A sus 32 años, el capitán Rivera del Ejército del Aire y el Espacio está acostumbrado a afrontar algunas de las misiones más exigentes de búsqueda y rescate a los mandos de su helicóptero NH90, una aeronave de reciente incorporación que cuenta con todas las capacidades para cumplir con esta misión 24 horas al día, siete días a la semana, en territorio nacional. Suelen ser misiones contrarreloj, donde una intervención inmediata marca la vida entre la fatalidad y la supervivencia.
Una fatalidad que estos días ha adquirido su máxima expresión en Valencia. Lodo y barro se extienden hasta donde alcanza la mirada, sin saber a ciencia cierta qué puede haber bajo el manto de escombros que cubre toda la comarca afectada. Las últimas cifras oficiales apuntan a 215 víctimas confirmadas, si bien hay un número indeterminado de desaparecidos que las autoridades tratan de acotar.
Un escenario de desolación que requiere ojos en el cielo. Sólo así es posible hacerse una composición real de hasta dónde alcanza el horror, de las zonas que una semana después de la tragedia siguen más afectadas. Es ahí donde el capitán Rivera entra en acción, junto al resto de la tripulación a bordo del helicóptero NH90 que él mismo pilota.
Es uno más de los cerca de 7.800 militares de todas las ramas de las Fuerzas Armadas desplegados en Valencia y atiende a Vozpópuli cuando se prepara para un nuevo vuelo. “Hay zonas en las que se ve todo marrón, todo lodo...”, admite con pesar. Y hace un llamamiento a largo plazo: “Espero que cuando pasen unos meses, la población y todo el mundo siga volcándose con ellos [los valencianos]”.
Pregunta. Dígame, ¿cuál es su labor habitual en el Ejército del Aire?
Respuesta. Distintas misiones. La misión 24/7 que tenemos en territorio nacional es de búsqueda y salvamento, y la tripulación habitual la componen dos pilotos, el operador de grúa de rescate para izar y bajar al personal, dos rescatadores que son los que suben y bajan al terreno, y un enfermero para tratar a la víctima en el vuelo, en cabina de carga.
P. A bordo de su helicóptero NH90, el que ahora está en Valencia.
R. Sí. El NH90 se incorporó en 2022. Mejora ampliamente al Super Puma, que era una buena aeronave pero era de los ochenta. Cuenta con capacidades para llevar en cabina a 22 personas. Tiene una autonomía de vuelo de tres horas y media, arriba o abajo, dependiendo de la misión y de si les pone depósitos exteriores o uno interior auxiliar. También cuenta con sensores que sirven para buscar lo que sea necesario, una persona o un vehículo, por ejemplo; y así, una vez reconocido, insertar al rescatador.
P. Hábleme de cuando les activaron para ir a Valencia
R. Inicialmente nos dejaron dos tripulaciones y dos helicópteros prealertados en la noche del jueves, aunque yo ya había estado aquí los días antes. El domingo estaba en casa, preparando con mi mujer una comida porque venían unos amigos. A eso de las… 11.30 o 12.00 me llamó la jefa de escuadrón: “Nos han activado ya, avisa a tu tripulación y prepara una maleta para tres o cuatro días”. Tenemos la base en Cuatro Vientos. Mi mujer me ayudó a preparar la maleta y me llevó hasta la base.
P. ¿Qué le dijo ella?
R. Me despedí de ella, aunque fue muy rápido. Me dijo dos o tres veces: “Estoy muy orgullosa de ti”.
P. Se encuentra con su tripulación en Cuatro Vientos.
R. Nos dieron un briefing en Cuatro Vientos. La comandante, jefa de escuadrón, era la que más información tenía. Nos ofreció toda, repasamos procedimientos, vimos que la meteorología era más bien regular… y despegamos.
P. ¿Cuánto tardan en llegar?
R. Tardamos una hora y cuarenta minutos desde la puesta en marcha. Desde que despegamos, hora y cuarto.
P. ¿Desde dónde operan en Valencia?
R. En la base Jaime I, en Bétera, una base con una unidad BIEM de la UME y un batallón de helicópteros de las FAMET.
P. ¿Cuál es su área de intervención?
R. Principalmente estamos trabajando en la zona de los cauces de los ríos, reconocimiento de ríos, arroyos, barrancos… Mucho por el área de Buñol, Requena y zona sur.
P. Dígame, ¿qué se ve desde su helicóptero?
R. La imagen es bastante desoladora. Cuando más me impactó fue la primera vez que posicioné para la primera misión. Vimos la zona de la A7, la A3, de Chiva a Cheste... Se te encoge el corazón, no esperas escenarios así, tantos coches, pueblos aislados, puentes destruidos… Nos bajamos todos con el corazón en un puño.
P. Escenarios muy duros.
R. En las zonas donde hay cerca un arroyo, cauce o barranco, ahí sí que se ve todo marrón, todo lodo, coches del revés que sólo se le ven las ruedas. Fuera de eso, en la zona periférica de Valencia, la de campo, antes se veía muy anegada. Pero lo catastrófico es lo que está alrededor.
P. No será fácil de gestionar emocionalmente.
Los NH90 del Ala 48 continúan desarrollando vuelos de reconocimiento y apoyo logístico en las zonas afectadas.
— Ejército del Aire y del Espacio (@EjercitoAire) November 4, 2024
Por tierra y por aire seguimos con Valencia.@Defensagob pic.twitter.com/D6UVnjEHhe
R. No sólo por lo que ves mientras vuelas, también por lo que ves en las noticias. Esta mañana [por ayer, martes] en la televisión hablaban de dos niños desaparecidos, de 3 y 5 años. No soy padre, pero lo ves y… se te parte el alma. Gente desaparecida, fallecidos, todo lo material destrozado; nosotros como profesionales intentamos no dejar que nos entre mucho en la cabeza para hacer nuestra misión lo más centrado posible, pero somos humanos y te paras a pensarlo.
P. No es una misión que uno espere desarrollar en territorio nacional, en este caso en Valencia.
R. Tenemos compañeros que sí que están en misma base con medios terrestres, limpieza general, temas de salud y reparto de víveres… Nos cuentan lo que ven y... Esta misión se sale de lo que se espera, pero entrenamos todos los días y tenemos capacidades que considero adecuadas.
P. Llegará un día en que tenga que asimilar todo lo que se está viviendo.
R. Esta mañana hacía ese pensamiento, hablando con un compañero que hace labores a pie de campo y él mismo lo decía. Es que ahora ya empieza a haber algún pueblo limpio, entre comillas, transitable y con luz. Pero, ¿cómo será la vuelta a la vida normal, si es que es posible? ¿Cómo será dentro de cinco meses? Ahora estamos todos volcados con la adrenalina, pero no hay que perder de vista cómo va a estar esta gente. Espero que la población y todo el mundo se vuelque con ellos.