“Aquellos días fueron convulsos. De muchas presiones por parte del Banco de España. Con llamadas casi a diario y a todos los niveles”. Han tenido que pasar casi siete años de la escena de Rodrigo Rato agitando la campana en la Bolsa de Madrid (julio 2011) para que el sector financiero haya perdido el miedo a descubrir detalles de la intrahistoria de una operación en la que pocos creían pero que tenía que apoyarse por el “interés general” de España. “Era un paso necesario, aunque no imprescindible, para evitar el rescate de España”, sostienen ahora , una vez finiquitado el pacto de silencio de años atrás.
Un interés general que obligó a movilizar al área económica del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para que Bankia pudiera dar el salto al parqué. "La ministra Salgado llamó en persona a los presidentes de bancos y empresas para que se apoyase la salida a Bolsa de Bankia. Otras llamadas vinieron lideradas por José Manuel (Campa)", confirman varias de las empresas que apoyaron el llamamiento gubernamental. Algunas de ellas, llegaron incluso a encargar informes para justificar ante el Ejecutivo la inviabilidad de la operación y su negativa a comprar ‘bankias’. Lo máximo que se consiguió, en escasos casos, fue reducir la inversión que venía ya determinada desde Economía. Salgado, según explican desde el Ibex, trasladaba en estas conversaciones qué cantidad correspondía a cada firma en función de su tamaño.
“Tras la llamada de Salgado, reuní a mi director financiero y le expliqué que no podíamos evitar la compra de acciones de Bankia pero que intentará minimizar los daños al máximo. No veíamos la operación por ningún lado, y eso que apenas teníamos los escasos datos del folleto público que estaba colgado en la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores). Al final, conseguimos reducir en varias decenas de millones la cantidad que nos fijó Salgado”, explica estos días el presidente de una gran compañía del Ibex. Este llamamiento del Gobierno se completó, en algunos casos, con encuentros personales de Rodrigo Rato, presidente por entonces de Bankia, con algún homólogo de gran empresa.
Ahora, casi siete años después de aquella mal parida salida a Bolsa, el Ibex vuelve a andar revolucionado con el asunto. “Es como esa mala pesadilla que, por mucho que te gastes en psicólogos, parece no desaparecer nunca”. El comentario proviene de un financiero de una de las 35 empresas del selectivo ante un párrafo incrustado entre la literatura del auto dictado por el tribunal de la Audiencia Nacional de admisión de prueba y señalamiento de sesiones del juicio del caso Bankia. Los renglones de marras explican que la Audiencia Nacional va a solicitar a “distintas entidades, que cubrieron el tramo institucional en la salida a bolsa según los peritos judiciales, a fin de que remitan los informes de inversión o documentación utilizada por sus correspondientes comités de inversiones u órganos equivalentes competentes para informar respecto a la decisión de adquirir acciones de Bankia en el momento de la salida el 20 de julio de 2011”. Al Ibex le preocupa esta petición. “En algunas firmas no se efectuó informe alguno porque fue una imposición del Gobierno. Se hizo porque el Ejecutivo tocó a rebato. Había que apoyar la operación sí o sí. ¿Qué más da lo que dijera un informe o cien si era una operación para salvar al país?”, argumentan desde otra gran empresa.
Lo cierto es que la Audiencia Nacional, además de solicitar estos informes de inversión, también requerirá a las empresas la entrega de toda la información relativa al momento en que se desprendieron de su participación en Bankia y la pérdida sufrida. Buena parte del Ibex vendió su participación en Bankia apenas 48 horas o pocos días después del campanazo, sostienen desde varias firmas. Según indica la cotización histórica de los títulos de Bankia, el 2 de agosto de 2011, apenas 12 días después del debut en el parqué, se registró un gran volumen de venta de acciones. Los movimientos llegaron a superar en esa jornada los 500 millones de euros, cuando en los días posteriores fluctuaron entre los 80 a 100 millones. Ese día, los títulos cerraron en un precio de 3,9 euros, por encima de los 3,75 euros a los que se valoró cada título el día de su estreno en el Ibex.
El reparto de las llamadas a las empresas estaba perfectamente pactado entre el Gobierno y el Banco de España. Salgado descolgó el teléfono de la parte no financiera del Ibex. Por su parte, las presiones hacia los bancos se ejerció directamente desde los despachos del regulador.
