficit de tarifa", explica en una entrevista Mario Armero, vicepresidente de Anfac, la principal patronal del sector que agrupa a los grandes grupos automovilísticos extranjeros con intereses en España (PSA Peugeot Citröen, Mercedes-Benz, Renault, Seat, Ford, GM, VW...).
La reforma energética en marcha, cuyo plazo de enmiendas finaliza este 18 de octubre, podría llegar a encarecer entre un 4% y un 8% los costes energéticos de la producción de los coches, según calcula Armero. Los costes energéticos son relevantes en la fabricación de un vehículo, con un peso de entre el 4% y el 6% sobre los costes totales."El Gobierno está penalizando a una industria que está en riesgo", añade. La reforma energética incluye un impuesto eléctrico del 6% a la producción energética con plantas de cogeneración (utilizadas por Seat, GM...) y el llamado céntimo verde que encarecerá el gas industrial un 7%, a partir de enero de 2013.
"Nuestros costes energéticos son ya un 8% superiores a los de Alemania"
"Nuestros costes energéticos son ya un 8% superiores a los de Alemania. Y esto no puede ser. Somos cada vez más vulnerables. Perdemos competitividad. Estudiemos las implicaciones en la industria de este tipo de medidas".
La energía... Y la logística y los costes laborales, y...
Pero el problema de los costes energéticos es sólo una parte de un centenar de medidas que ha diseñado Armero bajo el nombre Plan Tres Millones. Éste pretende dar un vuelco a la industria y frenar el caos que viven las fábricas en España. Éstas llevan haciendo ajustes de plantilla y de producción desde hace casi dos años (se han perdido más de 11.000 puestos de trabajo). Pero con la caída de ventas en Europa, mercado al que se dirige casi toda la producción española de vehículos, la situación exige un compromiso mayor por parte del Gobierno. "De los principales mercados, sólo Reino Unido crece. Francia, Italia, e incluso, Alemania, están en clara desaceleración".
Este plan aún no se ha presentado en sociedad, pero se trata de un documento de unas 100 páginas, cuyas medidas giran en torno a que España ponga sus fábricas a funcionar a todo gas. Es decir, pretende impulsar, sin una fecha concreta, la producción hasta su record de tres millones de unidades, conseguidos a medidados de la década pasada, que contrastan con los casi dos millones de producción previstos para este año (423.000 vehículos menos que en 2011).
El plan del principal lobby automovilístico persigue reformas logísiticas, energéticas, industriales, comerciales... El objetivo es que España sea más competitiva, sea capaz de atraer las inversiones extranjeras de los gigantes del automóvil, que las fábricas españolas trabajen a pleno rendimiento y que las exportaciones apunten a nuevos mercados. En este sentido, además de la revisión de costes energéticos, Armero pide medidas que abaraten los costes logísiticos (la liberalización de los puertos españoles, corredores ferroviarios de transporte, etc.), más reformas laborales; y llegar a acuerdos comerciales internacionales (Japón, India, norte de África, Corea...).
"Las primeras reacciones al Plan Tres Millones son buenas: el Gobierno nos ha dicho que lo va a estudiar"
Las negociaciones con el Gobierno acaban de empezar. "Será un proceso lento, pero las primeras reacciones son buenas, nos han dicho que lo van a estudiar", explica Armero a raíz de los primeros contactos y negociaciones mantenidas con José Manuel Soria, ministro de Industria, hace unos quince días. Ahora está cerrando agenda con Economía, Fomento, Hacienda, Medio Ambiente e Interior y con los grupos Parlamentarios para seguir el roadshow del plan.
A imagen de Obama
"El plan es ambicioso porque queremos que el Gobierno trabaje por una política industrial transversal, como ha hecho el presidente Obama en Estados Unidos. Primero se determinan qué sectores tienen futuro, y luego se aplican políticas transversales. ¿O queremos ser un país de spa?".
En España, no hay duda de que el sector del automóvil es estratégico. Es el segundo país productor de vehículos de Europa, aporta el 10% del PIB, representa el 18% de las exportaciones, da empleo a dos millones de personas, es el tercer sector industrial que más invierte en I+D y es una palanca de riqueza, tanto para el sector privado (los seguros del automóvil facturan 11.000 millones, los componentes 25.000 millones....) como para las arcas del Estado (efecto recaudador de 24.000 millones anuales).
"España perderá este año su presencia el G-10 de producción: Canadá y México nos ganan, y a lo mejor también, Francia"
Pero perdemos competitividad en la producción mundial. "Este año dejaremos de estar en el G-10 de países productores. Canadá y México nos ganan, y a lo mejor Francia también. España necesita poner en valor el potencial del automóvil para poder competir".
Es cierto que España sigue recibiendo buenas noticias. Los gigantes Nissan e Iveco, por ejemplo, han anunciado 800 millones de inversión en nuestro país. Pero la incertidumbre y las nuevas políticas del Gobierno hacen que los grandes grupos sigan lanzando sus amagos y amenazas con retirar producción o cerrar centros de producción si no se reducen costes de producción. La francesa PSA ha dicho recientemente que a la hora de realizar ajustes mirará más a Madrid que a París, por ejemplo; y Renault España acaba de poner sobre la mesa un plan con nuevos ajustes laborales para ganar adjudicaciones de producción y competir con otras fábricas mundiales de Renault.
¿Más tasas?
"La industria del automóvil necesita revisar a la baja los costes, pero la situación es tal que ahora más que luchar por una rebaja casi tengo que luchar por evitar que nos impongan nuevos impuestos", explica el directivo, en referencia, no sólo por la reforma energética -que afecta a los costes de la producción-, sino a una tasa nueva, de unos 40 euros anuales, que parece que el Gobierno quiere imponer por la posesión de un vehículo.