Opinión

Fin de ciclo en Suráfrica y la muerte del rand

Suráfrica es otro ejemplo de cómo un orden perverso es eficaz pero que, como todos, degenera y entra en crisis

  • Jacob Zuma, presidente de Suráfrica

Suráfrica despertó grandes ilusiones en todo el mundo tras la abolición del apartheid, esperanzas que consiguió mantener vivas durante la presidencia y vida de Mandela pero que hoy ya son una quimera. En realidad, quienes conocemos la Teoría Generacional sabemos que, como Occidente, Suráfrica está en un fin de ciclo generacional y les viene una crisis en que la propia existencia de la nación estará en peligro. Pensando en eso, he creído conveniente que revisáramos su “macro” y la situación de su moneda, a ver cómo están para lo que se les viene encima, haciéndolo, como siempre, con la debida autocrítica.

Estirpes de acero

Desde la Macedonia de Alejandro a la ciudad de Roma, pasando por el Rus de Kiev o los condados de Castilla y Portugal, la historia de los pueblos europeos está llena de ejemplos de cómo un grupo de individuos, desde un territorio pequeño, se expande y alcanza a controlar espacios inmensos. Por Suráfrica, donde ya estaban los acerados zulúes, pasaron los portugueses, los holandeses y, finalmente, los británicos, que se quedaron con aquello aprovechando las guerras napoleónicas tras vencer, o no, a los bóers.

Mi primer contacto con los bóers fue del todo afortunado y ocurrió a través de una amiga surafricana en Londres. Siempre recordaré cuando le pregunté si era “bóer” y, con una hermosa sonrisa, me respondió: “no, soy diseñadora gráfica”, algo que le sirvió para aclararme que “bóer” significa “granjero”(farmer) en afrikáans, aunque es cierto que ha surgido un movimiento nacionalista que prefiere el término “bóer” para diferenciarse del resto de quienes hablan afrikáans, unos diez millones de personas. El caso es que después de conocerla mejor entendí porque los bóers, que hoy son entre 2 y 3 millones, casi desarrollaron la bomba atómica y que se la liaran parda al Imperio británico con sus guerras.  

El orden bóer

Todo ciclo generacional tiene un orden político, económico y cultural y, tras la conquista británica, los bóers intentaron cambiarlo a destiempo, iniciando una serie de revueltas y guerras cuyo coste para los británicos equivalió a casi 10% de lo que les supuso la Primera Guerra Mundial. Lo consiguen en 1931 (de libro) con una independencia “a la canadiense” (por resumir), que se hace plena al quitar a la reina y hacerse República (1961) para defender su apartheid; cosa por la que se retira-expulsada de la Commonwealth.

El régimen aguantó por su posición estratégica en materias primas durante la Guerra Fría pero, caído el muro, la presión internacional, que iba en crescendo desde Reagan, les llevó a entrar en razón y en 1990 liberan a Mandela (“tocado” por el MI6), es presidente en 1994 y son readmitidos en la Commonwealth. Mandela gobierna hasta 1999 con la prioridad de la Reconciliación y fue un autoritas en la sombra hasta su muerte en 2013, estando de presidente Jacob Zuma (2009-2014), hoy encausado por corrupción (¿caso que recuerda a Brasil?), punto que marca el inicio de la crisis del siglo de un orden diseñado por una minoría de entre 2-3 millones para un país de casi 60, con enormes problemas de desempleo (cerca del 30%) y una pandemia de sida que, esperemos, parece vaya a menos y desaparezca.

South Africa Population & Unemployment - Luis Riestra Delgado - www-macromatters-es

Un gobierno disfuncional

Que es una de las características de las crisis generacionales. Iban bien pero la combinación de esa pérdida de control de Mandela, más los problemas de paro, las manifestaciones y el populismo, han llevado a un descontrol fiscal con el citado presidente Zuma (2009-2014) que ha duplicado la deuda pública oficial, ocurriendo todo ello durante un período excepcionalmente bueno para las materias primas (2010-2013) que, tras su corrección, han vuelto a recuperarse.

