Que Porsche es la marca de los coches deportivos por excelencia no es nuevo. Ya sea en sus míticos 911, en los más “jóvenes” Boxster/Cayman o en la berlina de cuatro puertas Panamera, la deportividad está presente de una u otra forma. Llevarla a un modelo del segmento SUV como el Cayenne podría parecer más complicado, pero Porsche es Porsche, y en la recién estrenada tercera generación el Cayenne Turbo cumple con todo lo que un Porsche debe ofrecer. En este caso una altísima dosis de deportividad pero combinada con un lujo en la vida a bordo como si de la más refinada de las berlinas se tratase. Cabe esperarlo, no en vano su precio supera los 160.000 euros.
Entrando en detalles, esta tercera generación del Cayenne crece hasta los 4,92 metros de longitud, más de seis centímetros de ganancia frente al anterior, y muestra un diseño muy continuista, algo habitual en una marca que ha sabido mantener en su más mítico modelo, el 911, los trazos básicos del modelo original. Aun así, a simple vista hay diferencias marcadas, sobre todo en la zaga, donde estrena nuevos pilotos más delgados que marcan mucho la personalidad estética del nuevo Cayenne.
Aunque el Cayenne Turbo es la versión de referencia en cuanto a prestaciones, los tres disponibles en el lanzamiento cuentan con importantes mejoras en el chasis, buscando siempre un notable comportamiento en carretera. Imprescindibles sobre todo en el Turbo, provisto de un motor V8, cuatro litros de cilindrada y dos turbocompresores que dan una potencia máxima de 550 CV. Con semejante cifra, asustan sus datos de prestaciones: 0 a 100 km/h en 3,9 segundos y 286 km/h de velocidad máxima.
Para que todo ese potencial se traslade con la máxima eficacia al asfalto, por primera vez el Cayenne Turbo adopta un eje posterior con dirección eléctrica, un sistema que permite mejorar la estabilidad en curva a alta velocidad. También dispone de un sistema electrónico de barras estabilizadoras activas que compensa el balanceo de la carrocería en las curvas así como una suspensión de muelles neumáticos compuesta por elementos neumáticos con tres cámaras de aire. Todo, para que en carretera el comportamiento del Cayenne esté a la altura de lo que debemos esperar de un Porsche por muy SUV que sea.
En la parte trasera encontramos un alerón móvil en la parte final del techo para aumentar el apoyo aerodinámico sobre el eje trasero y ayudar en las fases de frenada. Según Porsche, gracias a él, la distancia de frenado de 250 a 0 km/h se reduce en dos metros.
Como verdadero SUV que es, el Cayenne ofrece también diferentes modos de conducción fuera del asfalto. Modos que actúan sobre la altura de la suspensión y el control de tracción sobre todo, y que se denominan Gravel (grava), Mud (barro), Sand (arena) y Rocks (rocas).
Si dinamicamente el nuevo Cayenne mejora frente a su antecesor, también lo hace en confort interior. No destaca por ofrecer uno de los más amplios interiores, pero muestra ahora una ganancia más que significativa, sobre todo donde más falta hacía, en las plazas traseras. En ellas, además, se puede regular la posición de la banqueta y poder llegar a contar con un maletero de hasta 770 litros de capacidad.
El interior del Cayenne estrena un sistema multimedia asociado a una pantalla de 12,3 pulgadas similar a la del Panamera , incluyendo de serie, y a diferencia lógicamente de aquel, una aplicación denominada Offroad precision que permite documentar la conducción que se realiza fuera del asfalto mediante grabaciones de vídeo para, según Porsche, que el conductor pueda mejorar sus habilidades en conducción en campo.
Entre los sistemas de seguridad y de ayuda a la conducción que puede llevar son destacables el sistema de visión nocturna mediante infrarrojos, la alerta y el asistente de mantenimiento de carril, el sistema de reconocimiento de señales de tráfico, la alerta por presencia de vehículos en el ángulo muerto de los retrovisores y el programador de velocidad activo. También cuenta con ayuda al aparcamiento con sensores delanteros y traseros y una red WiFi.
