La intervención de la Guardia Civil de ayer en la sede de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), entre otros varios lugares, con la detención de su tesorero, Andreu Viloca, pilló por sorpresa al alto mando convergente, enfrascado como estaba en el festejo de la firma del decreto de constitución del parlamento de Cataluña para la XI legislatura. Esta vez el honorable Arturo (“estoy súper tranquilo”) no pudo presumir de filtración de periodistas anunciando la redada, como ocurriera cuando, a finales de agosto pasado, la Guardia Civil invadió ya el territorio convergente en busca de pruebas del “vostès tenen un problema, que es diu 3 per cent”, de acuerdo con la célebre frase lanzada cual pedrada por Pasqual Maragall ante la misma jeta del sorprendido y ofendido Mas.
La iniciativa de la Benemérita llevándose por delante al tal Viloca y a gente tan principal en el entramado convergente como Josep Antoni Rosell, actual director de GISA, la empresa de la Generalidad que impulsa la obra pública autonómica, ya se pueden hacer una idea de lo que en realidad “impulsa” GISA, ha venido a poner de relieve, o a devolver a la realidad, según se mire, la anomalía democrática de una Cataluña víctima de la corrupción galopante practicada durante décadas por unas élites empeñadas ahora en el más difícil todavía de la independencia, en un intento, que de eso se trata, de huir de sus responsabilidades o, en román paladino, de dar esquinazo a la amenaza de cárcel, que es donde suelen terminar quienes, en cualquier país civilizado y con división de poderes, vulneran la Ley con premeditación y alevosía.
Ni siquiera el independentista más enragé puede ignorar ya que lo de la Cataluña del pujolismo es corrupción a palo seco
La carga de la brigada ligera del tricornio permitió calibrar de nuevo la calidad de roca que compone el rostro pétreo de Mas y sacar a relucir otra vez algunos de sus afamados tópicos, esas cansinas disculpas de trilero pillado en renuncio (“CDC y yo mismo somos objeto de caza mayor”), la apelación al victimismo de quien no acostumbra a que nadie le pida cuentas, la sonrisa tan falsa como fácil, la imperturbable verborrea, el mentón inhiesto de un personaje que reclama a voz en grito un análisis psiquiátrico capaz de desentrañar la doble o triple personalidad del tipo que se ha creído a pies juntillas su alucinante monserga y para quien ya pueden caer chuzos de punta que él seguirá a lo suyo, caminando en el alambre del prusés al borde del precipicio.
El Movimiento Nacional catalán sigue a lo suyo, ajeno al asombro que produce entre quienes observan la enfermedad desde cerca. Reiteración del lenguaje falsario al que nos tienen acostumbrados. Manipulación de la realidad. Tergiversación factual y conceptual. Ellos siguen siendo “el pueblo catalán”. Los votos de JxSí son los únicos que cuentan, porque son de una calidad superior a la del resto. Ellos han ganado las recientes autonómicas aunque hayan perdido en votos y escaños; ellos son “la realidad catalana expresada en las urnas” (sic) que ayer decía el bribón de Arturo; ellos, quienes deciden “lo que interesa a los ciudadanos de Cataluña (también sic).
Constatación de que la Falange independentista -las huestes de JxSí, con el añadido de las CUP de Fernández & Baños & Co.- marcha prietas las filas, recias, marciales, decididas a llevar su envite hasta el final, con el aliento entusiasta de la mayor parte de los medios de comunicación catalanes -excepción hecha de algún honroso caso que en internet es capaz de mantener la vista lejos del fuego fatuo- y de buena parte del establishment empresarial catalán, incapaz, increíble a estas alturas, de acabar con la ensoñación de un plumazo, negados para la sensatez como están por la fuerza narcótica de un discurso que a lo largo de los tiempos no ha sido capaz de acarrear más que sangre, sudor y lágrimas por donde pasa.
San Benito de Bages, el círculo mágico del independentismo
A principios de esta semana y en el monasterio de Sant Benet de Bages, precioso recinto románico del siglo X tomado por el independentismo como una especie de círculo mágico, Stonehenge capaz de aunar en una sola llama los delirios patrióticos de los siervos del 3%, se reunían una treintena de empresarios catalanes convocados por ESADE para celebrar una especie de conjura, dar un impulso, la guerra total que dijo el infausto cuando el Tercer Reich agonizaba, al prusés, porque, “en circunstancias tan difíciles como las que estamos atravesando, es preciso prestar un apoyo sin ambages a nuestro presidente”, un apoyo redoblado y sin fisuras al Gran Timonel, y fue en Sant Fruitós de Bages y allí estaba Felip Puig, el organizador, el hombre manchado por el 3% hasta las orejas, oficiando de mantenedor de los juegos florales del secesionismo, y por allí andaba el inevitable Carulla –ya saben, el Avecrem, la Gallina Blanca y por ahí-, Rodés, Martí, Abad, etc., todos con el rostro compungido y la determinación de inmolarse -que habrá que verlo, doble contra sencillo a que no-, porque nuestro presidente lo está pasando molt malament.
La iniciativa de la Benemérita pone de relieve la anomalía democrática de una Cataluña víctima de la corrupción galopante
Por una de esas paradojas entre lo hilarante y lo ridículo que proporciona el nacionalismo en este arranque del siglo XXI, resulta que “Los encuentros de Sant Benet” que organiza ESADE se habían suspendido desde que ocurriera el accidente que acabó con Jordi Pujol por el fango. Empeñada en prologar el debate identitario catalanista, la escuela había centrado esos encuentros en torno a una tal “cátedra de Liderazgo y Gobernanza Democrática” cuyo titular era precisamente el gran Jordi Pujol. En septiembre del 2012, don Pujolet protagonizó con Javier Solana un debate tan encendido en torno a lo de siempre, la independencia de Cataluña, que al finalizar la sesión se vio obligado a pedir disculpas al socialista “por la vehemencia de los argumentos utilizados”. Resultó que un año después don Jordi reconocía que su familia defraudaba al fisco como propietaria de cuentas corrientes en el extranjero. Triste sino el del padre de la patria catalana. Los de ESADE han dicho, por eso, que los encuentros de este año son a puerta cerrada y para un número restringido de patriotas. Ya le vale a ESADE.
El segundo golpe de la Guardia Civil sobre los patrocinadores del 3% puede haber resultado, por eso, demoledor para las aspiraciones del cada día menos honorable Mas y la cohorte que le rodea. Porque el fenómeno de la corrupción clientelar que atenaza a la Cataluña nacionalista es tan abrumador, tan evidente, tan palmario, que ni siquiera el independentista más enragé puede ignorar ya que lo de la Cataluña del pujolismo y aledaños es corrupción a palo seco, corrupción de tomo y lomo, y no va a haber manera, ni recurriendo a mil subterfugios, de hacer que los radicales comunistas de la CUP voten no ya la investidura de Arturo Mas, el portaestandarte del pudridero, sino la de nadie que tenga que ver con la casa de latrocinio que durante décadas ha sido Convergencia Democrática de Cataluña. Vostès tenen un problema, que es diu 3 per cent.