Es uno de los sucesos que el régimen de Franco intentó que no se conociera en la Península en la Segunda Guerra Mundial y, de hecho, fue a escasos días del desembarco de Normandía. Canarias estaba en el epicentro de los intereses Aliados porque una virtual caída en manos del Eje habría interrumpido suministros críticos a Gran Bretaña e, incluso, si no las hubieran tomado, su uso por los submarinos para abastecimiento como combustible habría proporcionado un importante apoyo.
La versión oficial dice que Franco negó a los alemanes el acceso a Gibraltar a través de España y también negó, oficialmente, el uso de las Islas Canarias a la Kriegsmarine variando el estatus de España de no beligerante a neutral, lo que los Aliados decidieron respetar. Pero lo cierto es que 50 aviones de combate alemanes pastoreaban la vigilancia del archipiélago desde lo que hoy es el Aeropuerto de Gran Canaria.
La importancia del hundimiento es que, en el Atlántico, EE.UU perdió dos portaviones y el USS Block Island es uno de ellos y fue en aguas españolas. El hambre de las manadas hizo un gran daño a España porque en caso de no dar cobertura a Berlín las islas Canarias quedarían sumidas en el desabastecimiento.
La lotería de hundimientos el 29 de mayo de 1944 le tocó al U-549 cuando ejecutó al USS Block Island con tres torpedos al noroeste de Canarias. El U-549 no era nuevo en sus ataques: participó en tres manadas entre 3-17 de febrero de 1944; entre el 17-22 de febrero de 1944 y desde el 22 de febrero hasta el 22 de marzo de 1944.
El portaaviones se hundió y sobrevivieron todos los miembros de la tripulación, salvo seis personas. De los seis aviones que se encontraban en el aire en el momento del hundimiento, sólo se recuperaron dos aviadores y uno de ellos acabó retenido por la Guardia Civil en Tijarafe (La Palma) hasta ser puesto a disposición de EE.UU en Gibraltar.
Washington interpretó que España estaba dando soporte a los submarinos alemanes en Canarias y optó por mandar a sus náufragos a Casablanca, ya en la órbita de los Aliados, que navegar hasta el puerto de Santa Cruz de Tenerife, el más cercano.
La presencia del buque en las islas Canarias no era casual. El archipiélago formaba parte de la batalla atlántica entre los alemanes y los aliados. Todo el día como el perro y el gato y, en la lógica del respaldo que Franco dio a Berlín, en el Aeropuerto de Gran Canaria la aviación alemana tenía siempre 50 aparatos Junker vigilando el tránsito al canal entre Fuerteventura y costa sahariana y en las inmediaciones de La Palma y El Hierro.
Era una guerra paralela la de Canarias trazada por los aliados para eliminar submarinos a fin de evitar sorpresas en la operación de desembarco de las tropas aliadas en Francia semanas después.
El hundimiento del USS Block Island tuvo como reintegro que ese mismo día la escolta del portaaviones hundiera al U-549 que torpedeó al buque norteamericano. Pero es que apenas unos días después al sur de Canarias, la víspera del desembarco de Normandía, EE.UU se hizo con la máquina Enigma de los alemanes al evitar el buque USS Guadalcanal que se hundiera, tras neutralizarlo, el submarino U-505 al sur de Canarias. No hay que olvidar que el Sáhara era parte de España y toda esa masa de kilómetros cuadrados al sur de Canarias era de titularidad de Madrid.
El U-505 capturado al sur de Canarias fue llevado a EE.UU tras unas cargas de profundidad que inutilizaron el timón e impedir que se dañaran sus equipos electrónicos. Desde ese día EE.UU ya no tenía que compartir con los británicos la información que manejaban los nazis con su maquina de mensajes codificados.
El U-549 que hundió al USS Block Island partió de la base de Lorient a Canarias el 14 de mayo de 1944. Según los registros, a las 20:13 del 29 de mayo de 1944, el U-549 atravesó la pantalla antisubmarina del grupo de cazasubmarinos norteamericano y disparó tres torpedos al USS Block Island impactando con dos y dañando gravemente al buque que luego se hundió. A las 20.40 horas, el submarino disparó una salva de torpedos acústicos dañando gravemente al destructor de escolta Barr y fallando el Eugene E. Elmore. El escolta Ahrens y el Eugene E. Elmore lanzaron un contraataque con cargas de profundidad que hundieron al submarino perdiendo sus 57 tripulantes.
El teatro de operaciones en Canarias fue permitido por Madrid tras saber que el presidente norteamericano Roosevelt y el primer ministro británico Churchill se reunieron para convertir varios cascos de petroleros en pequeños portaaviones que serían proporcionados a Gran Bretaña para recorrer las vastas áreas del Atlántico en busca de estos submarinos.
La marina alemana estaba aumentando su audacia hundiendo barcos a tan solo cinco millas de la costa estadounidense. Se estaba dando muy poca información sobre esta actividad al público en general, tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos. Por esta preocupación, el gobierno de los EE.UU consideró adecuado hacer una Flota del Atlántico con seis cascos de petroleros que alejara el peligro de la costa americana y ubicar una ratonera en aguas canarias impediría avanzar en el Atlántico Medio.
Se daba la circunstancia de que el casco del portaaviones fue diseñado para soportar una inclinación de hasta 40 grados, lo que requería que todo el casco estuviera compartimentado para anular el movimiento interno del combustible líquido que pesaba hasta algo más de 15.000 toneladas en un espacio con unas aberturas elípticas amplias, que iban desde el extremo de popa del barco hasta la proa, entre los compartimentos para que estuvieran sostenidas lateralmente y fueran muy fuertes.
Varios compartimentos quedaron intactos tras el ataque alemán pero no se pudieron extraer municiones, bombas, torpedos y cargas de profundidad de los polvorines. La tripulación del Block Island incluía más de 50 marineros que provenían del USS Lexington, que se había perdido en la Batalla del Mar del Coral en mayo de 1943. Varios otros hombres tenían experiencia en portaaviones; sin embargo, la mayoría de los 890 marineros nunca habían estado en el mar.