¿Qué es eso que fuman en la calle, en los teatros, en las cafeterías y hasta en las puertas de los hospitales? La nueva moda de fumar vapor con aromas suscita menos rechazo social que el tabaco tradicional y está ganando adeptos conforme pasan los días y, lo más importante, conforme sigue sin haber regulación al respecto.
Pero esos días tan 'idílicos' tienen el tiempo contado. Hace unas semanas el gobierno vetaba cualquier uso del tabaco y sus derivados en lugares públicos. Gracias a esta medida, los cigarrillos electrónicos no se podrán usar en determinados espacios públicos cerrados, como el transporte o los centros sanitarios o educativos, como acordaron el Ministerio de Sanidad y las comunidades el pasado mes de diciembre, pero tampoco en algunos espacios al aire libre de colegios, hospitales o centros de salud, como ya sucede con el tabaco.
Con la nueva norma, los cigarrillos electrónicos abandonan el vacío legal en el que estaban para pasar a estar contemplados en la ley del tabaco, al crearse la categoría de “dispositivos susceptibles de liberación de nicotina y productos similares”. Las limitaciones de estos dispositivos son menos restrictivas que las que se aplican al tabaco, pero van en la misma línea: se prohíbe su venta a menores y se limita su uso.
¿Ayudan a dejar de fumar?
La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) considera una "equivocación" que la Comisión Europea permita en la nueva directiva europea del tabaco aprobada la semana pasada que los productores de cigarrillos electrónicos puedan elegir comercializar estos productos como productos médicos, cuando todavía no hay datos sobre cómo pueden afectar las sustancias que contienen a la salud de sus consumidores. En su comunicado, recogido por Vozpópuli, esta sociedad científica, que representa a más de 20.000 profesionales de Atención Primaria de toda España, ha mostrado su rechazo por esta norma y avisa de que por los "escasos" estudios disponibles hasta el momento se sabe que algunos de estos dispositivos llevan sustancias perjudiciales.
La contestación por parte de la Asociación Nacional de Vapeadores (ANEV) no se ha hecho esperar. Este mismo viernes enviaron un comunicado en el que exponían sus opiniones sobre el asunto. De esta manera, dicen que "existen numerosos informes realizados por instituciones de enorme prestigio que demuestran que el cigarrillo electrónico es claramente una alternativa menos dañina que el tabaco". Con sus palabras "discrepan abiertamente" con algunos de los mensajes que se están difunendo sobre lo perjudicial o no que es este tipo de cigarrillo.
Según, Pedro Cátedra, presidente de ANEV, "uno de los parámetros que defienden estos colectivos es que los componentes y efectos del cigarrillo electrónico sobre la salud no están suficientemente investigados. Y no es así en absoluto". En este sentido, esta asociación ha citado un estudio realizado por la University of East London "que ha demostrado que el 90% de los fumadores que han participado han encontrado una alternativa al tabaco gracias a la utilización del cigarrillo electrónico".
También se ha referido a un artículo de la revista The Lancet, "cuyos autores defienden la incomparable menor toxicidad del e-cigarrillo frente al tabaco y afirman que su regulación como producto de consumo podría ayudar a las administraciones públicas a ahorrar enormes inversiones en tratamientos específicos para dejar de fumar".
Riesgo para el reinicio de exfumadores
Los médicos, que muestran la preocupación que este tema les supone, recuerdan que en caso de que el productor de estos cigarros opte por comercializarlos como productos derivados del tabaco se podrán seguir vendiendo en establecimientos comerciales, con "el riesgo que esto entraña para el reinicio del hábito en exfumadores y como nueva puerta de entrada al consumo de nicotina entre los más jóvenes".
Expertos en salud pública temen que estos productos, que recientemente han ganado popularidad entre adolescentes y adultos jóvenes, pueden servir como puerta de entrada al consumo del tabaco para quienes nunca han fumado, además del posible riesgo que puede suponer inhalar el vapor que desprenden estos cigarrillos.
De hecho, basta pasear por la calle para ver que el número de fumadores de vapor está creciendo de manera exponencial. Las tiendas, que paradojicamente se encuentran en algunos lugares puerta con puerta con los estancos tradicionales, ofrecen una amplia variedad de este nuevo tipo de tabaco del Siglo XXI. Sin embargo, pese a la extensa proliferación, sus precios asustan. El precio de venta del cigarrillo electrónico en España puede variar, dependiendo de la calidad del pitillo, el número de botellitas de líquido y su origen, entre 25 y 80 euros.
"Es bastante significativo que la Asociación de Vapeadores esté contenta con esta Directiva, ya que no entra en restricciones para estos productos y lo que regula parece que está de acuerdo con lo que ellos querían", ha denunciado Ana María Furió, coordinadora del Grupo de Abordaje al Tabaquismo (GAT) de semFYC.
Un negocio que traspasa fronteras
La ANEV recordó también el caso de Italia, donde el vapeo es algo habitual desde hace 10 años, y "no se ha logrado relacionar ninguna muerte con el uso del cigarrillo electrónico. Incluso en Francia un importante grupo de neumólogos han mostrado públicamente su apoyo al cigarrillo electrónico como alternativa al tabaco", ha señalado.
Por otro lado, y hablando ya de la Unión Europea, la nueva regulación comunitaria sólo prohíbe la publicidad transfronteriza, lo que permitiría que se siguiera haciendo publicidad y promoción en España, de ahí que pidan la prohibición total de su publicidad y uso en todos los espacios públicos cerrados. En cambio, la semFYC se ha mostrado partidaria de las nuevas restricciones de venta y el endurecimiento de las advertencias de las cajetillas de tabaco, si bien desde la asociación médica admiten que este tipo de avisos "tienen poca efectividad".
Más allá de la Unión Europea
El boom cruza fronteras y salpica a varios países que, al igual que España, dan sus primeros pasos en materia regulatoria sobre este tipo de consumo. El Concejo Municipal de Los Ángeles, ha acordado prohibir el uso de los cigarrillos electrónicos en restaurantes, bares, discotecas y otros espacios públicos, una decisión con la que se une a otras grandes ciudades norteamericanas como Nueva York, Boston o Chicago, que también han limitado el uso de estos productos, y que la medida se convertirá en ley en los próximos meses.
Sin embargo, a diferencia de lo que ha sucedido en otras ciudades, la prohibición de Los Ángeles no afecta a los puntos de venta o a su uso en salas de cine o teatro, donde sí estará permitido su uso.
La prohibición se produce mientras el Gobierno de Estados Unidos está pensando en la posibilidad de introducir restricciones de carácter nacional. De hecho, la Agencia Americana del Medicamento (FDA, en inglés) ya ha propuesto una norma para incluir a los cigarrillos electrónicos bajo su jurisdicción para poder exigir a los fabricantes que paguen unas tasas, que detallen los ingredientes de sus productos y poder limitar las ventas a través de Internet o la publicidad dirigida a menores.