Prestamos en condiciones de usura. Llamadas de desesperación para retrasar el pago de intereses abusivos. Amenazas. Palizas. Miedo. Los grupos mafiosos chinos desmantelados en España en las Operaciones Emperador-Cheqian y Long(Dragón Blanco) no dudaban en recurrir a la violencia para cobrar deudas. Las conversaciones grabadas durante ambas investigaciones por la Policía y la Guardia Civil son especialmente reveladoras de la particular ley impuesta por estos grupos delictivos dentro de la comunidad china residente en nuestro país.
Los matones sólo necesitan una frase para atemorizar a los que no pueden pagar los préstamos abusivos: "El jefe no está contento"
Uno de los principales exponentes de ello es Xiangdong Wu. Detenido en la Operación Long de junio de 2011 en la que cayó la trama de Wen Hai Ye Wang, Luis Ye, Xiangdong era algo más que el chófer y escolta de este cabecilla. Según los agentes del Grupo de Delitos Económicos de la Unidad Central Operativa (UCO) era el encargado “de cobrar las deudas originadas por los préstamos que realiza la organización en condiciones abusivas a otros compatriotas chinos”. Los pinchazos telefónicos lo confirman con toda su crudeza. En una conversación intervenida, él llega a presumir de esta función y reconoce a su interlocutor que en uno de sus últimos trabajos él hubiera sido partidario de utilizar métodos mucho más expeditivos de los que finalmente empleó por orden de su jefe. “Si le hubiera roto las manos y los pies, habría sido mejor. Hubiera devuelto el dinero antes”.
No es la única ocasión. En otra, Xiangdong Wu recuerda en tono amenazante a un mujer que no puede devolver un préstamo de 20.000 euros a un interés del 5% mensual que el jefe de la trama, Wen Hai, “no está contento”. La mujer le ruega un aplazamiento ya que en ese momento sólo cuenta con 900 euros para entregarle y su marido ha ido a pedir dinero a China para devolverles el préstamo. “No podemos soportar más con tanto interés del préstamo”, le ruega ella en tono suplicante. Sin embargo, Xiangdong se muestra inflexible y se limita a decirle que ya irán a echar cuentas de nuevo. En otras ocasiones, sin embargo, se muestra aparentemente magnánimo. A un tal Lao Po le dice que acepta dejarle los intereses en el 2% mensual. Eso sí, “tienes hasta febrero del año que viene para devolverlo”.
Denuncias de desapariciones
La Operación Emperador-Cheqian también se encontró con un sistema de sicarios y extorsión parecido al destapado por la Guardia Civil. En este caso era un ciudadano chino de 43 años, Haibo Li, responsable de la seguridad de otro de los presuntos grandes capos en España, el empresario Gao Ping, quien dirigía un grupo especializado en dar palizas a los que no pagaban a tiempo las deudas que habían adquirido con las redes mafiosas, además de amedrentar a aquellos trabajadores que no se plegaban a participar en las actividades delictivas de la trama. La Policía llegó a recibir denuncia de algún extorsionado en la que aseguraba que miembros del grupo habían asesinado y hecho desaparecer a otro compañero que no había podido pagar en plazo la deuda contraída.
Un jefe mafioso ofrece a una mujer agredida por otro ciudadano chino el grado de violencia: "Depende de ti. Paliza fuerte o paliza floja"
En una conversación intervenida se escucha al propio Gao Ping encargale una paliza al propietario de una tienda. El motivo: la víctima había tenido un encontronazo con una de las hermanas de Ping, que regentaba un bazar en el centro de Madrid. A otro de los detenidos en esta operación, Wei Lin, también hombres de confianza del principal capo, la Policía le intereceptó una llamada en la que insiste en la necesidad de dar un escarmiento a un comerciante que se supuestamente se había quedado con dinero de la organización. Wei Lin habla en concreto de amputarle algún miembro por no haber hecho caso a las advertencias del jefe Gao Ping.
Impartir justicia
En otros casos, los cabecillas de las organizaciones son llamados por ciudadanos chinos para que impartan ‘justicia’. Así aparece reflejado en una conversación interceptada por la Guardia Civil al capo Wen Hai, el capo detenido en la Operación Long, y en la que una mujer de origen chino se queja que los compatriotas que le tienen alquilado un chalé en Parla no sólo no le han pagado la renta sino que, incluso, le han agredido cuando ha ido a cobrarla.
Wen Hai: ¿Qué piensas hacer?
Mujer: No queremos dejar la cosa así, que nos han pegado por ir a cobrar la renta. […]
W: Es muy sencillo. Si quieres devolverle la paliza…
M: Un amigo suyo ha llamado a Weifan [el marido de la mujer] y le ha dicho que [el agresor]luego vendrá a pedir perdón. Si viene a pedir perdón, depende de la situación. Ya veremos qué pasa. […]
W. Depende de ti. Es fácil. Si quieres devolver la paliza hay mucha gente aquí. Basta que les llamemos para que vengan y devolverle la paliza.
M: Depende de la actitud de mañana, me ha dicho Weifan.
W: De acuerdo. Si necesitas que hable con ellos, me conocen muchos de Wenzhou [zona de China de la que proceden el agresor] y no hay ningún problema. Si no quieres hablar con él y quieres pegarle, es muy sencillo. Mañana llamaré a mucha gente para darle si quieres. Si quieres darle primero y luego hablar, tampoco pasada nada. Si quieres solucionarlo hablando, lo grave se convertirá en leve. Si no aguantas el enfado, puedo llamar chavales, que ahora hay muchos chavales aquí. Todo depende de ti.
M: El joven se llama Wang Fan, es de Ruian. Le he denunciado.
W: Si le has denunciado, para qué quieres hablar con él. […] Depende de ti. Paliza fuerte o más floja. Depende de ti. Llámame mañana.
En otra conversación telefónica sobre el mismo incidente, en esta ocasión con un familiar, Wen Hai se muestra partidario de medidas mucho más expeditivas para escarmentar al agresor: “A ese hay que mandarle gente para trocearle”.