Alonsotegi es un pequeño pueblo vizcaíno de apenas tres mil habitantes. Hasta no hace demasiado esta localidad, que se escindió en los noventa de Baracaldo, se conocía porque en ella nació el lehendakari, Íñigo Urkullu. Sin embargo, en los últimos años se habla del lugar por varios casos de corrupción urbanística que afectan a tres exalcaldes, todos ellos del PNV. Uno de ellos acaba de pactar su condena y otros dos están pendientes de juicio por otro caso.
Los tres regidores del PNV ocuparon sus cargos entre 2003 y 2011. El ahora condenado es José Luis Erezuma, alcalde de Alonsotegi entre 2011 y 2015, que iba a ser juzgado a partir de este martes en la Audiencia Provincial de Vizcaya. El juicio tenía su miga por el caso en sí mismo y porque iba a declarar como testigo el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, que estaba en la Diputación de Vizcaya cuando se produjeron los hechos investigados.
No habrá juicio porque entre el lunes y el martes hubo acuerdo in extremis entre las partes. Merced a ese pacto el citado Erezuma, el arquitecto Alberto Zulueta y los empresarios Francisco Javier Bediaga y Eduardo Ibarra admitieron los hechos y se comprometieron a pagar el dinero desfalcado de las arcas públicas a cambio de eludir su entrada en prisión.
Así fue el fraude admitido
El fraude que todos ellos perpetraron consistió en reclamar una ayuda a la Diputación de 600.000 euros y en utilizar otros 81.000 del propio Consistorio para reparar unas instalaciones municipales presuntamente dañadas por un temporal de noviembre de 2011; en realidad los daños no existían ni, por ende, se hizo obra alguna para repararlos. Con esas cantidades los responsables del Ayuntamiento querían saldar una deuda con la constructora Laneder, propiedad de los empresarios condenados.
Los casos de Alonsotegi no afectan a los principales dirigentes del PNV. Pero manchan la imagen del partido hegemónico en el País Vasco. Más, si cabe, después de la sentencia del caso De Miguel
No obstante, este no es el único caso de corrupción que afecta a alcaldes del PNV en el pueblo que vio nacer a Urkullu. Porque ahora mismo hay pendiente otro juicio contra los dos antecesores del exalcalde ahora condenado: Gabino Martínez de Arenaza (2003-2007) y Aitor Santiesteban (2007-2011) fueron procesados por tráfico de influencias, malversación y fraude, entre otros delitos. Tal y como informó Vozpópuli en su día, se les acusa de una trama obras sin justificar a través de la sociedad municipal Alonsotegi Eraikiz (activa entre 2003 y 2011) que dejó un agujero de unos 15 millones de euros.
Esa sociedad, Eraikiz, era el epicentro de las presuntas corruptelas relacionadas con los diferentes exregidores del PNV. Así lo denunció el grupo municipal de EH Bildu, que destapó estos casos años atrás y que está personado en las causas como acusación popular.
Los casos de Alonsotegi no afectan a los principales dirigentes del PNV. Pero es obvio que manchan la imagen del partido hegemónico en el País Vasco. Más, si cabe, después del varapalo que supuso para los jetlzales la sentencia del caso De Miguel, principal caso de corrupción de la comunidad autónoma y que sí afectaba a dirigentes peneuvistas. Dicho escándalo fue sentenciado en diciembre de 2019 y desde entonces el Tribunal Supremo estudia los recursos de los condenados.
