Opinión

¿Sabrá Feijóo que así se las ponían a Fernando VII?

Puede que el líder de la derecha espere que sean los españoles los que ganen las elecciones y no este Partido Popular

  • Feijóo, con la muchachada del PP en Valladolid


Como la sobreabundancia de información impide una veces la reflexión y otras tantas el ejercicio de recordar o indagar en nuestra memoria, olvidamos con frecuencia referencias que nos ayudarían a explicar el mundo que nos rodea, que no es el refinado que cuenta Stefan Zweig. Los que hayan estado pendientes del 41 congreso del Psoe, que espero que no sean más allá de los militantes y algunos votantes entregados a la sigla, lo habrán vivido en la seguridad de que éste ha sido el congreso del partido que gobierna España, lo que es cierto, pero sin reparar en que también ha sido el congreso que ha vuelto a entronizar a un señor que no ganó las últimas elecciones generales, y tampoco las últimas autonómicas en las que el Psoe fue humillado más que derrotado.

Cómo no van a presentar a Sánchez con la voz chillona de un speaker más propio de un estadio de futbol que de una reunión en la que las ideas y propuestas han estado ausentes

Sánchez tiene su divisa. Sabe, y lo puede confirmar Juan Lobato, que lo que une a los suyos no es compartir el pan sino a los enemigos.  Pero él sigue hablando como si nada de esto hubiera ocurrido; amenaza como si la victoria se hubiera cebado con él, y desvela su futuro como si el mundo progresista se fuera a desintegrar sin su presencia.  Es un líder en cuyas virtudes no está la contención y mucho menos la humildad, razones por las que anuncia, para regocijo de militantes, asesores sin oficio ni beneficio, diputados, senadores y regidores y munícipes a cuenta de la paga del Estado, que él va a continuar, que en 2027 volverá a presentarse. Claro, claro, cómo no van a presentar a Sánchez con la voz chillona de un speaker más propio de un estadio de futbol que de una reunión en la que las ideas y propuestas han estado ausentes.

 

A nadie parece importarle que el Psoe no tenga otro proyecto mayoritario al margen de apoyarse en partidos y lideres de la derecha nacionalista carlistona, bilduetarras o prófugos de la justica. No importa tanto ganar como sumar. Sumar con lo que sea y con quien sea. Dice la ponencia marco del 41 congreso socialista que el Psoe es la referencia de la socialdemocracia en Europa. Y el público, paniaguado y pastueño, aplaude sin reparar en que la socialdemocracia europea donde no boquea ha pasado a mejor vida. De risa, vamos.

 

En fin, poco importa toda esa hojarasca semántica que se han inventado con la derecha extrema y la extrema derecha en asociación con la prensa que vigila los excesos del peor presidente de la democracia. Ya quisiera Pilar Alegría, la indocumentada ministra que hasta ayer creía que Felipe González fue el primer presidente de la democracia, que Sánchez tuviera algo, un poquito de la responsabilidad de Adolfo Suárez; otro algo y otro poquito de la clase y el rigor de Leopoldo Calvo Sotelo. Hay quien cree que cuando se han cumplido los 50, y Sánchez tiene 52, uno tiene la cara que se merece. Reparen en la del interesado cuando vean una fotografía suya sonriendo, a ver qué les sugiere.    

Feijóo tiene la obligación de rodearse de los mejores. Si lo sabe y no lo hace es por dos razones: o no puede cambiar a su equipo o simplemente no hay más que lo que vemos. No sé cuál es peor

Todo este escenario es en sí mismo una oportunidad para el Pp y Vox, si es que alguna vez quieren entender que es la suma de las dos siglas la que permitirá acabar con el sanchismo. Feijóo no tendrá una situación como la actual para hacer lo que se espera de él, una oposición articulada, permanente, audaz y oportuna. Si no acierta, que al menos se note que se lo trabaja. Puede creer que eso es lo que hace, y se lo compro a cambio de que admita que no es lo que perciben sus militantes y votantes. Sus mensajes no llegan, y cuando llegan lo hacen con el marchamo de lo liviano, pura política blandiblú en estos tiempos de corrupción presunta y confirmada. Feijóo tiene la obligación de rodearse de los mejores. Si lo sabe y no lo hace es por dos razones: o no puede cambiar a su equipo o simplemente no hay más que lo que vemos. No sé cuál es peor. Bien podría emular a los entrenadores de fútbol, que el día después del partido se encierran en su despacho y ven el partido una y otra vez. Haga lo mismo con las sesiones de control de los miércoles y saque sus conclusiones acerca de si tiene a su alrededor los hombres y mujeres que la ocasión merece. Claro, que puede que Feijóo espere que sean los españoles los que ganen las elecciones y no este Partido Popular descafeinado y confundido ante una oportunidad que no será eterna. Si, señor Feijóo, le doy la razón todos toditos los días: la clase política es la peor de los últimos 45 años. Incluido el Partido Popular. No cabe más sinceridad y acierto. En esto sí que anda fino el político gallego.

Pero la cuestión no es que acierte en el diagnóstico si no vemos qué hace para evitarlo. Por los resultados, nada.  

La fuerza por la boca

Feijóo sabe, o debería saber, que muchas veces las personas presumimos de aquello de lo que carecemos, y ahí es donde Sánchez envía señales que sólo compran los muy, muy convencidos a la causa. Eso de que tiene más fuerza que nunca es sólo una frase para la galería. Desde luego fuerza, lo que se dice fuerza, no tiene en el Congreso, donde le faltan votos y apoyos. Tampoco la tiene con los periodistas fuera del pesebre, a los que no da una rueda de prensa en condiciones desde hace meses. La fuerza se le va por la boca, sobre todo cuando no hay preguntas que responder.

Hay que estar muy desinformado para aplaudir eso de que existe una ofensiva política, judicial y mediática contra el presidente. Que lo diga quien ha puesto a un amiguete en el Constitucional y gobierna Rtve y la Agencia Efe con desvergonzada pulsión franquista irrita y da que pensar. Ellos verán.

Por si pudiera servir, recuerdo aquí aquello que dijo George Orwell, que en el supuesto de que sepan quien fue, sería hoy un fascista más: "La sociedad que vota por corruptos, ladrones y mentirosos no es víctima sino cómplice". Por cierto, Pilar Alegría, que Orwell es el de Rebelión en la granja, 1984 y Homenaje a Cataluña, y no un jugador de fútbol, no vaya a ser que… De nada, ministra.

Que tengan un buen martes.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli