La ONU asegura que Marruecos es, junto con Afganistán, el mayor productor de resina de hachís del mundo y que España es la principal vía de entrada de la droga marroquí en Europa. Se calcula que unos 800.000 marroquíes viven del cultivo de cánnabis y en el Parlamento se ha debatido la legalización de éste.

Hay hoteles en el mundo que son el símbolo de una ciudad, y eso sucede en Marrakech con la Mamounia. Es parte de la escenografía cotidiana de la ciudad. No es sólo un lugar lujoso o sofisticado, es el “sitio” donde todo pasa, donde la gente se deja ver y donde quiere ser vista.

Hoy se cumplen treinta y ocho años de los célebres Acuerdos de Madrid y las perspectivas de solución al conflicto saharaui siguen siendo mínimas. La única luz al final del túnel es que España asuma sus responsabilidades como potencia administradora del Sáhara Occidental, algo poco probable por la combinación de dos elementos: la priorización en su agenda de la gestión de la crisis económica con lo delicado de su agenda bilateral con Marruecos.

Está previsto que la visita se produzca en pleno Ramadán. Sería el primer viaje tras su última operación, con el que se intenta dar una imagen de plena actividad del monarca y alejar definitivamente los rumores de abdicación. Sí se ha descartado que acuda a Florida para celebrar el V centenario del descubrimiento de Florida por parte de Ponce de León. En su lugar irán los Príncipes de Asturias.

Abrir la ventana de mi habitación sirvió para dejar pasar una ‘bola de calor’ desde el exterior. Detrás del primer impacto, una masa de ruidos que demostraba simplemente una cosa: la ciudad está viva. Así es Fez, la ciudad más seductora de Marruecos y lugar de visita obligada de aquellos que quieren conocer como una sociedad puede integrar la modernidad con los oficios más tradicionales del país.

Está aquí al lado, a cuatro horas de coche tras cruzar el Estrecho o a 50 euros de avión desde Barcelona. El Festival de Músicas Sagradas del Mundo de Fez acoge del 7 al 15 de junio a artistas tan dispares como Paco de Lucía y Patti Smith entre decenas de músicos, bailarines e intelectuales llegados de las esquinas más remotas del planeta.