Análisis

La familia Sumarroca y “Cataluña será un negocio o no será”

   

  • Carlos Sumarroca Claverol, junto a su padre Carlos Sumarroca Coixet a la salida de la Audiencia Nacional.

Fue Josep Torras i Bages, obispo de Vic -donde murió en febrero de 1916- y gran propagandista del catalanismo tradicionalista y católico de su época, el autor intelectual de la divisa “Cataluña será cristiana o no será” que, esculpida en la fachada del monasterio de Montserrat, ha sido compendio de la forma de pensar del catalanismo político conservador de siempre. Aquel lema se ha convertido recientemente, más o menos desde el escándalo de Banca Catalana, en el motto del sector negocios de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) bajo la variante de “Cataluña será un negocio o no será”, perfecto trasunto de esa Cataluña independiente entendida como promesa de business sin fin por la colla empresarial anexa a la Generalitat, o la patria como fuente generadora de ingresos para la cuenta de resultados de unas elites acostumbradas a plantar su tienda de campaña junto al sol que más calienta.

De aquella aportación teórica al futuro de Cataluña que fue el “Programa 2000” de Jordi Pujol, cuando don Jordi era el auténtico guía espiritual del nacionalismo y no el chori acaparador de fortunas y evasor de impuestos que ha resultado ser, nació la obsesión nacionalista por ocupar todos los espacios públicos y sociales de Cataluña, particularmente los medios de comunicación y los sistemas financiero y educativo. Una de las ramas de aquel árbol fue la Fundació Privada d'Empresaris (FemCat), Fem Catalunya, Hacer Cataluña, el lobby de pequeños y medianos empresarios nacido en 2004 que apoya los planes secesionistas de Artur Mas: "El nostre país necesita un marco de competencias más amplio y una mayor capacidad normativa que en estos momentos no tiene. La actual organización política del Estado y el marco jurídico estatutario no han permitido resolver estos problemas (…) Por esta razón hemos creado FemCAT, una asociación independiente (¡!) de cualquier partido político (…) Desde FemCAT nos proponemos dedicar tiempo, recursos y conocimientos para que nuestro país pueda dar un paso adelante en los próximos 10 años (2004-2014)”. La entidad, que no hace público su presupuesto, utiliza en su web únicamente catalán e inglés, toda una declaración de intenciones.

El actual presidente del lobby es Ramon Carbonell, elegido en la asamblea del 22 de enero de este año, que sucede en el cargo a Miquel Martí, presidente del Grupo Moventia. Por el cargo han desfilado también Joaquín Boixareu, Josep Mateu y Carles Sumarroca. Tras los nombramientos de enero, la nueva cúpula de FemCat se fue a cenar con el presidente Mas, y con el conseller de Empresa y Ocupación, Felip Puig, perfecto conocedor de las aguas fecales que circulan por las sentinas de CDC. Presentados los cambios como una revitalización del lobby secesionista, la pura verdad es que la Fundació ha ido para atrás como el cangrejo, pasando de las grandes expectativas a las modestas realidades. Con el paso del tiempo se ha puesto de manifiesto el deseo de algunas de las grandes familias empresariales que apoyaron inicialmente el proyecto de hacerse a un lado, que es lo que de forma paulatina han venido haciendo sus más notorios representantes iniciales. Durante la presidencia de Martí el grupo ha perdido incluso presencia mediática, cosa casi milagrosa teniendo en cuenta el férreo control que el nacionalismo ejerce sobre los medios. FemCat languidece.

Los matrimonios de Boixareu y Marga Fiol y Urdangarin y Cristina de Borbón mantenían tal grado de amistad que solían compartir vacaciones de sky en Baqueira

El who’s who del lobby independentista sería merecedor de un repaso, siquiera somero, que los límites de este artículo no permiten. Curioso el caso de Boixareu (grupo Irestal), primer presidente de FemCat que, íntimo de Iñaki Urdangarin, ha acabado imputado en el caso Nòos. Fue precisamente Joaquín quien, a petición de Iñaki, creó la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social como heredera del Instituto Nóos, y él fue quien depositó los 30.000 euros necesarios para ponerla en marcha. Los matrimonios formados por Boixareu y Marga Fiol y Urdangarin y Cristina de Borbón mantenían tal grado de amistad que solían compartir vacaciones de esquí en Baqueira además de frecuentes escapadas al extranjero. La gran aventura del citado consistió en prestarse al intento de asalto a la patronal Foment del Treball en las elecciones de 2010, vieja aspiración del pujolismo que se encargó de orquestar Carles Sumarroca, alto cargo entonces de la patronal, urdiendo en la sombra una candidatura de la que él mismo formaba parte. El entonces presidente de Foment, Juan Rosell, después presidente de la CEOE, barrió de un plumazo una pretensión que hubiera llenado de felicidad al nacionalismo.

