Sociedad

La Bahía de Algeciras, una bomba de relojería a punto de explotar

La llamada gasolinera flotante entre el Mediterráneo y el Atlántico ha sido muy castigada por el 'bunkering' por lo que desde hace años las asociaciones ecologistas denuncian el mal estado de sus aguas. La calidad y salud de los habitantes del Campo de Gibraltar están en el punto de mira.

Más de 20 años de protesta, más de 20 años de lucha, más de 20 años de denuncia y ni los ayuntamientos de la zona, ni la Junta de Andalucía, ni las organizaciones ecologistas, ni siquiera el Gobierno central han logrado movilizarse lo suficiente para poner un punto y final al constante aumento de vertidos contaminantes en las aguas de la Bahía de Gibraltar. Pero parece haber algo de luz al final del túnel.

Una de las causas de esta alta contaminación que afecta a la zona del Estrecho es el bunkering. El pasado mes de noviembre, el Gobierno de España prohibía este tipo de gasolineras flotantes capaces de almacenar hasta 100.000 toneladas de fuel marino para buques en una declarada Zona de Especial Conservación (ZEC) que incluye las aguas que rodean el Peñón cuya soberanía reclama el Reino Unido. “Si la Unión Europea defiende el decreto español es jaque mate al negocio del bunkering en Gibraltar porque no tienen espacio físico en las aguas y sólo les quedaría hacerlo en el puerto; aunque estemos en contra de combustibles fósiles es más seguro que los suministrarse en alta mar” explica Antonio Muñoz Secilla, presidente de Verdemar Ecologistas en Acción.

Al no disponer Gibraltar de lugares de almacenamiento en tierra, el combustible se ha estado almacenando en enormes buques tanques fondeados en torno a la Roca. En los continuos trasvases de combustible de barco a barco, los pequeños vertidos de hidrocarburos al mar han sido infinitos y ahora son causantes de un impacto aún mayor que un gran vertido accidental como fue el del Prestige. Ecologistas en Acción ha presentado continuas denuncias a la Comisión Europea sobre esta peligrosa práctica. Vermaoil con la gasolinera flotante Vemaspirit, Aegean Bunkering con la gasolinera flotante Aelos, Bunkers Gibraltar con la gasolinera flotante Jacques Jacob y la compañía española Cepsa han estado situadas en los Lugares de Interés Comunitario (LIC) delimitados por la Unión Europea tanto en el Estrecho Oriental como en las “Southern Waters of Gibraltar”.

Crisis medioambiental

No obstante, no se trata de una crisis medioambiental que sólo preocupe a los españoles. Ecologistas en Acción coopera con los grupos ecologistas de Gibraltar GHONS (Gibraltar Ornithological Natural History Society) y ESG (Environmental Safety Group). “Hace unos días estuvimos reunidos con el Ministro de Medio Ambiente de Gibraltar, John Cortes y él también está en contra de las gasolineras flotantes” indica Muñoz, presidente y portavoz de la asociación verde.

Sin embargo, no hay que confundirse. Esta práctica, realizada en tierra, es legal en todos los puertos europeos y se ha convertido en un método habitual de suministro De una u otra forma, en Gibraltar se venden 5 millones de toneladas al año y en España 2,5 toneladas. “El bunkering es necesario para la navegación marítima” asegura Jesús Verdú Baeza, doctor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Cádiz, pero añade que “hay que adecuarlo según protocolos que garanticen la máxima seguridad posible y esto implica que no se almacene en grandes buques en el mar, sino en tierra”.

Tras el Canal de la Mancha, el Estrecho es el segundo paso de buques más importante del mundo y muchos aprovechan el especial estatus gibraltareño para eludir las inspecciones, más rigurosas de los puertos españoles y cómo no, para repostar.

