Con la erradicación de la corrupción consistente el cobro de comisiones para financiar Partidos o simplemente enriquecerse, tampoco íbamos a mejorar mucho, en el mejor de los casos se abaratarán las obras públicas en un 5%. Bienvenido sea, pero así tampoco saldremos de pobres. Tenemos tanta tradición desde la picaresca, estamos tan corruptos, que nos hemos olvidado de lo que significa la misma palabra corrupción.
También es corrupción crear un servicio o instalación pública –polideportivo, aeropuerto, palacio de congresos, etc.– que nadie demanda ni va a usar
En efecto, hay corrupción cuando alguien más o menos burdamente roba caudales públicos, pero también es corrupción crear, supongamos que vigilando los presupuestos, cosa que tampoco suele suceder, un servicio o instalación pública –polideportivo, aeropuerto, palacio de congresos, etc.– que nadie demanda ni va a usar, o abusar de la libre designación para crear centenares de cargos de asesor de cualquier autoridad, o poner al frente de algún organismo o empresa públicos a un perfecto incompetente, aunque honrado y buen padre de familia, sin más méritos para desempeñar su cargo que su afiliación a un Partido o central sindical, de manera que en estos últimos años, en los que las empresas han debido efectuar ajustes de caballo que han implicado una inmensa destrucción de puestos de trabajo, el sector político no haya hecho sino crecer en número y prebendas, mantener un Senado absolutamente inútil para utilizarlo como cementerio de políticos acabados, permitir que los mismos diputados que aprobaron la rebaja de sueldos de los funcionario, aprobasen UNÁNIMEMENTE que esa rebaja no debía aplicarse a sus propias retribuciones y asumir que en España haya más coches oficiales que en Estados Unidos y financiar con fondos públicos a Partidos Políticos, Sindicatos y Asociaciones Patronales, que agradecen el detalle con el mayor de los oscurantismos en su contabilidad, lenta e ineficazmente auditada por el Tribunal de Cuentas, y que no sepamos cuántos préstamos concedidos por Bancos y extintas Cajas de Ahorros a los Partidos políticos no han sido pagados ni siquiera reclamados.
Corrupción es limitar, alegando control del gasto, las convocatorias de oposiciones para funcionarios de carrera, para luego contratar interinos a dedo
Corrupción es limitar, alegando control del gasto, las convocatorias de oposiciones para funcionarios de carrera, para luego contratar interinos a dedo, incluso para cargos tan importantes como jueces, según criterios de pura amistad, a los que luego se hace fijos por procedimientos de promoción interna mucho menos transparentes.
Corrupción es llevar a cabo una política fiscal basada en el principio de suficencia de ingresos abandonando el principio de justicia, por ejemplo duplicando el tipo del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales para compensar en su recaudación el hecho de que se hayan reducido a la mitad el número de compraventas de inmuebles o eliminando el factor corrector de la inflación a la hora de calcular plusvalías en el Impuesto sobre la Renta, o la mera existencia de los impuestos de Patrimonio y Sucesiones que son el ejemplo clásico de doble imposición confiscatoria, también la irresponsabilidad con la que la Administración, por sí y ante sí, establece valoraciones arbitrarias para bienes y derechos sobre las que se giran impuestos, valoraciones que luego no son admitidas por ella ni siquiera como garantía a efectos de un posible aplazamiento de la deuda tributaria. Y eso tiene un fácil remedio: establecer que la Administración esté obligada a adquirir del sujeto pasivo esos bienes por un importe equivalente por ejemplo al 85% de la valoración estimada administrativamente.
Corrupción es liquidar un impuesto a sabiendas que esa liquidación será anulada en caso de recurso pensando que ese recurso no se producirá
Corrupción es liquidar un impuesto a sabiendas que esa liquidación será anulada en caso de recurso pensando que ese recurso no se producirá porque su costo es superior a la cantidad liquidada, y corrupción es no aceptar a trámite una querella por prevaricación contra el funcionario que procede así.