Tras el episodio de Foment, Sumarroca buscó acomodo en el liderazgo de FemCat. Estamos quizá ante la familia que mejor representa los “valores” del empresariado independentista catalán. Vicepresidente de Comsa-Emte, Carles Sumarroca Claverol es hijo de Carles Sumarroca Coixet, cofundador de CDC y mano derecha de Jordi Pujol, además de uno de sus más estrechos colaboradores en el mundo de los negocios. Algunos dirían que se trata simplemente del testaferro de la fortuna de la familia Pujol. El apellido Sumarroca encarna hoy esa conjunción casi astral entre empresa y nación, entre patria y negocio, que distingue a un empresariado aferrado a las faldas de la elite nacionalista dispuesta a dar vida a la “República Catalana del Tres por Ciento”, un grupo con vocación clientelar del que forma parte gente tan significativa como Felip Massot (constructora Vertix). Informes policiales sugieren que Massot “actuaría como fiduciario de la economía personal de Artur Mas, disponiendo de una cuenta corriente en el mismo banco HSBC donde el padre de Mas tenía un saldo cercano a los dos millones”, y, a otro nivel, tipos como Artur Carulla, Agrolimen (Gallina Blanca, Pans & Company, etc.), un grupo siempre con la Agencia Tributaria en los talones: “En la transmisión de paquetes accionariales de Agrolimen, los Carulla tomaron un atajo que les permitió defraudar al Fisco” según los técnicos de Hacienda.

Sazatornil y “La Escopeta Nacional”

En FemCat se hacina la última hornada de esa manera de hacer negocios que tan acertadamente definió el gran Sazatornil en La Escopeta Nacional, línea continua de una forma de entender la actividad empresarial –muy española por otro lado, tan cercana en fondo y forma a ese capitalismo castizo madrileño, capitalismo de amigos, que representa como pocos el presidente de ACS Florentino Pérez-, como un apéndice del poder público, y cuyo padre putativo en la Cataluña moderna es el Pujol de Banca Catalana y la cohorte comandada por Macià Alavedra, alto dirigente de CDC y número dos del Gobierno Pujol durante años, que, como el propio Jordi, ha terminado admitiendo haber blanqueado dinero en paraísos fiscales desde siempre. El caso Pretoria fue, por eso, el ensayo general de lo que había de venir. Aquel asunto de corrupción urbanística en el que siguen imputados los dos hombres que se sucedieron como mano derecha de don Jordi entre 1980 y 1997, Lluís Prenafeta y Macià Alavedra, iba a marcar el futuro del nacionalismo catalán versión negocios.

Las constructoras de los Sumarroca han sido las más favorecidas por los concursos de obras públicas en Cataluña durante los gobiernos de CiU, tanto con Pujol como con Mas

La situación de dependencia en que viven no pocos de los empresarios de FemCat de la Administración catalana y de las mordidas de la Generalitat (el famoso 3%, que ahora, y gracias al alcalde de Torredembarra, Daniel Masagué (CDC), hemos sabido era y es del 6%), ha llegado al paroxismo con los Sumarroca, una familia que literalmente ha tenido la Generalitat a su servicio. Sus constructoras –Teyco y Comsa-Emte– han sido las más favorecidas por los concursos de obra pública en Cataluña durante los gobiernos de CiU, tanto con Pujol como con Mas, y los favores convergentes a la familia son incontables. Gracias al sumario del caso Innova, una maraña que un Juzgado de Instrucción de Reus lleva años intentando desentrañar, sabemos que el Departamento de Salud de la Generalitat hizo lobby para conseguir que Teyco lograra contratos para construir centros médicos en Costa Rica, algo que el juez Diego Álvarez de Juan juzga “insoportable desde el punto de vista ético y habrá que investigar si lo es también desde el punto de vista legal”. Siempre la obra pública y las comisiones ilegales entre CDC y los Sumarroca. Un juzgado de El Vendrell investiga ahora el pago de 581.000 euros desde filiales de Teyco a dos empresas del citado Masagué (“Es un buen amigo mío, lo conozco desde hace muchos años”, afirmó Felip Puig con Masagué entre rejas). En el caso Torredembarra está imputado Jordi Sumarroca Claverol, del mismo modo que su hermano Carles lo está en el caso Pujol por el pago de comisiones ilegales a Jordi Pujol Ferrusola.

