Las ideas son reflejo de la tierra. En las montañas que dibujan los niños siempre hay una casita con chimenea por donde sale humo. Ese humo es la esencia de un pueblo. Es la cocina donde se cocina con pucheros y a fuego lento. Es la chimenea donde se ponen las manos pegadas al pantalón para entrar en calor y, aunque eso no se dibuja, es el calor humano de la gente de las montañas, que por encima de modas y temporadas viven todo el año manteniendo la montaña. Los pueblos de Lleida son el reflejo de oficios y actividades perfectos para el invierno.