Artur Más nunca se fue del todo, para disgusto de una CUP que ya en 2016 quiso enviarle “a la papelera de la historia”, según decía entonces el diputado Benet Salellas. Los ‘cuperos’ andaban por aquellos días henchidos de satisfacción tras haber hecho morder el polvo a su segunda ‘bestia negra’ después de Mariano Rajoy.
No, Mas no está año y medio después en el ‘basurero’, para disgusto Salellas y los suyos. A decir verdad, tampoco en primera línea de un escenario que es hoy mucho más tóxico; está más bien en el proscenio, de ‘director de orquesta’ del PDCat, lo que nunca ha dejado de ser. Hoy ha lanzado la candidatura de Carles Puigdemont a sabiendas de que no hay mejor cartel que un mártir, a poder ser ‘muerto’.
“Sabe que no puede estar en primera fila”, avisa al periodista un destacado protagonista del PSC y conocedor del personaje, poniendo así en duda que Mas quiera realmente volver a primera línea a ‘lomos’ de la “lista de país”.
Pero, “por si acaso”, observa otra fuente, el encarcelado y muy taimado líder de ERC, Oriol Junqueras, condiciona esa candidatura única a la presencia de la CUP, también de Albano Dante Fachin y la parte de Podem que arrastre en su pelea con Pablo Iglesias, y de Mes (los soberanistas de la antigua UDC de Duran i Lleida)... Ninguno va a aceptar ir en una lista con un Más que si algo tiene es fino olfato político. Se ‘huele’ que el 21-D la gente va a querer acabar con un episodio penoso y allí va a querer estar él, único libre de los barrotes carcelarios.
“Junqueras sabe como es; con él y el Govern encarcelado y con Puigdemont y el resto huidos en Bruselas, Artur Mas tarda ‘media hora’ en controlar a Marta Pascal y a Marta Rovira y a la Generalitat que surja de las elecciones”, explica uno de los consultados.
En el último mes, el expresident no ha ahorrado en privado críticas a su sucesor -“está descontrolado”- porque creía que estaba llevando a Cataluña al desastre, lo cual es cierto, que una cosa no quita la otra.
Consiguió arrancar a Puigdemont que en el pleno posterior al referéndum ilegal del uno de octubre no declarara la independencia, y ‘prou’ (basta). Durante la histórica tarde noche del miércoles 25 de octubre en la que Puigdemont escuchó a todos, Mas apostó claramente por salvar el autogobierno convocando elecciones y no dejando que “te las convoque Rajoy”. Puigdemont pareció ceder, no porque lo dijera Más sino porque así se lo aconsejaron también el lendakari, Íñigo Urkullu, Pedro Sánchez y hasta Pablo Iglesias.
Al sucesor de Jordi Pujol parece haberle vuelto el ‘seny’... un poco tarde. Porque son muchos en Cataluña y en el resto de España -particularmente en el Gobierno- Los que culpan a Artur Mas de esta deriva suicida, que ha acabado con una comunidad puntera hoy en ‘bono basura’ para los mercados internacionales, con 2.000 empresas menos, sin ‘musculo’ financiero tras la marcha de CaixaBank y Sabadell, y sin apoyos internacionales para la supuesta independencia.
La ‘respuesta’ de Puigdemont a su mentor en el PDCat, es clara: está dispuesto a ser candidato “incluso desde el extranjero”. Sea Bélgica o donde sea.
No va a tolerar que ni Mas ni Josep Rull, ni su muy odiado vicepresidente Oriol Junqueras -sí, el que le soliviantó a las bases independentistas en la mañana del jueves 26 hasta hacerle desistir de convocar elecciones-, le manden “a la papelera de la historia” para llegar cualquiera de ellos a un acuerdo con Rajoy que ponga fin a este destrozo.