Cada 6 de diciembre celebramos la fiesta de Santa Claus, también conocido por San Nicolás o Papá Noel. Lo que no es tan conocido es que este personaje en su origen no vivía en Laponia, ni tenía renos ni gorro y traje rojo. Nicolás nació en Patara en la región de Licia, en la península Anatolia, en lo que hoy llamamos Turquía, en el año 270 después de Cristo. Siempre tuvo mucha devoción a Jesucristo y poco a poco sus sentimientos y acciones fueron pareciéndose a los del Hijo de Dios hecho hombre. Sus padres eran muy ricos, además de generosos, y le enseñaron a compartir lo que tenía. Nicolás daba todo lo que tenía a los demás y cuando murieron sus padres repartió toda su fortuna entre los pobres.
Con el tiempo decidió viajar a Tierra Santa para conocer mejor los sitios donde vivió el Salvador. A su vuelta se trasladó a Myra, en la actual Turquía, y según la leyenda, varios sacerdotes se econtraban discutiendo sobre quién sería el futuro obispo, pues el anterior acababa de fallecer. Ante la falta de consenso, decidió que el próximo en cruzar las puertas de la iglesia sería nombrado obispo. El destino quiso que quien entrara en ese momento fuera de Nicolás. Así, por este curioso giro de los acontecimientos, se le designó como obispo de la ciudad.
Son muchas las cosas buenas que se cuentan de él, sobre todo muestras de su gran generosidad. Por ejemplo, un padre de familia se arruinó y para conseguir la dote del matrimonio de una de sus hijas se vio obligado a prostiruir a sus tres hijas. Para evitarlo, Nicolás subió al tejado de la casa de este padre varias noches y lanzó monedas de oro por la chimenea. Las monedas cayeron en varios calcetines de lana que las hijas habían dejado secando, colgados junto al fuego. Durante varios días al amanecer encontraban el dinero en dichos calcetines, hasta que completaron la dote. De ahí viene la costumbre de colgar los calcetines en Navidad para recibir los regalos.
También destacan sus muchos y variados milagros. Se le atribuye el haber resucitado a tres niños que habían fallecido al caer de un árbol. También se cuenta que una vez salvó la vida de tres generales condenados a muerte injustamente, cuando apareció y mandó que se les salvara. Por este motivo es considerado defensor de los débiles.
Otra de sus hazañas cuenta que hallándose un grupo de marineros en medio de una tempestad y habiendo invocado la protección de Nicolás, apareció éste milagrosamente y paró la tormenta. Desde entonces fue proclamado patrón y protector de los navegantes. Se le atribuyen muchos milagros más, en especial en los que le piden ayuda ante la necesidad económica.
Murió el 6 de diciembre del año 343 en Myra (actual Turquía), pero sus restos descansan en la ciudad italiana de Bari, porque un grupo de cristianos los llevaron allí cuando los turcos conquistaron Anatolia. Por este motivo en Occidente le llaman Nicolás de Bari.
Como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus. Esta historia llegó a Estados Unidos y en seguida fue cambiando hasta convertirse en el personaje que todos conocemos como Papá Noel. Perdió su báculo, la barba blanca la mantuvo, pero la mitra de obispo cambió por su gorro, la casulla por su abrigo característico. Y su apariencia de persona generosa repartiendo todo lo que tenía se transformó en su trineo con juguetes tirado por un reno. Aún así mucha gente le sigue rezando a San Nicolás para que interceda ante sus necesidades económicas.
