Grandes escritores a lo largo de la historia han dejado su huella en la literatura universal; Walt Whitman, Charles Dickens o Ernest Hemingway entre otros. España ha destacado en el pasado por grandes referentes literatos, especialmente durante el Siglo de Oro -Miguel de Cervantes o Lope de Vega- o la Edad de Plata -autores de la Generación del 98 y del 27-. El premio Nobel de Literatura, uno de los mayores galardones en el mundo de las letras, lleva entregándose desde 1901 en reconocimiento de la labor y obra de estas ilustres personalidades. La última ganadora ha sido la coreana Han Kang.
El último galardón entregado a un español tuvo lugar hace 35 años: el 19 de octubre de 1989 al gallego Camilo José Cela. Si ampliamos la lista a escritores hispanohablantes, el chileno Mario Vargas Llosa se lo llevó en 2010. Desde entonces, ningún autor de habla hispana ha ganado un Nobel en esta disciplina. No obstante, "un premio literario per se es una distribución política", recalca Toni Montesinos, escritor, a Vozpópuli. "No tiene absolutamente nada que ver con las cualidades literarias, simplemente es un hecho político y del todo gratuito o arbitrario", agrega.
A José Cela se le dió el Nobel "por ser la figura más destacada de la renovación literaria en España, y por su prosa rica e intensa, que con refrenada pasión configura una visión provocadora del desamparo del ser humano". El novelista gallego "sí revolucionó las letras", afirma Montesinos, especialmente desde 'La familia de Pascual Duarte' (1942), obra con la que "aportó algo nuevo a la literatura", señala. "El caso es que ahora no se le puede dar a ningún referente porque no hay ningún gran autor", comenta Montesinos. Los grandes escritores "son parte del pasado" y no hay ninguno que haya ofrecido "una nueva manera de ver la literatura".
Por esta razón, "hay que distribuir el premio como buenamente se pueda", dice el escritor consultado por Vozpópuli. "Quizá venga alguno hispano, pero simplemente es repartir cartas y a ver quién le toca la próxima vez", añade. En esta línea, Montesinos señala que la decadencia de referentes literatos no es un hecho aislado de España, sino que es un fenómeno que se está viendo a nivel global. "Estamos viviendo la muerte, la agonía y el fin de la literatura desde hace años", lamenta.
En relación a la entrega de premios por reconocimientos políticos o activistas, en vez de literarios, Toni Montesinos comenta el caso de Knut Ahnlund, quien abandonó la academia sueca en 2005, después de que sus compañeros, "a sus ojos, habían premiado a una autora muy mediocre y decía él que sus compañeros ni habían leído sus novenas". La galardonada con el Nobel de Literatura ese año fue la austriaca Elfriede Jelinek.
Actualmente, la "moda", según señala el experto, son los temas woke, políticamente correctos y relativos a la mujer, atendiendo a las demandas sociales; "y esos premios van en función de esas modas". Más allá de estas nuevas políticas con las que la academia de los premios Nobel decide sus ganadores literarios, "no hay ningún autor ahora mismo que merezca semejante promoción", insiste Montesinos. "Ahora lo que se hace son redacciones en forma de libros que buscan sobre todo entretener al público sin ningún tipo de desafío intelectual o cognitivo, ni ningún tipo de trabajo lingüístico detrás, ninguna audacia por sorprender, por provocar, por ir hacia nuevos caminos literarios", indica Montesinos.
Por otro lado, la venta de libros y "la celebridad literaria no tiene absolutamente nada que ver con la literatura, ni con la academia literaria, ni con el hecho de que toda una academia dé a una persona un premio que tiene muchísima repercusión", declara el escritor. Asimismo, comenta que hoy en día "no hay literatura, más bien hay libros que son productos" que venden "sensacionalismo o entretenimiento", por lo que se detecta una falta de "autoexigencia" por parte de muchos autores contemporáneos.
Además, con la llegada y masificación de Internet, el hábito de lectura ha dejado de ser un "elemento axial en la vida cotidiana" de la población. Aunque se sigan comprando libros, el pasado 2023 aumentó la facturación un 5,1%, "el teléfono que todos tenemos en el bolsillo hace que tengamos una vida distraída y dispersa", critica Montesinos. Por lo tanto, el mundo literario "ha variado en su número de lectores y en la calidad de estos porque ya no tienen paciencia para terminar un libro".