La lista de favores entre ambas partes –que incluyen hasta el rescate de una autopista- se haría interminable, en una línea de continuidad que viene a confirmar esa sospecha tan extendida en Cataluña según la cual detrás de la familia Sumarroca y sus negocios está la familia Pujol y posiblemente también la familia Mas. Presuntamente, siempre presuntamente. Los omnipresentes Sumarroca han sido también protagonistas, a través de FemCat, en Spanair y ATLL, dos de los “éxitos” que se ha apuntado el aspirante a presidente del Estado catalán. Comsa-Emte, que ahora controlan los Miarnau (70%), sigue sin levantar cabeza tras haber perdido casi 200 millones en los dos últimos ejercicios y haber despedido a un tercio de su plantilla. Ni con toda la ayuda del Govern. Lo divertido del caso es que el Diario Oficial de la Generalitat del 20 de diciembre de 2014 recogía un listado de personas físicas y jurídicas a los que en dos ocasiones la Agencia Tributaria de Cataluña había intentado notificar, sin éxito, actos administrativos ligados a la liquidación y recaudación de impuestos. En esta lista se encontraban Carles Sumarroca Coixet y sus hijos Carles, Albert y Jordi. Ni en la República de Panonia cabría imaginar situación tan hilarante.

La “suerte” de los Sumarroca crea escuela

Como es de imaginar, la buena “suerte” de los Sumarroca con la Generalitat ha creado escuela entre esa empresa familiar de facturación modesta y con escasa capacidad para competir y generar negocio fuera de Cataluña. Un tipo de negocio que sigue mirando con nostalgia ese proteccionismo por el que tanto industrial catalán ha luchado a lo largo de la historia de España. La otra variante, si bien escasa, es la de aquellos que tienen sus empresas en el extranjero y cuyos ingresos no dependen de las ventas en Catalunya y resto de España (caso de Grifols), que pueden permitirse el lujo de ser independentistas y hasta cantantes de ópera. Ni que decir tiene que son numerosos los empresarios que, sintiéndose nacionalistas, rechazan la secesión por los riesgos que una independencia traumática acarrearía para su actividad. Es el caso emblemático de La Caixa, el gran acorazado económico y financiero catalán a cuyo frente pilota un experto marinero en navegar entre bajíos como Isidre Fainé. El purpurado Fainé tiene a Salvador Alemany, Abertis, como presidente del “consejo asesor” de Artur Más, mientras en silencio prepara para el otoño la compra de un nuevo banco peninsular para acentuar definitivamente la “españolidad” de la institución.

De modo que no es que los Sumarroca sean “uno de los principales financiadores del plan de la independencia de Cataluña”; es que han sido y son el vehículo utilizado por los capos de Convergencia para supuestamente enriquecerse y de paso financiar las actividades del nacionalismo por la vía de la extracción de dinero público derivado hacia fines privados. En realidad ya sabemos que el gran financiador del independentismo catalán es el Estado español y su FLA. En pleno órdago secesionista, el Gobierno Rajoy, tan vituperado por el nacionalismo de derechas y la banda de música de izquierdas que le acompaña, acaba de tender la mano una vez más al Govern, elevando la financiación a esa Comunidad en un 12,12% frente al 8,74% de incremento para la media de las CC.AA. De los 7.455 millones que aumenta la financiación autonómica para 2016, los catalanes se llevarán el 25%, unos 1.861 millones más, como el miércoles escribía aquí Antonio Maqueda. Por el camino, los Sumarroca se han hecho ricos, francamente muy ricos. En realidad es dinero español el que en gran medida financia a los Sumarroca, a los Pujol y a los Mas. Y sí, estos son los “empresarios” que quieren “regenerar Catalunya i d'aquesta manera no perdre competitivitat com a país, assolint els nivells gde progrés i benestar dels països moderns”, porque está claro que para ellos España no es un país moderno. A este lado del Ebro se roba poco y mal.

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