South Africa Public Debt - Luis Riestra Delgado - www-macromatters-es

El daño de ese mal gobierno de Zuma y la tropa que enchufó en “lo público” (aunque ya empezó con Mbeki) está hecho y su efecto más evidente lo encontramos en un menor crecimiento y una alta inflación, factor este último que, aunque ayuda a bajar el peso de la deuda, es letal para esa cuarta parte de la población activa que está en paro y para sus familias.

South Africa Growth and Inflation - Luis Riestra Delgado - www-macromatters-es

A los efectos lógicos de necesidad de justicia tras el fin del apartheid se unen los perversos de su forma de gobierno y estado: la República Parlamentaria con sistema de elección proporcional de listas de partidos estatales, la más corrupta de entre las que se realizan elecciones (ver Kunikova y Ackerman) y que, no por casualidad, es justo la que quiere nuestra “izquierda”. Viejo tema discutido aquí innumerables veces, ese fue el que llevó a Hitler al poder, el que encumbra saltimbanquis (aquí tenemos una legión) y fomenta la corrupción, que en Sudáfrica les sitúa, según Transparencia Internacional, en el puesto 71, lugar muy alto para un país donde casi el 90% de la población es protestante.

No extraña pues que todo lo anterior les deje en una mala situación de financiación; interior, por el déficit público, y exterior por el déficit de Cuenta Corriente, todo lo cual afecta a su moneda, claro.     

South Africa Twin deficits - Luis Riestra Delgado - www-macromatters-es

¿La muerte del rand?

Los determinantes típicos de una moneda son las condiciones políticas internas, por sus efectos de la confianza, y las económicas, que hemos vistos también son malas, salvo para el oro, su principal exportación, que podría tener un momento bonancible, como vimos. En lo político hay dos señales terribles: la primera, peticiones de expropiar sin indemnizar (robo) tierras a blancos (nada que ver con una reforma agraria sensata), lo que destruiría su oferta interna (produciendo más inflación, paro, hambrunas, etc.; cosas del “nacionalícese”) y la propuesta del ministro de finanzas de emitir dinero a lo loco, también como en Zimbabue.

 “No, eso aquí no pasará”, dicen, hasta que pase, como en Venezuela y otros sitios, que estos “fin de ciclo” son así; de modo que, si la tendencia secular devaluatoria exponencial del rand era mala, al final igual lo matan. A corto plazo vive un buen momento que hace que algunos sueñen con algo parecido a lo de 2001-2011, situándose entre 10 y 12, pero yo no lo fiaría tan largo ni de lejos, dadas las altas posibilidades de que aquello descarrile.

South African Rand - Luis Riestra Delgado - www-macromatters-es

Suráfrica es otro ejemplo de cómo un orden perverso es eficaz pero que, como todos, degenera y entra en crisis. Pero yo no le dedicaría mucho tiempo a los efectos futuros de su abolido apartheid (que podría), ni al apartheid que los buscadores de Internet aplican a los “díscolos” (hay que usar varios buscadores al investigar personas), y no porque no sean temas importantes, sino porque prefiero acabar con nuestro apartheid, donde desde ideologías delirantes e hispanófobas se destruye nuestra demografía encumbrando saltimbanquis que van de invento en invento para vivir del cuento, algo que irá a peor porque “nuestro” apartheid no encumbra a los mejores y más honestos, sino  a todo lo contrario. El resultado de su corrupción sistémica es conocido: destrozo de innumerables vidas y haciendas, por terrorismo, emigración y migraciones internas forzadas o por los parados de larga duración, esa terrible anomalía económica (pocos países tienen peor record) que es haber tenido durante casi cuarenta años una tasa media de paro “surafricana” del 17,4%. Ese es el orden que quieren profundizar, “regenerar”, alargar, darle vida con sus nuevos chicos, los del Paripé (Pablo, Rivera, Pedro) con rabo de paja, hoy en plena hipocresía académica, demorando el  nuevo orden y condenando a muerte a nuestras instituciones seculares. Así se escribe nuestra Historia, lamentablemente.

          

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