La reina Sofía celebra este viernes el que probablemente sea su cumpleaños más amargo. La celebración de sus 74 años se ha visto empañada por el particular annus horribilis que arrastra la familia real española, que ha provocado que -como diría un campechano- ‘no esté el horno para bollos’.
La complicada situación de su hija la Infanta Cristina, con la imputación de su marido, Iñaki Urdangarin, en el caso Nóos acusado de presunto fraude a la Administración, falsedad documental y prevaricación ha abierto una herida incurable en la Zarzuela. Durante todo este año, la reina ha lidiado entre su papel de madre y sus obligaciones como soberana, siendo muy criticado el apoyo incondicional prestado a su hija y a su yerno.
A esta lacra hay que sumar la polémica cacería del Rey en Botsuana y su posterior disculpa pública a todos los españoles; los rumores de supuestas infidelidades, el disparo accidental de su nieto Froilán y las tristes y solitarias vacaciones familiares en Palma de Mallorca.
Por si todo eso no fuera suficiente para aguarle los festejos a su graciosa majestad, la semana pasada trascendía que la reina ha demandó a la empresa de contactos Ashley Madison, a través de un abogado particular, por atentar contra su honor y dignidad en una campaña publicitaria.
Según confirmaron fuentes de la Casa del Rey a la agencia EFE, la demanda fue interpuesta por el decano del Colegio de Abogados de Madrid, Antonio Hernández-Gil, en representación de doña Sofía, en un juzgado de primera instancia de la capital.
La empresa de contactos es conocida por sus agresivas campañas publicitarias, que suelen incluir fotomontajes de políticos y altas personalidades en situaciones comprometidas.
El pasado febrero, la organización Autocontrol (Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial), creada para controlar la ética en la publicidad, dictaminó que este anuncio, que utilizaba una imagen trucada de la reina con la leyenda "Ya no tienes por qué pasar la noche sola", era dañino para el honor y dignidad de la reina y debía ser retirado.
La polémica campaña publicitaria de Ashley Madison