La crisis económica ha afectado como nunca al sector del taxi madrileño. La facturación ha bajado en la época más dura hasta un 40%. Hace algunos años era muy difícil encontrar un vehículo en una parada. Hoy están atascadas de coches esperando un cliente. Para poder conducir un taxi en Madrid hay que estar en posesión de una licencia municipal, permiso que autoriza a circular y que es concedido por el Ayuntamiento de Madrid. La Corporación hace muchos años que ya no concede licencias, lo que ha hecho que tener uno de estos permisos se haya convertido en un pequeño tesoro.
El precio de este "salvoconducto" es en la actualidad de 140.000/150.000 euros, según la valoración que hace Julio Moreno, presidente de la Gremial del Taxi, la organización más potente de Madrid. Moreno señala que el precio ha bajado "lo mismo que los pisos por culpa de la crisis". Hace algunos años, allá por el 2007 cuando la economía funcionaba, el precio de un permiso municipal era de unos 200.000 euros.
Pero tras esta inversión no se encuentra el maná. Para rentabilizar un taxi en Madrid hay que trabajar entre 10 y 14 horas y pagar todas las cargas fiscales, seguros, mantenimiento,... que incluye el negocio. Esta es una de las razones por las que la Gremial y otras organizaciones se han levantado contra las aplicaciones de Internet que permiten prestar un servicio similar sin permisos municipales.
No son las más caras
Madrid no tiene las licencias más caras de España. Julio Moreno señala que el precio de la capital se conoce porque saben de las ventas que hacen los jubilados o los que deciden dejar el negocio, pero ignora cómo está en el resto de España. Sí se atreve a decir que la comunidad más cara para comprar una licencia es el País Vasco.
El presidente de la Gremial considera que para que el taxi sea rentable en Madrid el Ayuntamiento debería retirar unas cuatro mil licencias de las 15.700 existentes. Esa operación supondría un costo económico que parece que la Corporación no quiere acometer.
El razonamiento de Julio Moreno se basa en que el Ayuntamiento concedió ese número de licencias en los años en los que no había un transporte público fuerte como es en la actualidad. "Con más transporte público habría que reducir el número de coches, ya que en caso contrario el umbral de la rentabilidad es mínimo", añade el representante de la Gremial de Madrid.