Por fin termina 2020, uno de los años más nefastos que se recuerdan en tiempos de paz en el último siglo, año en que, además, hemos padecido a todo un ejército de organismos internacionales disfuncionales que parasitan a los ciudadanos dictándonos lo que debíamos hacer con nuestras vidas y en el que, para colmo de males, sus inspiradores preferidos, los capos del Foro Económico Mundial de Davos, han propuesto un Gran Reseteo ("Great Reset"). Como dicho evento incluiría un "reseteo bursátil" y, dadas las fechas, toca evaluar el cierre anual de las Bolsas, hoy exploraremos ambas cosas.
Para evaluar eso, empezaremos comentando brevemente tres determinantes de los índices bursátiles para luego pasar a examinar los beneficios del principal índice global, el S&P500, del que además ya tenemos los datos del 97,5% de las empresas para el tercer trimestre; seguidamente veremos su valoración y señalaremos los posibles puntos de soporte en el caso de que dicho ajuste valorativo, o "reset", ocurriera. Empecemos pues.
Tres determinantes
Ellos son: 1º, los ciclos económicos: es evidente que con la recesión forzada se cerró el anterior ciclo y que, en condiciones normales, comenzaría la recuperación global iniciándose otro ciclo; en España es distinto por la pésima gestión del Gobierno. 2º, los gestores públicos: políticos y grandes burócratas (sobre todo de bancos centrales) que mejoran o malogran, inflan, desinflan o frenan el ciclo económico (casos Trump vs. Powell - siguiente gráfica -, o la comentada moñonomics española); aquí lo más destacable hoy sería el fraude electoral estadounidense. Y 3º, los imponderables: hoy lo sigue siendo la pandemia, con sus rebrotes (caso segunda cuarentena alemana, Holanda, EE.UU., etc.) donde, justo cuando la segunda ola anunciaba lo peor, "oh sorpresa", aparecieron las vacunas exprés disparándose los índices. ¿Y cuál ha sido el efecto de esos determinantes en los beneficios de las cotizadas en el S&P500? Veámoslo.
Beneficios por acción
Los tienen en la siguiente gráfica y lo que nos indican es que están algo por debajo de los anteriores a la pandemia, aunque el índice está más alto. También es cierto que hablamos de grandes corporaciones y que la verdadera debacle, además del turismo y transporte aéreo, ha ocurrido en las pymes, pero bueno, también es cierto que, al menos, está disponible un mercado regulado de acciones en el que todos podíamos reducir riesgos diversificando.
Recuperación de márgenes
Otro aspecto de interés es que los márgenes operativos (beneficios operativos sobre ventas) han recuperado el nivel previo a los confinamientos aunque, lógicamente, al haber un menor volumen de ventas, no se consiguen los beneficios por acción previos.
Situación sectorial
Tema distinto es la recuperación según sectores (siguiente tabla). Aquí destacan los aumentos de márgenes respecto a los de hace una año de telecomunicaciones y, sobre todo, tecnologías de la información donde, como todos sabemos, los grandes oligopolios, en detrimento de las pymes, han hecho su agosto con las ventas por internet. Lógicamente, aumentan los del sector salud, pero estos tienen un margen operativo sobre ventas normal, del 8,45%, mientras que finanzas y tecnologías de la información no, al ser superior al 19%, una burrada, por no hablar de cómo intentan controlarnos a todos, qué podemos opinar, etc., claro.
Así las cosas, ¿de dónde podrían venir mayores márgenes con la mejora del ciclo? Pues del sector de la "energía", que en conjunto sigue en pérdidas (-2.54%), con el petrolero en una situación muy peculiar (la vimos), y del consumo y "otros materiales", algo que se espera con la recuperación y el enorme paquete de estímulo estadounidense y global. ¿Entonces qué, compramos futuro en Bolsa o eso ya está todo descontado?
Precio a beneficios
Lo que nos lleva a nuestro viejo amigo el P.E.R., comentado otras veces, un ratio obtenido de dividir el precio entre los beneficios y que indica, entre otras cosas, los años en que la acción se pagaría con los beneficios y, lógicamente, a mayor P.E.R, más futuro se está comprando. Al estudiarlo casi pareciera que no tiene límite y que está comportándose como en los días de los cracks puntocom y subprime; pero no solo eso, sino que durante los últimos veinte años ha promediado (línea recta roja), desde que existen datos, y ha estado siempre en niveles por encima de los correspondientes a fases seculares bursátiles equivalentes (siguiente gráfica).
La contrapartida de esa enorme anomalía histórica se paga con la menor rentabilidad por dividendo de la historia (línea roja, siguiente gráfica), algo solo posible por la represión financiera aplicada por los bancos centrales del mundo con su política monetaria de tipos reales negativos y diluvios de liquidez inflando el mercado. Al potenciar el apalancamiento y eliminar la función competitiva de los dividendos lo que han hecho es que, si quieres materializar parte de la rentabilidad, no te queda otra que vender las acciones, incubándose así una fuerza descomunal a la hora de las correcciones bursátiles y que originan pánicos vendedores y crash bursátiles.
Reseteo bursátil
Como siempre recordamos en estas fechas, lo que se espera es el rally de Navidad que coincide con la toma de posiciones para obtener beneficios fiscales, así como para que los traders mejoren sus primas trimestrales y anuales, adornar cierres empresariales anuales, etc., de ahí que normalmente suba, sobre todo al final del mes. Tema distinto es en enero, sobre todo al principio, cuando se producen ventas a fin de generar las plusvalías que interesan cuyos impuestos se pagan unos 18 meses después, y aquí es donde viene el riesgo añadido de los imponderables comentados, pues coincide que el 6 de enero es la validación de los votos del Colegio Electoral en EE.UU., con lo que hay que estar muy atento a los puntos de soporte del índice (siguiente gráfica).
En cierta forma las Bolsas ya tuvieron un reset con la pandemia y, como siempre que termina un ciclo, toca usar las liquidaciones correspondientes para construir o reconstruir la cartera bursátil en el suelo secular (el de los 2.400, este 20 de marzo, lo avisamos por Twitter), de modo que, a falta de un imponderable de enorme calado, ese suelo es bastante sólido y antes están otros secundarios, como 2.900 y 3.400.
Lo que ya encuentro difícil es que se dé una combinación de precios y beneficios que permita que el P.E.R., como predicen algunos, vuelva en 2022 a los niveles que tenía en 2019, que ya eran muy altos, con lo que 2021 será otro año en el que tendremos que hacer un marcaje cerrado a los mercados. De hecho, bancos de inversión como Citi, que habla de que la extrema euforia que asegura pérdidas, o el "código rojo" del Bank of America, y el aviso de corrección de Nomura también alertan de que no son valoraciones adecuadas para asumir más riesgo bursátil.
En cualquier caso, esperemos que este burbujón se pueda digerir civilizadamente tras el adiós, ¡por fin!, al 2020 y que el resultado coincida con mis deseos de que ustedes tengan antes una feliz Navidad y luego un muy próspero 2021.