Invariablemente piensas que lo has visto todo en televisión hasta que Sálvame te sorprende. Te descoloca, te rompe los esquemas, te adentra en su particular universo. Claro que hay unas sorpresas más agradables que otras. La sorpresa de esta semana se llama Quiero dinero, que es una nueva sección del programa de Telecinco que consiste, por decirlo claro, en poner a subasta la dignidad de sus propios colaboradores.
La filosofía de esto -¿cómo lo llamamos para no ser hirientes?- es que todo puede hacerse por dinero. Cualquier cosa. Lo peor que a uno se le pase por la cabeza. No hay límites. Como muestra, el propio estreno de Quiero dinero, donde la periodista Chelo García Cortés aceptó quemar el retrato de su admirada Isabel Pantoja, se desvistió hasta quedarse en ropa interior, leyó conversaciones privadas de WhatsApp o incluso habló sobre si había deseado o no la muerte de su propio hermano. Todo envuelto en un mar de lágrimas.
No existen adjetivos para describir tamaños momentos televisivos. Al ver esas imágenes se revuelve el estómago. Lo llamativo es que, según los portales especializados, con esta suerte de concurso, este Quiero dinero sin escrúpulos, Telecinco quiere competir frente al exitoso Pasapalabra. O sea, en el fondo una conocida informadora coge un soplillo para socarrar la imagen de la tonadillera con el objetivo de convencer a los telespectadores de que no cambien de canal.
En esta ocasión el programa de Telecinco ha desbarrado más que de costumbre. Esa sección de 'Quiero dinero' carece de gracia y de sentido. Cuanto antes se den cuenta del error y acaben con ella, mejor para todos
Como recogían los compañeros de Bluper, en esta ocasión Sálvame no sólo se ha superado a sí mismo, sino que se ha equiparado a Black Mirror. Porque lo acontecido recuerda mucho a varios episodios de la serie distópica como ese donde se chantajea a todo un primer ministro británico para que copule con un cerdo en directo. La cosa es, en suma, que los espectadores vean hasta dónde pueden llegar los colaboradores a cambio de dinero.
Sálvame es un programa de entretenimiento que como tal pretende ser divertido y que en muchas ocasiones roza el surrealismo. Hay que tomárselo en serio sólo en su justa medida, sobre todo para no enloquecer. Tiene su público, quizás demasiado para la calidad de sus contenidos, pero esa es otra historia más difícil de explicar. Sin embargo, en esta ocasión el programa de Telecinco ha desbarrado más que de costumbre. Esta vez el asunto es tan grave que no conviene tomarlo como una broma más.
No hace falta ser un moralista para comprender que esa sección de Quiero dinero carece de gracia y de sentido, entre otras cosas porque denigra a los participantes. Cuanto antes se den cuenta del error y acaben con ella, mejor para todos. Si, por el contrario, semejante concurso se perpetúa o incluso empieza a comerle terreno en share a Pasapalabra, tendremos que concluir que no hay arreglo para el programa ni para su público.