El próximo 1 de septiembre se cumplen tres años desde que el Gobierno aumentara del 8 al 21% el IVA que grava la cultura, el más alto de Europa, por delante de Alemania (7%), Francia (5,5%), Finlandia (10%), Italia (10%) y Portugal (13%). Tras un largo periodo de carestía –caída de taquilla en cines y teatros y ante la contracción general de las industrias culturales-, el sector espera lo mismo: sentido común y negociación. El de la cultura es el impuesto zombie, sólo resucita en época electoral. Sólo hay que dar un vistazo para comprobarlo.
Al Gobierno le quedan pocas zanahorias para ofrecer en el sector de la Cultura; los palos –eso sí- los han dado todos o casi todos
Nadie se pone de acuerdo. Nadie. A unos pocos días de la primera cita electoral de 2015 -las regionales en Andalucía-, los populares buscaban oxígeno en casi todos los sectores, incluyendo el de la cultura, uno por el que se han paseado poco y mal y en el que al Gobierno le quedan pocas zanahorias para ofrecer; porque los palos –eso sí- los han dado todos o casi todos. Mariano Rajoy ha dicho en ocasiones sí, en otras no. En el pasado Debate de la Nación, el presidente del Gobierno rechazó cualquier bajada, sin embargo, unos días después no descartó una posible rebaja en el futuro. Luis de Guindos, ministro de Economía, ha señalado que los tramos y gravámenes del IVA no se van a modificar y ha subrayado que tampoco se cambiará el que afecta a la industria de la cultura.
Aunque el sustituto de José Ignacio Wert, Íñigo Méndez de Vigo, parece más conciliador que Wert, incluso algo cándido, sin embargo es dueño de una torpeza olímpica que no ayuda en el tema. A pesar de asegurar haberse “batido" para lograr una rebaja del IVA cultural del 21% al 10% en el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2016, el asunto "no ha podido ser", aun así seguirá "luchando por ello". Habrá que ver, sin embargo, qué tanto está dispuesto el PP a tirar del hilo para hacerse un traje electoral con el cual salir a buscar votos. Lo mismo ocurrió hace exactamente un año. Mientras unos insistían –el IVA bajará, bajará-, los portavoces oficiales dieron por descartada la disminución del IVA Cultural al 10%. La verdadera oferta del Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro –se decía entonces- consistía en la puesta en marcha de incentivos y deducciones fiscales a la producción y el mecenazgo. Y así fue: la ley de Mecenazgo desapareció de un plumazo y quedó incluida en una reforma fiscal que dejó de piedra a productores y directores de cine.
Lo mismo ocurrió hace exactamente un año. Mientras unos insistían –el IVA bajará, bajará-, los portavoces oficiales miraban a otro lado
Tras meses de negociaciones, se daba por sentado que las exenciones al cine contempladas en la reforma fiscal llegarían al 30%, tal y como se había manifestado en repetidas ocasiones. Pero estas quedaron en el 20% para el primer millón de euros y se mantuvo en el 18% actual para el resto. Ya se sabe que el ministro Cristóbal Montoro no es un especial amante del cine español. En diversas ocasiones ha dicho que es malo, que no es competitivo. Pero en esa ocasión, y sin decir una palabra, le dio el ministro una buena paliza al sector. La reforma fue un jarro de agua fría especialmente para los productores audiovisuales (FAPAE), quienes no escondieron entonces su desconcierto. Incluso, según informaron, se daba por descontada la no rebaja del IVA, a cambio del aumento de las exenciones.
Tampoco satisfizo a muchos la medida del Consejo de Ministros de agosto de este año, que aprobó una deducción del 20% en los costes directos de carácter artístico, técnico y promocional generados en el montaje de espectáculos en vivo de artes escénicas y musicales. Sencillamente: no servía para paliar el impacto que el gravamen del 21% había generado sobre la taquilla de la mayoría de los teatros en España, que vieron golpeados sus ingresos por la caída en el poder adquisitivo así como por las consecuencias directas que el IVA del 21% generó en sus cuentas.
La realidad es una y muy clara: los empresarios del sector cultural exigen un IVA del 10%. Lo hicieron en 2013 y 2014. Y repiten ahora. Según los datos aportados por Unión de Asociaciones Empresariales de la Industria Cultural Española, en 2013, el primer año completo de aplicación de la subida del IVA, el sector cultural español sufrió la mayor caída de los últimos años, con un descenso que les dejó tiritando: 30% menos de público; 16,33 por ciento de recaudación bruta y un 22 por ciento de recaudación neta.
