Sin embargo, las bajas temperaturas no tienen por qué mantenernos encerrados en casa. Es más: esta estación del año es perfecta para conocer algunos lugares a los que el invierno les sienta de forma espectacular. La lista es de las largas, pero hoy os proponemos un aperitivo con estos cinco destinos que agradeceréis visitar en invierno.
Valle de Arán
Entre Francia, la comarca aragonesa de la Ribagorza y las comarcas catalanas de Alta Ribagorza y Pallars Sobirá se encuentra un valle alucinante que no tiene desperdicio. Porque además de contar con unos paisajes montañosos que en esta época del año lucen de forma espectacular, los 33 pueblos que forman el Valle de Arán son de los que se merecen visitas sin reloj. Entre casas de piedra, pizarra y madera se levantan campanarios y torres, y en medio de ese particular escenario te parecerá estar metido en un cuento. La mayoría de sus iglesias se construyeron entre los siglos XII y XIII y son auténticas joyas para los aficionados al románico tardío. Además, puedes aprovechar para probar su estupenda gastronomía tradicional, con un sello muy personal. Un planazo de los de apuntar en la agenda.
Teruel
Durante el invierno, Teruel se viste de largo para rendir homenaje a la pareja de amantes que ha hecho que este lugar se conozca como la ciudad del amor. En las calles turolenses se recrea el ambiente medieval de la época y las distintas escenas de la historia de los amantes de Teruel, sumergiendo a todos los visitantes en el siglo XIII, aquel en que Isabel, creyendo que Diego había muerto, contrae matrimonio con el señor de Albarracín. Este año tendrá lugar durante el fin de semana del 18 al 21 de febrero, y además de ver engalanada toda la ciudad, disfrutarás de uno de los referentes mundiales de arquitectura mudéjar. Si te queda tiempo, no te arrepentirás de coger el coche para visitar Albarracín, Mirambel o Rubielos de Mora, auténticos tesoros en forma de patrimonio cultural que vivieron su tiempo de esplendor en la época medieval.
Cuenca
Otra de las ciudades que tiene un encanto especial en invierno es Cuenca. Tendrás que ir bien abrigado, pero si tienes la suerte de que haya nevado, encontrarás pocas estampas tan extraordinarias como la que aparece en el puente frente a las Casas Colgadas. Designada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, atravesar las calles pedregosas de su casco histórico, dibujado al borde de paredes rocosas en lo alto de un cerro, es uno de los imprescindibles de esta ciudad que engancha a todo el que la visita. El antiguo convento de dominicos que ahora alberga el Parador de Turismo de Cuenca, la Catedral o las Casas Colgadas son algunos de los símbolos de Cuenca y visitarlos es casi obligado. Pero también tiene su punto perderse sin rumbo fijo y disfrutar del bohemio ambiente conquense. Antes de irte, degusta su gastronomía sentado a una buena mesa o en la barra de un bar. Entre su larga lista de productos locales figuran el morteruelo, el ajo arriero, los zarajos o licores como el resoli que no puedes perderte. Después, seguro que las bajas temperaturas no te parecen para tanto.
Tudela
Subir al mirador del Cerro de Santa Bárbara en pleno invierno y dedicar un rato a contemplar las vistas es un imprescindible turístico para todos los amantes de los paisajes especiales. Desde él no solo se obtiene una magnífica perspectiva de la ciudad de Tudela, sino que también se divisa el espectacular parque natural de las Bardenas Reales, el Ebro y la famosa huerta de la zona. Precisamente el invierno es la época perfecta para degustar algunos de los manjares autóctonos como las borrajas, la coliflor, el cardo, el brócoli, la alcachofa y otros productos que son auténticas delicatesen del paraíso gastronómico de Tudela.
Sevilla
La ciudad de Sevilla es siempre un espectáculo para la vista, sea cual sea la época del año. Pero para los que prefieren una visita tranquila, evitando aglomeraciones y sorteando en lo posible el calor, no hay mejor estación para dejarse atrapar por ella que el invierno. Pasear por la Sevilla literaria, desentrañar los misterios de la Sevilla andalusí o seguir la tradicional ruta turística por los principales emblemas de la ciudad (la Catedral, la Giralda, los Alcázares, la Torre del Oro, la iglesia de Santa Ana, la basílica de la Macarena...) son algunos de los planes posibles que hipnotizan a quien la visita, pero opciones hay tantas como quieras imaginar. Para completar el viaje puedes visitar un pueblo de la sierra como San Nicolás del Puerto, rodeado de verdes parajes, y dar una vuelta por las preciosas cascadas del Huéznar o acercarte al antiguo pueblo minero del Cerro del Hierro. Además, en unos días, del 28 al 31 de enero, se celebra en esta localidad el festival La Vieja Encina en el que los protagonistas son los cortos de terror y de cine fantástico.