El Niño ha obtenido el mayor número de estatuillas en la gala de los Premios Gaudí, siete, pero 10.000 km ha ganado cinco de los más importantes, y Rastres de sàndal ha sido distinguida con el galardón a la mejor película en lengua catalana, único Gaudí que ha recibido en la velada.
Aunque El Niño partía como favorita, pues era la que tenía más nominaciones (quince) y dentro de una semana estará compitiendo en el podio de los Goya con La isla mínima, finalmente se ha tenido que conformar con los premios a las mejores actuaciones secundarias (Bárbara Lennie y Eduard Fernández) y los Gaudí técnicos que distinguen montaje, música original, fotografía, dirección de producción y sonido.
El Niño, producido por Telecinco Cinema, es un thriller policiaco que ilustra el paso y comercio de droga en el estrecho de Gibraltar. El largometraje está basado en hechos reales, más específicamente, en el caso de Ahmed Ouazzani, uno de los mayores traficantes de droga en el Estrecho. Junto a él, la película también dibuja una semblanza de Mounir Remach, otro narcotraficante que subía a YouTube vídeos de sus 'logros' tras atravesar el Estrecho con moto acuática.
La ópera prima de Carlos Marques-Marcet 10.000 km puede hacer un balance más que positivo de los premios al haber ganado cinco de los ocho Gaudí a los que optaba: mejor película en lengua no catalana, mejor director, mejor guión y mejores interpretaciones protagonistas (Natalia Tena y David Verdaguer).
Esta cinta de Marques-Marcet, que consiguió una beca de La Caixa para estudiar cine en Estados Unidos, cuenta la relación de una pareja que por motivos profesionales se ven obligados a separarse 10.000 kilómetros, una en Los Ángeles y él en Barcelona y como con la distancia mantienen una relación virtual.
El filme de época Stella Cadente, de Lluis Miñarro, que optaba a 13 estatuillas, se ha tenido que conformar con dos Gaudí previsibles, el de mejor dirección artística (Sebastián Vogler) y el de mejor vestuario (Mercè Paloma). No menos previsibles han sido los premios que ha obtenido REC4: Apocalipsis, de Jaume Balagueró, que partía con 9 nominaciones y que finalmente ha ganado los Gaudí a los mejores efectos especiales/digitales y al mejor maquillaje y peluquería.
Rastres de sàndal, de Maria Ripoll, la película que narra la historia de dos hermanas indias que ven separados sus destinos y que se reencuentran en Barcelona, ha recibido contra pronóstico el Gaudí a la mejor película, un premio de consolación más que satisfactorio para una productora, Pontas Films, que debutaba con este filme y que había recibido ocho nominaciones.
La gran derrotada de la noche ha sido Hermosa juventud, de Jaime Rosales, que partía con 5 nominaciones y ha concluido la noche con su casillero vacío de premios.
El momento más reivindicativo ha tenido lugar con la intervención de la presidenta de la Academia del Cine Catalán, Isona Passola, que ha dicho que el período de crisis que abrió el 21% de IVA cultural, los recortes presupuestarios y la casi inexistencia de legislación contra la piratería ha vivido un nuevo capítulo este año con la tasa de operadores de internet y el acuerdo de las productoras con TV3, que permitirá al cine catalán despegar en 2015 y 2016 y "volver a la situación en la que estaba hace cuatro años".
Alusiones al denominado caso 4-F, avivado estos días por el documental Ciutat morta, las palabras de Pere Casaldàliga en boca del actor Eduard Fernández ("Sin utopía no hay futuro, has de ser radical, hemos de ser radicales") o el corolario de la veterana actriz Carme Sansa que ha dicho que espera que esta gala se haga algún día "en un país libre" han sido otros momentos reivindicativos.