De todos los animales, algunos feroces, que componen la fauna de la televisión y la farándula solo uno es eterno. Ha sobrevivido a décadas de ataques y calumnias, a parejas indeseables y a fracasos estrepitosos. Siempre aparece en la pantalla con la sonrisa quirúrgicamente perfecta, los pechos desafiando las leyes de la gravedad y la cintura estrecha hasta el colmo de la delgadez. Se mueve con cierta dificultad, como si estuviera tomando aire antes de una inmersión larguísima en el océano. Nos referimos, claro está ya, a Ana Obregón.
La inefable veterinaria se ha destapado esta semana anunciando que se va a Afganistán a rodar una película “muy del estilo Homeland”. Delirante. En la cadena Cope le preguntaron y aclaró que "fue sólo un comentario. Es una película que me han ofrecido, con un guión muy bonito, que se llama La promesa de Nadia, y me gusta porque, además, mi personaje no tiene nada que ver con nada de lo que he hecho. Es una militar, la general Álvarez". No sé ustedes, pero yo no acudiré al estreno para ahorrarme ver a Anita de uniforme.
Frótense los ojos, olviden los animalismos y vuelvan a la realidad mediática, que tiene mucho de surreal, todo hay que decirlo. Esta semana ha dado mucho que hablar la entrevista que concedió el lunes en Punto Pelota el presidente del Real Madrid. Florentino Pérez estuvo directo en su respuesta al presunto caso Bale de la presunta hernia discal que publicó en una presunta información el diario Marca. La cosa tiene enjundia no tanto porque Florentino responda, sino por dónde lo hace en el contexto de su batalla contra Prisa y otros medios. Quizás por esas batallas mediáticas algunos han arremetido contra Josep Pedrerol por ser demasiado blando. La respuesta del presentador también fue severa. Tengo para mí y siempre he dicho que unos entrevistan y otros, presos de la envidia, les atacan.
Parece que la semana va de regresos. Además de la reaparición fugaz de Obregón y de la esperada vuelta de Belén Esteban, a la que ya hemos dedicado aquí demasiado espacio, resulta que Jordi González volvió en plena forma para el especial de Telecinco sobre los niños robados durante el franquismo. Estuvo atinado en la conducción porque es un gran profesional del medio aunque muchos no le perdonen sus inevitables tics ideológicos. También se anuncia la vuelta de Pilar Rubio con un programa musical. Y nos hemos enterado de que Manel Fuentes intentará animar la infumable Gala de los Goya. El propio Fuentes regresó el jueves para pilotar la vuelta de Tu cara me suena, que arrasó en solidaridad pero fracasó en audiencia. Igualmente ha vuelto a las pantallas el caso Madeleine. ¿Se acuerdan de lo que se llegó a decir de aquel suceso? No, mejor no lo recuerden porque vomitarían.
Todo indicaba que el momentazo televisivo de la semana iba a ser el estridente enfrentamiento entre Paco Marhuenda y una política de Izquierda Unida en La Sexta. Pero no, amigos. Ahí estaba la familia de Paquirri, que siempre está volviendo y nunca defrauda. Sospecho que no les importan los motivos, pero el caso es que Francisco Rivera y su hermano, Paquirrín, se reconciliaron por teléfono en el programa de Ana Rosa. Fue el mejor dato de audiencia del espacio en los últimos cuatro años. Menos mal que los temas frívolos no interesan.
Ya ven, la tele ahora está llena de personajes que parecían olvidados y seres totalmente olvidables. El próximo lunes, por cierto, se estrena en Antena 3 la serie El tiempo entre costuras, basada en el exitoso libro de María Dueñas. Si se ve como se ha leído, el éxito es tan evidente como el hundimiento de Informe Semanal tras el cambio de horario. Pero la serie, esperemos que inolvidable, compite con La Voz e Isabel, dos formatos con públicos fieles. Dura batalla. El resultado se lo contaremos la semana que viene.