Opinión

Nuestra Revolución: un futuro en el que creer

Como ya ocurriera con las reformas del New Deal de Franklin Delano Roosevelt, el senador Bernie Sanders propone rescatar al capitalismo de sus propios excesos

  • Nuestra Revolución: un futuro en el que creer

La semana pasada tuve el honor de presentar e introducir, junto a Ricardo Zaldívar, presidente de ATTAC España, el libro del senador estadounidense Bernie Sanders, “Our Revolution: A Future to Believe In”, traducido al español, en una excelente versión, por la editorial Lola Books bajo el título “Nuestra Revolución: Un Futuro en el que Creer”. Estamos sin duda, como diría la canción, en tiempos de maleza. En un escenario como el actual, donde la mayoría de la población muestra una angustia vital sobre como aunar fuerzas para hacer frente a la situación de miedo e incertidumbre, la experiencia de Bernie Sanders puede servirnos de ejemplo.

El senador Sanders, a fecha de hoy el candidato preferido por los estadounidenses para hacerse con la presidencia en 2020, nos detalla en este magnífico libro, por un lado, los ejes del trabajo político de la nueva izquierda estadounidense. Por otro, nos expone cómo los grupos emergentes nacidos al albor de su campaña a la candidatura del partido demócrata para las presidenciales de 2016 (Our Revolution y Justice Democrats), intentan llevar lo que aprendieron a las distintas luchas políticas. Para ello crearon potentes redes de voluntarios y desarrollaron distintas campañas de base para recaudar fondos, trabajando a menudo codo con codo con organizaciones mayores (MoveOn.org, Democracy for America…).

El trabajo de Sanders parte de una idea central: el neoliberalismo es un proyecto llamado desastre que no podría ser peor para la política o la economía

El 24 de agosto de 2016, el senador de Vermont introdujo, finalmente, Nuestra Revolución (Our Revolution). Es la organización sucesora de su campaña para la nominación presidencial en el Partido Demócrata. Nuestra Revolución invoca "el idealismo, la energía y la inteligencia de millones de personas" y sugiere que sus acciones seguirán una larga tradición de lucha popular de cientos e incluso miles de años. Nuestra Revolución "se centra en tres áreas distintas de trabajo: llevar a millones de trabajadores y jóvenes al sistema político; inspirar, reclutar y apoyar a candidatos progresistas en todo el ámbito gubernamental -desde la comunidad educativa al Senado estadounidense; educar al público acerca de los problemas más graves que enfrenta nuestra nación y las soluciones audaces necesarias para superarlos."

Contra el Neoliberalismo

Todos los ejes del trabajo de Sanders parten de una idea central: el neoliberalismo es un proyecto llamado desastre, que no podría ser peor para la política o la economía. Las políticas que prescriben son profundamente impopulares y disfuncionales. Los ciudadanos se tambalean viendo como pierden sus puestos de trabajo, como desaparece la estabilidad de los mismos -miedo y disciplina- y se esfuman sus ingresos, mientras que la economía se inclina hacia la inestabilidad y el estancamiento. Es un proyecto que beneficia a unos pocos a expensas de la mayoría. Por eso, “nuestro cometido es unirnos para detener la deriva que nos lleva hacia la oligarquía y crear una democracia llena de vida”.

Frente al abandono de pleno empleo como objetivo político deseable, Bernie Sanders presenta la propuesta del Trabajo Garantizado, con un salario mínimo de 15 dólares la hora, de la mano del Levy Economic Instutute, uno de los think tank más prestigiosos de los Estados Unidos, y que desarrollamos ampliamente desde estas líneas. No solo es posible, sino que además es lo deseable y eficiente. No nos olvidemos que a las élites les aterra el pleno empleo porque la gente pierde el miedo y la disciplina. En nuestro país, por el contrario, tenemos que tragarnos sapos y culebras, y escuchar perplejos las declaraciones hilarantes del gobernador del Banco de España sobre las consecuencias de la subida del salario mínimo en el empleo. Sus estimaciones se basan en meras correlaciones espurias y en modelos basados en funciones de producción que no se ajustan a la realidad y que provocarían el regocijo de cualquier ingeniero de producción.

El senador por Vermont no ha dudado en denunciar los distintos tratados de libre comercio que empeoraban las condiciones de vida de los trabajadores

Sanders, además, es consciente de que la globalización y el libre movimiento de todo ha llevado a un proceso de desindustrialización cuyo resultado más palpable ha sido la destrucción de empleos manufactureros muy bien pagados, estables, a menudo sindicalizados; y el crecimiento de puestos de trabajo de servicios poco remunerados, inestables y no sindicalizados. Es uno de los factores causales clave en la creciente acumulación de riqueza y desigualdad de ingresos. Por eso el senador por Vermont no ha dudado en denunciar los distintos tratados de libre comercio, que simplemente empeoraban las condiciones de vida de los trabajadores, y además rebajaban los estándares medioambientales.

Si echamos una ojeada al libro uno de los apartados centrales se refiere al final de la economía fraudulenta. Para ello propugna tanto una amplia reforma fiscal como una reforma bancaria. El objetivo es evitar, por un lado, la elusión y evasión fiscal de las grandes corporaciones, y de los más acaudalados. Por otro, poner firmes a unos bancos que tras la derogación de la ley Glass-Steagall en 1999, con Bill Clinton, pensaron que esto era Sodoma y Gomorra. Clinton traicionó la sabiduría subyacente en las reformas del New Deal de Franklin Delano Roosevelt y que permitieron, por un lado, rescatar al capitalismo de sus propios excesos; y, por otro, que el libre mercado se mantuviera libre de verdad mediante una regulación adecuada del interés público. La terrible ironía del capitalismo es que si se deja sin trabas colapsa. La regulación gubernamental de la economía de mercado que surgió durante el New Deal tenía como objetivo implícito salvar al capitalismo en lugar de destruirlo. Y eso lo sabe Sanders.

Frenar el Totalitarismo Invertido

Frente a la "desmovilización cívica" alentadas por las élites, el senador de Vermont se rebela y ha demostrado como se puede trabajar para movilizar a jóvenes, trabajadores, parados, mujeres, emigrantes,... “La democracia se basa en una persona, un voto. Se trata de que todos nos unamos para decidir el futuro de nuestro país. Se trata de que un puñado de mil millonarios no compre las elecciones y de que haya gobernadores que no nieguen el derecho al voto a las personas pobres o de color. Nuestro cometido es unirnos para detener la deriva que nos lleva hacia la oligarquía y crear una democracia llena de vida”.

Y eso pasa sin duda por garantizar una sanidad para todos; una educación superior asequible (en Estados Unidos la deuda de los estudiantes universitarios es una bomba de relojería); una reforma migratoria que promueva los derechos civiles, humanos y laborales de todo el mundo; y una verdadera reforma de la justicia penal, especialmente en un país como los Estados Unidos donde hay más personas en la cárcel que en ningún otro lugar del mundo.

El último apartado del libro está dedicado a la libertad de prensa porque “a día de hoy, un puñado de corporaciones multinacionales posee gran parte de los medios de comunicación y controlan aquello que ve, oye y lee el pueblo americano. Esto es una amenaza directa a la democracia americana”. Esta situación es extensible a la mayoría de las democracias occidentales, el secuestro por unas élites. Ojalá Bernie Sanders sea nuestro próximo Frank Delano Roosvelt. Mientras tanto, estaremos muy atentos a sus movimientos y propuestas.

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