Corrupción es sectorizar fiscalmente la Economía Española estableciendo disparidades entre diferentes Comunidades Autónomas que no hacen sino crear agravios comparativos y utilizar la educación para adoctrinar más que para formar, llegando incluso a falsear nuestra historia.
Corrupción es contemplar una Justicia que usa diferentes varas de medir según quien sea el encausado, consecuencia de que un Poder, el Judicial, dejó de ser independiente en cuanto sus órganos rectores se politizaron, mantener un elevadísimo número de aforados, detener a alguien arbitrariamente filtrando esa detención a medios periodísticos y audiovisuales para luego poner en libertad sin cargos a los detenidos y no informar de las puestas en libertad con el mismo detalle con que se informa de esas detenciones injustificadas y filtrar acusaciones antes de que ningún juez se haya pronunciado sobre ellas o sumarios teóricamente secretos y que no se exijan responsabilidades por esas detenciones arbitrarias ni por esas filtraciones.
Corrupción es que los funcionaros desempeñen su labor con dedicación muy inferior a los empleados en una empresa privada y la falta de educación y cortesía con la que la Administración se dirige a los administrados. Véase por ejemplo la prosa de cualquier escrito de la Agencia Tributaria.
Corrupción es cambiar las reglas de juego a mitad de partido condenando a la indigencia a proyectos empresariales de largo período de maduración
Corrupción es cambiar las reglas de juego a mitad de partido condenando a la indigencia a proyectos empresariales de largo período de maduración como son las compañías de energías renovables, hacer frente por la Hacienda Estatal a la amortización de Deuda emitida por Comunidades Autónomas sin el aval del Estado, aunque eso, además, es estupidez, porque si se hubiera emitido con ese aval se hubiera colocado a mejores precios y quizás no hubiera sido necesario su rescate.
Corrupción es intervenir a cencerros tapados en los nombramientos de la alta dirección de las empresas privadas, en especial si son periodísticas y ayudar o no económicamente a empresas en crisis según cuáles sean sus relaciones con el Poder.
En definitiva, resumiendo, hay dos tipos de corrupción, corrupción económica, hacer las cuentas al revés, buscando ingresos para cubrir unos gastos que, nadie sabe por qué, deben ser siempre crecientes y Corrupción social, odiar e impedir la existencia de un tejido social fuerte, de una sociedad civil estructurada y de unos cuerpos de la Administración independientes, capaces, todos ellos, de hacer frente a los déspotas.
En la obtención y gasto de los fondos públicos, todo lo que no sea Justicia, Control y Austeridad es Corrupción
Y esas dos se pueden volver a resumir en una, la corrupción sistémica, actuar sin aplicar, el dogma básico de que en la obtención y gasto de los fondos públicos, todo lo que no sea Justicia, Control y Austeridad es Corrupción.
Su coste es tan enorme que hace que la corrupción que sí parece que se está empezando a combatir, sea el chocolate del loro. Nuestro problema no es que tengamos personas corruptas en cargos públicos, es que estamos inmersos en un sistema corrupto y no se ve que ningún partido político esté dispuesto a llevar en su programa electoral acabar con todas esas lacras, parece que a nuestros políticos, si han de ser honestos, no les merece la pena dedicarse al “servicio público”.
Aquí se entra en política sin ninguna experiencia, ni valía posiblemente, para triunfar en cualquier otra actividad, el político español tipo nunca trabajó en otra cosa ni tampoco tuvo a su cargo nómina alguna y, sin embargo, cuando deja el cargo es inmediatamente contratado por grandes empresas para consejos o cargos a veces inventados ad hoc, en un procedimiento de puerta giratoria que es el ejemplo supremo de corrupción: pago de servicios prestados y/o búsqueda de mediación en corrupciones futuras.
Así nos va y posiblemente nos irá