Opinión

Elecciones europeas: una importancia decisiva

Quienes reiteradamente trasladan la idea de una Unión Europea como un espacio ineficiente y lejano a las preocupaciones y necesidades del ciudadano tienen como principal objetivo debilitar y minar la credibilidad de las instituciones europeas. Quizá con e

  • Banderas de la UE junto a la Comisión Europea.

Quienes reiteradamente trasladan la idea de una Unión Europea como un espacio ineficiente y lejano a las preocupaciones y necesidades del ciudadano tienen como principal objetivo debilitar y minar la credibilidad de las instituciones europeas. Quizá con el fin de evitar controles a Gobiernos que exceden con creces los límites del Estado de derecho, debilitando también el mayor espacio de libertades e igualdad de derechos que hayamos creado. Es lógico, quien no cree en la libertad encuentra molestas a las instituciones que la aseguran y la protegen.

Evidentemente, la Unión Europea ha cometido errores que han allanado el camino a este tipo de discursos demagógicos y populistas que pretenden extender el odio a lo europeo. Cuando la Unión pretendió regular de espaldas a los intereses de los ciudadanos, imponiendo medidas restrictivas que afectaban a la competitividad de nuestras empresas frente a terceros países y a la creación de empleo.

Pero los dramáticos acontecimientos de esta legislatura, con una pandemia que provocó la muerte de cientos de miles de ciudadanos y una guerra en nuestras fronteras, obligaron a la Unión Europea a replantearse sus prioridades. La compra conjunta de vacunas para asegurar la vacunación de todos los ciudadanos de la Unión, la aprobación de un sinfín de paquetes de ayuda de urgencia (entre los que destaca Next Generation EU) como respuesta a las consecuencias económicas de la pandemia, el paquete de sanciones al régimen de Putin y de ayudas a los ucranianos… Han sido medidas históricas que demuestran la gran capacidad de actuación de la Unión Europea.

No podemos seguir compitiendo con una mano atada a la espalda frente al resto de potencias mundiales por una hiperregulación que nos inunda de requisitos y trabas administrativas

Por ello, debemos seguir dando respuestas a las necesidades reales y concretas de los ciudadanos frente a agendas políticas que solo generan debates artificiales que polarizan a la sociedad. Frente al fanatismo climático, cuidemos el medio ambiente sin afectar la competitividad. Frente a la cultura de la cancelación, promovamos la excelencia educativa y la libertad de expresión. Frente al exceso de burocracia, apostemos por la simplificación regulatoria, los incentivos fiscales y la productividad. Políticas que den seguridad a nuestras fronteras y aseguren una inmigración ordenada, que ofrezcan alternativas a los jóvenes en materia de empleo, educación o vivienda, que den respuesta rápida y eficiente a posibles catástrofes o acontecimientos inesperados. Solo así, el ciudadano europeo identificará a la Unión como un verdadero aliado.

Durante la próxima legislatura, la mejora de nuestra competitividad ha de ser uno de los pilares de la Unión Europea. No podemos seguir compitiendo con una mano atada a la espalda frente al resto de potencias mundiales por una hiperregulación que nos inunda de requisitos y trabas administrativas con las que no cuentan terceros países con los que competimos. A través de la mejora de la competitividad llega el crecimiento económico y solo con él podremos asegurar el Estado del Bienestar del que tanto nos enorgullecemos.

Industria, sector agroalimentario, empresas digitales y pymes han de ser nuestra prioridad. Y no solo mediante ayudas específicas y planes públicos, también por la simplificación regulatoria, la eficiencia en la gestión de la administración pública, las bajadas de impuestos y los incentivos fiscales. Si de verdad apostamos por la autonomía estratégica de nuestro continente, dejemos hacer a sus verdaderos protagonistas, que no son los políticos, sino los empresarios y emprendedores que permiten el crecimiento económico, la creación de empleo y la generación de oportunidades. Dejar de ser obstáculo y facilitar su aventura, sería uno de los grandes logros de la legislatura europea.

La Comisión Europea no puede permitir que en Estados miembro se viole la independencia judicial, se coarte la libertad de expresión, se amenace a periodistas, jueces y ciudadanos libres, se vacíe de contenido la Constitución

Pero no puede haber crecimiento económico sin estabilidad. No podemos ser un espacio atractivo para las inversiones sin instituciones democráticas y sin Estado de derecho. Por lo tanto, asegurar que la Unión Europea y todos sus Estados miembro continúen siendo un espacio de libertad y de igualdad de oportunidades y derechos ha de seguir siendo una de las razones de ser del proyecto europeo.

Gobiernos y partidos extremistas a derecha e izquierda, que tratan de recuperar ideologías fracasadas y tremendamente dañinas, como el comunismo o el nacionalismo, no pueden poner en peligro nuestro Estado de derecho. La Comisión Europea y los organismos fiscalizadores de la Unión no pueden permitir que en Estados miembro se viole la independencia judicial, se coarte la libertad de expresión, se amenace a periodistas, jueces y ciudadanos libres, se vacíe de contenido la Constitución o se aprueben leyes corruptas que vulneren la igualdad de los ciudadanos. Los españoles lo sabemos mejor que nadie.

Votar el próximo 9 de junio es un ejercicio de responsabilidad. Con una guerra en nuestras fronteras y con un peligroso listado de dictadores y líderes iliberales acechando nuestra caída, necesitamos más que nunca unas sólidas mayorías que legitimen la respuesta de las instituciones europeas a estas amenazas.

Que no te engañen con la inutilidad de tu voto y con la supuesta lejanía de las instituciones europeas. Si crees en la democracia, la libertad, la igualdad de oportunidades, la seguridad y el crecimiento, tu voto es clave y determinará el futuro de la Unión Europea y, por ende, de tu país.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli