Después de los abultados descensos del miércoles negro y con la vista puesta en el Nikkei -que siguiendo a las otras plazas bursátiles, al cierre mostraba pérdidas abultadas superiores al 2%-, el repunte en la apertura y su continuidad durante la sesión permitía pensar en un rebote técnico para el que sin embargo resultaba difícil ver que los niveles se pudieran soportar en el corto plazo. De hecho son mayoría los inversores institucionales que han aprovechado las iniciales alzas para cierre de posiciones alcistas o incluso para inicio de estrategias vendedoras.
Más preocupante si cabe que las cuestiones técnicas resulta la cuestión de fondo, que no es otra que una revisión a la baja de las previsiones de crecimiento europeas tanto en 2014 como en 2015, apuntando incluso en algunos escenarios a una recesión. De concretarse tal circunstancia sería ya esta la tercera ocasión en que Europa intenta tomar pista y aborta el despegue de su economía. Sin duda preocupante, pues tiene implicaciones a su vez para el crecimiento global.
El Gobierno resta importancia a los recortes que finalmente han llevado al Ibex a mínimos anuales, pues dice que los fundamentos son sólidos y efectivamente no cabe atribuir al movimiento del mercado una u otra relación de causalidad en función de la posición política de uno. Pero no es menos cierto que los fundamentos no son sólidos. También en España sufrimos los efectos de la desaceleración y son abundantes los datos que amenazan nuestra economía.
Si las exportaciones españolas cayeron un 5,1% en agosto fue en realidad por la menor demanda en los mercados vecinos, sobre todo Francia, y el desplome de las ventas a algunos países latinoamericanos. Las ventas al exterior bajaron a 16.342 millones de euros mientras que las importaciones subieron un 0,5% a 10.114 millones, según cifras facilitadas el mismo miércoles por el Ministerio de Economía.
Parece que el superávit comercial vivido el año pasado quedará en un simple espejismo, recuperando nuevamente una situación grave habida cuenta de la situación de las cuentas públicas españolas: en datos acumulados, las exportaciones en los primeros ocho meses del año crecen aún un 0,9% hasta 147.192 millones de euros mientras que las importaciones aumentan un 5,8% generando una brecha comercial de 16.481 millones de euros, casi el doble que el déficit comercial en el mismo periodo del año anterior. Y no cabe señalar a enemigos externos como responsables de nuestra deficiente dependencia exterior.
Tampoco cabe responsabilizar a la Comisión Europea del hecho de que parte importante de la expansión internacional de nuestras empresas se haya realizado a golpe de incentivo fiscal. Resultado del esquema adoptado en España que permite a las empresas desgravarse en determinados casos el fondo de comercio financiero producido por la adquisición de participaciones indirectas en el extranjero, Telefónica, Santander o Iberdrola deberán devolver ciertas deducciones fiscales obtenidas con relación de adquisiciones en el extranjero. Algo que pesa también en la cotización de dichos valores y por extensión al Ibex.
Que el mercado pueda reaccionar al alza depende, de un lado, del comportamiento de los inversores norteamericanos y de que sus agentes económicos se calmen y estimen que las correcciones en los mercados no significan que la economía norteamericana esté en problemas; y de otro lado, de que los gobiernos europeos abandonen la actual complacencia en que se han instalado y retomen el ritmo de reformas estructurales y de equilibrio de las cuentas públicas, abandonando la esperanza de que será Mario Draghi quien hará el trabajo que solamente corresponde a los gobiernos. La experiencia nos dice que Europa reacciona y avanza en momentos de estrés, esperemos que también lo haga en esta ocasión.
*Javier Flores es el responsable del servicio de Estudios y Análisis de Asinver