De las clases de historia y de la Revolución Industrial un tema recurrente es el de la irrupción de la maquinaria y sus consecuencias. En la Gran Bretaña del siglo XIX, un tal Ned Ludd, obrero de una fábrica textil, la emprendió contra las máquinas automatizadas que le quitaban el trabajo. Su ejemplo cundió, y se inició lo que hoy se conoce como el ludismo, es decir, la destrucción de las máquinas al eliminar el capital humano de la ecuación productiva. No obstante, aquellas máquinas necesitaban de la supervisión humana, lo cual permitió que los obreros no tuvieran que dedicarse a trabajos tan penosos, y a la hora de la verdad, salieron ganando.
No obstante, en aquel momento las máquinas no tenían su propia inteligencia. Seguían un trabajo tan mecánico como rudimentario. El problema es que los avances tecnológicos han propiciado la aparición de la conocida como “inteligencia artificial”. Que a pesar de que suena a película, no es más que una mente de ceros y unos capaz de aplicar soluciones a problemas concretos. Y eso quiere decir que su trabajo está en peligro. Lo que se conoce como un algoritmo, es decir, una serie de pasos lógicos para conseguir algo. Es una definición simplista, pero lo que quiere decir es que las inteligencias artificiales serán capaces de hacer nuestro trabajo mucho mejor que nosotros.
“Los humanos no optarán (Humans need not apply)” es un vídeo de aproximadamente 15 minutos realizado por CGP Gray -un anónimo experto en tecnología y vídeos bastante ilustrativos sobre casi cualquier tema- en el que se explica que la revolución económica que nos espera –y que ya está aquí- va camino de convertirnos, literalmente, en caballos sin trabajo después de la llegada del coche. Podemos pensar que surgirán nuevos trabajos para los seres humanos, trabajos que hoy simplemente no somos capaces de imaginar, pero según CGP Gray esto no va a ser así. ¿En qué posición deja esto a aquellas personas susceptibles de verse afectadas por la automatización? No hace falta ser un genio para darse cuenta de que nos vemos abocados a un futuro que se parece más a 'Blade Runner' que a 'Un mundo feliz'.
Una economía que necesitará mucha menos gente para ser productiva
Estos avances tecnológicos ya existen. Si ha tenido la oportunidad de pasar por una cadena de supermercados o de comida rápida, se habrá fijado que desde hace años, hay máquinas que atienden, cobran y sirven, y no ponen mala cara cuando alguien se equivoca con la Coca Cola Light o Zero, con el Mc Pollo o el Whopper. También existen máquinas de café que son capaces de preparar un chai latte igual de bien que su barista de confianza. Por no hablar de que las cadenas de producción de tecnológicas, alimentarias y compañías industriales solo necesitan de humanos para tareas de supervisión y limpieza. De hecho, aviones, trenes, coches, ya se conducen solos. Y en Associated Press, las cuentas de resultados de empresas las hace un algoritmo.
Si su trabajo consiste en rellenar fichas de Excel, hacer presentaciones y rellenar informes, sepa que su trabajo podrá ser sustituido por una máquina que lo hará mejor que usted
Hasta ahora, los trabajos de cuello blanco no parecían verse afectados por la automatización. Ahora parece que dichas labores también se ven amenazadas. Si su trabajo consiste en rellenar fichas de Excel, hacer presentaciones y rellenar informes, sepa que su trabajo, en un futuro no tan lejano, podrá ser sustituido por una máquina que lo hará mejor que usted. Sobre todo, porque no se equivoca, ni se coge bajas maternales, ni se enfada con el jefe, ni su comportamiento es aleatorio e irracional. Por no hablar de que está disponible las 24H del día.
¿En qué posición nos deja esta revolución económica?
La lógica nos dice que una sociedad sin trabajos no tiene ningún sentido. Una de las partes fundamentales de la rueda del consumo se detiene sin personas que puedan producir para trabajar, pero visto de otra forma nos dice que probablemente, quienes estemos en tela de juicio seamos los humanos.
Para el año 2017 en España habrá aproximadamente 192 millones de dispositivos conectados a internet, según un estudio de Cisco Systems
¿A qué escenarios podría llevar esta revolución tecnológica? Según los expertos, a dos escenarios. El “positivo” consiste en un sistema económico en el que unos pocos producen y con los beneficios obtenidos sostienen al resto del país, a través de un sistema de propiedad colectiva, lo que podríamos denominar como socialismo. El otro es un escenario en el que gana se lo lleva todo: riqueza para unos pocos y miseria para muchos, a pesar de la ilusoria realidad llena de tecnología que nos facilita la vida. Pero esto no deja de ser una conjetura. Lo único que ya estamos comenzando a notar es que la tecnología ha disparado la productividad.
Una realidad desigual: ni en todas partes ni en todos los sectores
Probablemente los países desarrollados sean los primeros en sufrir la transformación radical tecnológica que nos espera. Es posible que sea difusa o que no sea tan rápida como imaginamos, pero no cabe duda de que muchos trabajos ya están siendo sustituidos por bots o autómatas. No se libran ni los consultores, ni los auditores, ni los periodistas. No obstante, algunas profesiones complejas –diseñador gráfico, escritor, creativo publicitario, médico, entre otras- se librarán, pero el progreso tecnológico es implacable, y está dispuesto a arrasar con todo.
Probablemente, los países menos desarrollados son los que menos sufran las consecuencias de la automatización, pero a la larga, tampoco se librarán. Parece que el futuro de la novela de Philip K. Dick –alta tecnología, bajo nivel de vida, poder asiático- cada vez se hace más real. Para el año 2017 en España habrá aproximadamente 192 millones de dispositivos conectados a internet, según un estudio de HP. Nos estamos preparando para el internet de las cosas, es decir, que hasta un simple bolígrafo esté conectado a internet para recibir y enviar datos. Quizá los coches no volarán, no existirá el teletransporte, pero hoy ya no competimos contra un valenciano o un barcelonés, sino contra un ciudadano de Delhi o de Shangai, o contra un algoritmo. Como aconseja Forbes: "Búsquese un trabajo que no pueda hacer una máquina; especialícese".