El reparto de las llamadas a las empresas estaba perfectamente pactado entre el Gobierno y el Banco de España. Salgado descolgó el teléfono de la parte no financiera del Ibex. Por su parte, las presiones hacia los bancos se ejerció directamente desde los despachos del regulador. La cadena de conversaciones que se produjeron aquellos días con las diferentes entidades se iniciaba con una llamada de Jerónimo Martínez Tello. El responsable de Supervisión tanteba el apetito de los bancos hacia la salida a Bolsa de Bankia con los directores financieros de los grandes bancos. En paralelo, el subgobernador Javier Aríztegui mantenía encuentros y llamadas con los consejeros delegados de los cinco grandes (Santander, BBVA, Caixa, Popular y Sabadell) para animarles a participar en esa ‘operación de Estado’.
Salvo Santander, que confirmó en los primeros encuentros la participación en la OPS, el resto de bancos no decidió hasta las horas previas su inversión en la operación Bankia. “Si Santander hubiera dicho que no, ningún gran banco hubiese entrado”, explica un alto directivo bancario. Las dudas eran tales que, en los días previos, los máximos responsables de Caixa, Popular y Sabadell hablaban a diario con la cúpula de BBVA para conocer si este (así sucedió finalmente) iba a mantener su no rotundo a comprar ‘bankias’. Este clima de duda entre los grandes bancos multiplicó las llamadas de Aríztegui hacia los presidentes y consejeros delegados de los bancos. “La tensión de aquellos días fue notable”, confirma otro alto directivo del sector. Las enormes dudas de la banca obligaron a MAFO a tomar las riendas con llamadas al más alto nivel. El gobernador conversó directamente con Isidro Fainé, Ángel Ron y Josep Oliú, presidentes de Caixa, Popular y Sabadell, respectivamente. No así con Francisco González, dada la nula sintonía entre el número 1 de BBVA y el exgobernador.
“La confirmación de que todos los bancos (salvo BBVA) entraban en la operación llegó en la misma semana de la salida a Bolsa de Bankia. Todos éramos conscientes de que se iba a perder gran parte de la inversión porque el precio de salida no reflejaba el valor real”, argumenta otro directivo.
Pese al importante 'road show' realizado a nivel mundial (se presentó el proyecto a 1.700 inversores, un 71% europeos y un 23% norteamericanos), el precio de salida de Bankia quedó fijado en 3,75 euros por acción, por debajo de la banda de precios, debido a la falta de demanda suficiente para cubrir el requisito mínimo del 40% en el tramo institucional que exigió la CNMV. En el primer informe de los peritos del Banco de España se expone cómo los consejeros de BFA conocieron y aprobaron el precio de 3,75 euros por títulos, el 19 de julio de 2011, un día después de que se hubiera comunicado a la CNMV mediante un hecho relevante. Los consejeros también aprobaron la emisión de 824 millones de acciones, captando 3.000 millones.
El informe de los dos peritos confirma que estas presiones surgieron efecto. Grandes empresas españolas, bancos nacionales y extranjeros, fondos de inversión... hasta 29 grupos invirtieron 1.239 millones de euros en la salida a bolsa de Bankia de julio de 2011 para comprar 332,5 millones de acciones y cubrir así el tramo institucional mínimo exigido por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que alcanzaba el 40% del total de las acciones emitidas. Mapfre, asociada de Bankia, fue la compañía que realizó una mayor inversión, de 281,5 millones de euros, por delante de Banco Santander, que destinó 156,7 millones, y Caixabank, 100 millones.
Todos éramos conscientes de que se iba a perder gran parte de la inversión porque el precio de salida no reflejaba el valor real”
El sector financiero español, en conjunto, acudió al salto al parqué de Bankia con 469,2 millones. Además de Santander y Caixabank, Barclays, hoy propiedad de la entidad catalana, invirtió 85,2 millones, Banco Popular 55,9 millones, Banco Sabadell, 48,4 millones, Ibercaja 11 millones, Bankinter 6,95 millones y Banca Cívica 5 millones, según refleja el informe pericial del Banco de España. Mientras, BFA/Bankia dedicó 76,6 millones. Además de Mapfre, otras firmas en las que Bankia participaba, compraron acciones de la entidad fueron Renta 4, con 20 millones, y Ahorro Corporación, con 10 millones. Asimismo, también participaron Mutua Madrileña, con 25 millones, y la Cámara de Comercio de Madrid, con 12 millones.
Entre las empresas españolas, Gestamp lideró las inversiones con 58 millones de euros, seguida de Iberdrola, con 55 millones, Telefónica, con 25,2 millones, ACS, con 25 millones, Villar Mir, DISA (petrolera propiedad de la familia Carceller) y Ferrovial, todas con 20 millones, Ence, con 7 millones e Isolux, con 6 millones. Acciona, por su parte, figura dos veces en el documento, con 20 y 10 millones. Por su parte, aparecen dos inversores extranjeros, Amber, con 40 millones, y DiamondBack, con 17,47 millones.