La gran batalla de los fabricantes de automóviles, agrupados en Anfac, pasa por reducir al máximo los costes de producción y atraer la inversión extranjera perdida, con el fin de que las fábricas españolas puedan funcionar de nuevo a todo gas. Pero su plan choca con la reforma energética en marcha, ya que encarecerán los costes energéticos hasta un 8%, según explica a este periódico Mario Armero (ex General Electric y ex Ezentis), vicepresidente de la patronal.