Paraíso fiscal

El estatuto fiscal de Gibraltar que recientemente tachó de dañino el Ecofin “permite precios muy competitivos que benefician al bunkering” señala Verdú Baeza. Tasas portuarias bajas y ser el único puerto de la Unión Europea libre de impuestos han llevado a los buques a optar por estas aguas a la hora de suministrarse.

Aunque los vertidos desde embarcaciones no son la única causa de contaminación hídrica de la bahía. La pérdida de ecosistemas de incalculable valor también se debe a vertidos de aguas residuales e industriales. A la incesante industrialización de la zona desde los años 60 hay que añadirle que las playas y mares no son depuradas del todo afectando gravemente a la fauna y a la flora. Aun siendo Algeciras el puerto más importante de España, desde la segunda mitad del siglo XX, se ha venido construyendo sobre terrenos ganados al mar a ambos lado de la Bahía que ha provocado la práctica desaparición de las praderas de posidonia oceánica, plantas acuáticas vitales para el mantenimiento de los ecosistemas marinos. La alteración de los flujos mareales, la desaparición de la arena de las playas y la disminución de la pesca son también resultado del desarrollo urbanístico masivo.

Un ejemplo es el de las tortugas marinas que, además de ingerir basuras y comer hidrocarburos de las sentinas de los petroleros creyendo que son algas, ya no tienen sitio en las costas para su puesta de huevos. “Destaca un modelo de desarrollo insostenible con una concentración elevada de industrias pesadas altamente contaminantes en todo el arco español de la Bahía” alerta el profesor Jesús Verdú Baeza. “La navegación marítima en una zona relativamente pequeña como es el del Estrecho también es un riesgo” añade.

Historias de catástrofes anunciadas

Más de 100.000 buques al año, entre los que hay numerosos petroleros, transitan por el estrecho lo cual no solo afecta a las rutas marítimas de algunos mamíferos en extinción sino que aumenta la posibilidad de accidentes. El riesgo de fugas de fuel o de colisiones contra otros barcos o la costa es evidente y muchos alertan de que se trata de una bomba de relojería que está a punto de estallar. De hecho, este problema ya ha pasado factura en numerosas ocasiones. Muchos son los ejemplos de este peligro. El 24 de septiembre de 2004 colisionaba el buque Spetses, cargado con 139.000 toneladas de crudo con el crucero Van Gogh que aunque afortunadamente no implicó la pérdida del combustible transportado, sí que derramó el de autopropulsión. En el 2005, la zona se vio afectada por los vertidos originados por el Berge Frost y la gabarra Eileen. En el 2008, fueron noticia los vertidos del Towe en Punta San García y el encallamiento del Fedra en Punta Europa, al sur de Gibraltar. Un año después, los vertidos del buque Zein I, que se encontraba fondeando en dicho puerto, dañaban la costa.

2007: el año negro

Pero el 2007 fue el año del ‘terror’. En agosto, el choque de la embarcación New Flame que transportaba chatarra con el petrolero Torn Gertrud provocó el semihundimiento del buque cuyo combustible terminó en las playas de la bahía. Las operaciones de reflotamiento y recuperación de la chatarra llevaron más de 3 años. Antes de aquel suceso, la bahía había vivido otras dos ‘disgustos’. En enero, el vertido del Sierra Nava que encallo dentro del Parque natural del estrecho, afectó a varias playas y hasta a zonas protegidas. Dos meses después, saltó la voz de alarma con el accidente del petrolero griego Samothraki cerca de Punta Europa. No se produjo vertido alguno pero las consecuencias podrían haber sido devastadoras.

Otro foco de intranquilidad fue la presencia y reparación del submarino de propulsión nuclear Tireless en la base británica de Gibraltar durante casi todo el año 2000. “Estuve detenido por manifestarme contra la estancia del Tirelessrelata el presidente de Verdemar Ecologistas en Acción. La llegada del sumergible a puerto habiendo soltado al mar una gran cantidad de residuos radioactivos y con una avería en el circuito primario de refrigeración de su reactor nuclear desató una profunda preocupación social manifestada en una amplia reacción popular del Campo de Gibraltar por la tardanza en reaccionar del ejecutivo español.