Los apaleados y el garrote fiscal
Distribuidores, exhibidores, galeristas, productores teatrales, músicos… no quedó títere con cabeza
Hay quienes se indignan porque creadores y empresarios culturales hagan presión para que este IVA baje hasta 10%; a otros les parece absurdo que la actividad creadora –cine, teatro, música en vivo- sea objeto de cualquier consideración fiscal. Primero que rebajen el IVA de las peluquerías, los yogures y el pan, pero desde luego no a ese tipo de extravagantes mercancías. Ironías a un lado, la verdad es que distribuidores, exhibidores, galeristas, productores teatrales, músicos… todos han sufrido. No quedó títere con cabeza de aquella subida que afectó a distintos sectores –menos a museos y sector editorial-.
El teatro ha sido justamente el sector más perjudicado. Aunque el Gobierno de los populares sacó pecho en los Presupuestos Generales del Estado para 2015 con mayor dotación -la subida fue del 53% (de 37,76 millones a 58,01)-, este 2016 mantiene por los pelos el ascenso: este año baja un poco, pero intenta mantener con 53,56 millones. Eso es dinero público, pero… ¿y la taquilla? Tan solo en 2013, el año del efecto IVA 21% se contrajo un 15%, además de la caída acumulada del 40% en los últimos cuatro años.
Los galeristas de arte también vieron aparecer una diminuta zanahoria que les dejó, sin embargo, frustrados y sin ventas. De ahí que miren el asunto con más escepticismo que otra cosa. Después del anuncio de aplicar el tipo reducido de IVA (10%) a la venta de obras de artistas, tanto si lo hacían directamente con el cliente como si la compraventa se desarrollaba con la intermediación de una galería. Pero en el caso de que la venta, ya fuese de una obra de arte propiedad de una galería, el IVA que se aplica a la transacción es del 21%. Es decir: con respecto al tipo original al que tributaban los galeristas, no hubo ninguna rebaja. El gobierno bajó el IVA a los artistas, no a los galeristas.
Esa escala del 8% al 21% -que no se modificó con esa medida aprobada en febrero de 2014- impidió a las galerías acogerse al régimen especial que tenían antes y aplicar el IVA sobre el margen de beneficio. Según explica Idoia Fernández, de la galería Nieves Fernández y miembro de la Junta Directiva de Arte Madrid , esa disposición les hace menos competitivos con respecto a las galerías europeas, que tienen un porcentaje mucho más bajo. “Eso hace que los artistas españoles sean demasiado caros. Muchas veces es preferible vender a un austríaco”, dice Fernández, para quien la medida del IVA del 21% ha sido en verdad “un ataque directo al artista español”. Ese 21% aplica también para la importación de las obras de arte, especialmente de aquellos artistas que no forman parte de la Unión Europea.
Los galeristas también vieron aparecer una pálida zanahoria que les dejó, sin embargo, frustrados y sin ventas
En la lista hay más dolientes... Tan sólo en 2013, más de 150 salas de cine cerraron. El IVA influyó de manera significativa Primero fue la productora Alta Films, que anunció su cierre inminente. En junio, Pontevedra clausuró las ocho salas de Cinebox Vialia. El cine barcelonés Lauren Gràcia anunció su cierre repentino tras 17 años de actividad. Aunque el cine viva ahora su mejor año en taquilla, sufrió en l2012 y 2013 un fuerte golpe en la recaudación.
El IVA cultural más alto de toda la eurozona
España es el país europeo con el IVA cultural más alto, de hecho, es el único país de la región que equipara en un mismo renglón los productos culturales con los de lujo,. A diferencia de Noruega (0%), Suiza (2,5%), Bélgica (6%), Holanda (6%), Grecia (6,5%), Alemania (7%), Francia (5,5%), Finlandia (10%), Irlanda (9%), Italia (10%) y Portugal (13%), España tiene el 21%.
La principal reivindicación de muchos integrantes del sector es, por qué si Francia, Holanda y Portugal tomaron la decisión de rebajar el IVA cuando vieron las consecuencias negativas, España no pone sobre la mesa esta opción, al menos del 21% al 10%, que ya es alto si se considera que el Gobierno de Fraçois Hollande lo bajó del 7% al 5,5%.