Análisis

Salgado o cómo mendigar un sillón por el Ibex

    

  • La ex vicepresidenta económica del Gobierno de Zapatero, Elena Salgado.

Hubo un tiempo en el que sus llamadas se hacían desde un teléfono rojo. Y del otro lado se escuchaban pocas negativas. La más sonada, la que le soltó Francisco González cuando se negó a alicatar 'su' BBVA de 'bankias'. FG no colaboró en la famosa imagen de Rodrigo Rato dándole, tan contento, a la campana. Pero sí el resto del Ibex. “No se le podía decir que no a la 'vice'”, recuerda estos días uno de los ejecutivos que, tras la pertinente (y presionante) llamada de Elena Salgado, en su papel de mandamás económico de la última etapa del Gobierno Zapatero, tuvo que participar en el salto al parqué de Bankia. Entonces, julio de 2011, un asunto de Estado. Hoy, todo un mausoleo al fiasco financiero.

Aquel episodio escuece aún en la epidermis de muchos despachos del Ibex. Allí donde ahora se suceden las quejas por los millones (centenares en algunos casos) invertidos (dilapidados) en la controvertida OPS. Allí donde ahora vuelven los mensajes de Salgado. Esta vez sin un teléfono rojo de por medio. Sin tono de ordeno y mando. La vida es larga. Y la ex política habla desde el envés del poder. Con poco margen para presionar y mucho para mendigar apelando a galones de tiempos pasados.

Salgado pronto se instaló como profesional de las puertas giratorias. Al poco de salir del Gobierno, pese a que su legado nos había dejado al borde de país marioneta a punto del rescate de Bruselas, la mano derecha de ZP se apresuró a buscar acomodo en el consejo asesor de Abertis y de la filial chilena de Endesa. Los movimientos no gustaron en el PSOE. En Ferraz se consideró su conducta poco ética. Pero Salgado siempre presumió del salvoconducto de legalidad obtenido desde la oficina de conflictos, dependiente del Ministerio de Administraciones Públicas, comandado en esas fechas por Flor López Laguna, que accedió a dicha oficina prácticamente a la vez que lo hizo Salgado al ministerio, en 2007.

Su llegada al consejo de Nueva Pescanova es un premio de consolación para la exministra. Un destino de segunda de su verdadero objetivo: el consejo de Criteria

Ya hubo sus más y sus menos con este gabinete de conflictos, cuando David Taguas dejó la Oficina Económica de Presidencia en 2008 y puso rumbo a Seopan. Entonces, muchas personas se rasgaron las vestiduras, entre ellas, algunas dentro de las filas socialistas, escandalizadas por el hecho de que el responsable de la materia gris económica; muñidor de leyes, propuestas, estrategias, etcétera del Ejecutivo se pasara al bando de los constructores, tan dependiente de la obra pública, las recalificaciones y las políticas de suelo, con armas y bagajes. Hasta la Wikipedia afirma que ese nombramiento fue "polémico". 

“Salgado tenía claro que, después de aquella tormentosa legislatura, su destino era el mundo privado. Quería hacer dinero”, explica algún antiguo compañero del PSOE. Enseguida (febrero de 2012) creó el vehículo. La consultora Elsa and Partners. Y Salgado se reconvirtió en asesora estratégica de todo tipo de sectores. Ya fuera en España, Europa o allende los mares. En la aventura le acompañan José Ramón Varela, abogado de la exvicepresidenta y Marco Bolognini.

Y es que los sillones de los consejos de administración son una gozada después de tantos meses de desgaste al frente de lo económico, pensaba entonces Salgado, como tantos otros políticos. Ahora, la apuesta por encontrar acomodo en alguna poltrona del Ibex se ha redoblado. Su llegada al consejo de Nueva Pescanova es un premio de consolación para la exministra. Un destino de segunda de su verdadero objetivo: el consejo de Criteria, la firma que administra las grandes participadas de La Caixa, entre ellas Caixabank. Sin embargo, la llamada a Fainé no tuvo éxito. No, al menos, el que buscaba Salgado. El banquero le hizo un agudo cambio de cromos: Nueva Pescanova por Criteria. El resto del G7 (el grupo de bancos que controla la empresa) ni se planteó el veto. “Sabíamos que una vez que se conociera su nombramiento, se generaría ruido porque saldría de nuevo el tema de las puertas giratorias”, se confiesa desde la banca. Pero Salgado tenía que estar en el consejo. Como Miguel Ruiz-Gallardón, primo del exministro. Fuera rubores.

Esta pasada semana se conocía que Salgado y sus nueve compañeros de consejo percibirán un máximo de 1,4 millones. 140.000 euros por cabeza tirando de simple división. Aunque la cifra cuadrada al céntimo no se concretará hasta una próxima reunión del sanedrín de la firma de los palitos de merluza. El nuevo puesto no ha cerrado el ciclo de llamadas de la exvicepresidenta. El rumor, avivado por varios frentes, no habla de buena salud en las cuentas de Salgado. De ahí el acoso y derribo por entrar en consejos de mayor postín. Varias empresas del Ibex han recibido mensajes suyos. Pero el personal no parece muy dispuesto a acudir al rescate de Salgado. La clave la daba un alto directivo estos días. “Lleva mucho tiempo fuera de la política, ya no pinta nada en el PSOE y apenas le quedan foros donde pueda ejercer influencia”. Malos augurios para darle otro empujón a la puerta giratoria de la ex ‘vice’.

@miguelalbacar

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