Muchos se lamentan que con el cambio de gobierno, del PSOE al Partido Popular, el Foro Tripartito de Diálogo esté estancado. “El parón del foro me parece muy negativo” sostiene Alejandro del Valle Gálvez, catedrático de Derecho Internacional Público de la Universidad de Cádiz. “Pese a los problemas de soberanía y delimitación de las aguas, los anteriores foros sí que sirvieron de marco de diálogo para otras cuestiones como la protección medioambiental” agrega. “Era un mecanismo negociador que permitía tratar, discutir y, eventualmente, solucionar problemas de cooperación transfronteriza donde el medio ambiente y la seguridad marítima eran elementos centrales de su agenda” comenta el profesor del Valle Gálvez que considera la interrupción “un tremendo error”. En febrero de este año, el ministro de exteriores José Manuel García-Margallo sugirió que el foro trilateral pasará a ser cuatripartito, incluyendo a las autoridades del Campo de Gibraltar pero no ha habido ningún movimiento al respecto. “No hay más remedio que entendernos” concluye Muñoz Secilla.

La ausencia de un marco de colaboración de las autoridades españolas y gibraltareñas no solo está afectando a las especies y a la vegetación de la zona. La calidad de vida y la salud de las personas de la Bahía de Algeciras, tanto en Gibraltar con unos veintinueve mil habitantes, como en el Campo de Gibraltar con unos doscientos cincuenta mil, también está en el punto de mira. Y lleva denunciándose desde hace años. La emisión de sustancias tan contaminantes como el benceno y el hidrocarburo puede provocar enfermedades y dolencias serias.

20 años menos de esperanza de vida

Diferentes estudios publicados por Joan Benach, epidemiólogo de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, presentan uno de los mayores índices de mortalidad para la zona estrechamente relacionado con un deterioro ambiental, calificado de alarmante. Los datos revelan que en este lugar la esperanza de vida es hasta 20 años menor que en algunas comarcas del norte de España. Además, los habitantes de estos territorios corren un mayor riesgo de sufrir cáncer de pulmón, enfermedad isquémica del corazón, enfermedades cerebro-vasculares, diabetes y cirrosis.

El último análisis epidemiológico de la mortalidad por causas en la Bahía realizado por Concepción Rojo del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Sevilla y por Manuel Almisas del Instituto de Educación Secundaria Fuerte de Cortadura de Cádiz confirma las conclusiones de Benach: hay un mayor riesgo de mortalidad general y prematura para los hombres y mujeres de la Bahía de Algeciras, intrínsecamente ligada a la alta concentración industrial y contaminación atmosférica.

Aún así, entre los planes actuales de las administraciones no encontramos el de un desarrollo económico sostenible. Desde las distintas organizaciones sanitarias se incita a continuar con las investigaciones, a determinar los orígenes y, sobre todo, a tomar medidas. “Trabajamos mucho con los investigadores” explica Antonio Muñoz, poniendo en evidencia el compromiso de las organizaciones ambientales con la causa. “Llevan años luchando por conseguir esos datos que muchas veces son ocultados por las administraciones públicas” avisa el profesor Verdú Baeza.

“Desde el profundo sur, se considera que es absolutamente necesario una normalización de las relaciones con Gibraltar, evitando la tensión y favoreciendo la negociación y el diálogo porque sólo así se encontrarían soluciones a los acuciantes problemas existentes” explica Verdú Baeza. “Además, se mejoraría la calidad de vida y las oportunidades de todos los habitantes de esta zona tan castigada” amplía. “Hay que encontrar una fórmula transfronteriza de mutuo acuerdo hispano británico” sentencia el profesor Alejandro del Valle y “el tiempo corre en nuestra contra” advierte.

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