El campo argentino tiene algo irremediablemente evocador. Sus espacios nos siguen resultando incomensurables y los hombres que los trabajan aún nos recuerdan a los vaqueros de los western. La fotógrafa y modelo Astrid Muñoz presenta estos días en Marbella una muestra fotográfica en la que recoge parte del trabajo fotográfico que, en aquellas latitudes, lleva realizando desde 2008. La muestra Gauchos, que pronto además servirá para componer un libro dedicado solo a este oficio ancestral, recoge una serie de retratos de esta figura icónica del campo argentino.
Tenemos ante nosotros ante 12 imágenes que componen una sobria estampa por la que parece no haber pasado el tiempo. En ellas revivimos varios momentos clave de la vida de los gauchos argentinos, así como su relación con los caballos y el medio natural. Dotado de la vibrante intensidad de un cuidado B/N, nos encontramos ante un trabajo que se acerca sin complejos a la antropología, profundizando la mirada hacia el interior de este personaje de antaño, trasvasando fronteras y acercando a otros países su sentido.
Astrid Muñoz, de modelo a fotógrafa
Cuando con poco más de 20 años Astrid Muñoz cruzaba el charco una y otra vez para realizar sesiones de fotos en París (a lo largo de su carrera ha posado para Chanel, YSL o, más recientemente, H&M), la entonces modelo se fijaba con atención en la cámara que la retrataba sabiendo que algún día sería ella la que, desde el otro lado del objetivo, captaría en imágenes fijas la esencia del mundo. Desde finales de esa década, Astrid ha retratado a nombres fundamentales de la industria de la moda para magazines como Vogue o Marie Claire.
Sus fotografías de Gauchos se pueden contemplar en el Grey Goose After Polo de Santa María Polo Club, en Marbella, hasta el próximo 30 de agosto. Junto a las imágenes del campo argentino se exhibe otra colección fotográfica de Muñoz titulada Skye en la que la artista refleja la majestuosa naturaleza de la isla escocesa homónima. Desiertos como los de África, costas nórdicas y bosques encantados se suceden en la visión que Muñoz nos aporta del lugar.
