Opinión

Borja Prado y la salida de Fainé de Gas Natural

No estaba prevista su salida de la presidencia de Gas Natural. Tanto es así, que algún consejero, al enterarse del terremoto pocas horas antes del toque de campana, soltó la

  • Isidro Fainé

No estaba prevista su salida de la presidencia de Gas Natural. Tanto es así, que algún consejero, al enterarse del terremoto pocas horas antes del toque de campana, soltó la manida frase: “Me estás tomando el pelo”. Nadie creía que Isidro Fainé, apenas un año después de su llegada a Gas Natural, iba a dejar la compañía. Sin aviso previo. Sin síntoma alguno del movimiento. No cuadraban los tiempos, pero tampoco la escenografía. La coincidencia con la salida de Rafael Villaseca, el CEO que estaba sentenciado desde el nombramiento de Fainé y la aparición del fondo GIP en el consejo de la gasista, desconcertó no sólo al sector. También dentro de la casa. “Gas Natural buscaba un consejero delegado, eso no era nuevo. Lo que nunca buscamos fue un presidente porque nadie discutía la continuidad de Fainé”, reflexiona estos días otro hombre fuerte de la compañía.

El movimiento se generó en la sombra, una vez que quedó despejada la hoja de ruta, en el corto plazo, de los cambios accionariales que iba a vivir la compañía. Un intercambio de sillones entre Repsol y el fondo CVC que dibuja un nuevo escenario en el juego de equilibrios (y de poder) dentro del Consejo de Gas Natural. La Caixa se mantiene como accionista mayoritario. Cierto. Tanto como que dos fondos, los citados GIP y CVC, sumen ese 40% del capital de la compañía, capaz de generar vetos y forzar decisiones para seguir el libreto de sus objetivos. En ese contexto se encuadra la salida de Fainé de Gas Natural. Una negociación en la sombra entre el banquero y los fondos, con CVC como gran artífice, pese a que en esos momentos aún no estaba anunciada –sí negociada con Repsol- su entrada en la compañía, de esos encuentros en los que Fainé conoció la nómina de nombres para sustituirle. Una lista en la que sobresalió Borja Prado, actual presidente de Endesa.

Ninguno de los dos fondos desdeña, más bien todo lo contrario, esa gran fusión entre Gas Natural y Endesa. Un puzzle político y empresarial tan difícil de encajar como sencillo de componer si el ministro Álvaro Nadal decide apostar por la necesaria existencia de un importante contrapunto a Iberdrola. Todo puede suceder en ese campo de batalla en que lleva meses convertido el sector energético. CVC y GIP apuestan por hacer crecer la compañía, por convertir a Gas Natural en un verdadero gigante energético, con una gran vocación de crecimiento internacional, de convertirse en referencia en el mercado latinoamericano y estadounidense, pero también con un enorme apetito por el tablero energético ibérico. “Liquidez, ambición y empuje no les falta”, aseguran desde el sector.

Fainé vetó a Prado, como también vetó al resto de nombres presentados como sus sustitutos. A cambio, llegó el pacto. Fainé designaba a su sucesor –al menos, en el corto plazo- a cambio de su salida de Gas Natural. Francisco Reynés se convirtió en el anillo concéntrico del acuerdo. Era el hombre de Fainé para sustituir a Villaseca. Es amigo personal de Mario Armero, el hombre de GIP en España y en el Consejo de Gas Natural. Era el presidente de Abertis con el que CVC logró importantes plusvalías de 400 millones en varias inversiones. Reynés sumó de sopetón más galones a su desafío de CEO, en sustitución de Villaseca. También la presidencia de Gas Natural, con lo que conlleva ser el heredero de Fainé. Reynés ha recibido el poder omnipotente para diseñar un plan estratégico con la misión de hacer crecer a la compañía a través de una operación internacional de fusión. Lo hará presidiendo una compañía de menor tamaño al que tenía hace un año, pero con unos ingresos generados en el último semestre sólo con las desinversiones apuntadas de 3.000 millones de euros. Y con dos socios con hambre por hacer cosas.

La conclusión al capítulo de Abertis impacta ahora, menos que hace unas semanas, en el plan estratégico de Gas Natural. Otra cosa diferente será en el diseño futuro del consejo de la compañía.

El consenso alrededor de Reynés obligó a desvestir rápido una casa (Abertis), en plena guerra de Opas, para mantener bien pertrechada la etiqueta de otra (Gas Natural). Dos compañías entrelazadas por el universo de La Caixa y cuyo futuro parecía ligado durante la presidencia de Fainé. El triunvirato de política, empresa y ambición personal se concentraba alrededor de Abertis. El acelerante de un circuito de piezas de dominó empresarial que, con Fainé en la presidencia, estaba diseñado para desembocar en la expansión de Gas Natural. Y, desde ahí, a un nuevo equilibrio de poderes en el mundo energético español. La conclusión al capítulo de Abertis impacta ahora, menos que hace unas semanas, en el plan estratégico de Gas Natural. Otra cosa diferente será en el diseño futuro del consejo de la compañía. La expansión que pretenden los dos fondos de Gas Natural obligará a una necesaria ampliación de capital de la gasista a la que tendrá que acudir La Caixa para no diluirse. Habrá que ver qué intenciones tiene el grupo bancario.

Lo cierto es que Reynés ha llegado para mandar en Gas Natural. Ser el primer ejecutivo. Tener mando en plaza con el apoyo de CVC y GIP. Hasta el propio ministro Álvaro Nadal lo sabe. Consciente de la importancia de Reynés en ese triunvirato con Prado y Galán, el ministro hizo una visita privada al sucesor de Fainé en la sede madrileña de Gas Natural, a los pocos días de recibir el bastón de mando de la gasista. En el encuentro, Nadal encontró a un ejecutivo poco dado a la bronca –“no va con él”, aseguran quiénes le conocen- pero sí firme en la defensa de los intereses de los accionistas. Una línea roja que chocará, en algún momento, con el intervencionismo que predican las últimas acciones de Nadal en el sector energético. Una guerra que ya vivirá Fainé desde la barrera. El precio del pacto alrededor de Reynés.

@miguelalbacar

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