Nos trasladamos hasta la Calle Desengaño 21 porque 'Aquí no hay quien viva' cumple 20 años. La serie, que se emitió entre 2003 y 2006 en Antena 3, fue un éxito de audiencias y a día de hoy sigue triunfando entre el público más joven.
El periodista cultural Javier P. Martín le ha hecho un pequeño homenaje con la publicación de su libro 'Aquí no hay quien viva - Detrás de las cámaras: la delirante historia de esta nuestra comunidad'. Este libro revela, a través de entrevistas a los creadores, guionistas y actores, todo el entresijo de una de las series más míticas de la televisión.
Pregunta: ¿Cómo surgió la idea del libro?
Respuesta:
Hace algunos años recibí un encargo para ICON donde me pedían hacer un reportaje sobre la historia detrás de las cámaras en ‘Aquí no hay quien viva’. De hecho, yo no soy muy fan de la serie. La había visto durante su emisión y después he visto algún capítulo y alguna escena suelta. Pero no soy como esos fans que se saben todas las tramas y todos los diálogos de memoria.
Me encargaron una historia oral, pero de lo que no eran conscientes es de que soy “un poco loco”. Me puse a pensar a quién podía entrevistar y yo quería ser ambicioso, cuanta más gente mejor.
Me pareció una historia fascinante porque tenía todo: el caso de nepotismo de los sobrinos de Moreno, esa maquinaria loquísima en la que trabajaron todos, casi de una forma forzosa, y de la que no eran capaces de salir y además, a la vez de todo eso iban haciendo historia de la televisión.
Me lo pasé tan bien montando esa historia oral y con el propio formato del reportaje que vi claro que podía hacer un libro.
R:
Para mí lo más destacable y lo más sorprendente es la capacidad que tiene el ser humano para trabajar y sacar adelante proyectos en las peores condiciones posibles. Y además, que salga todo bien.
Yo sabía, más o menos, que ‘Aquí no hay quien viva’ se había producido en unas condiciones un poco “mejorables”. Pero después de hablar con todos ellos llegué a saber con un detallismo extremo en qué condiciones habían trabajado o cuántas horas tenían sus jornadas. Había días que a las 3 de la mañana se los llevaban a casa, y luego, les enviaban el guión cuatro horas después y los citaban a las 5 de la mañana para volver a grabar.
R:
Me hacía gracia. Me divertí mucho entrevistando a personas que me contaban las mismas historias con ciertos detalles cambiados. O que le preguntaba a algunos cosas que me había contado otros y me decían no, eso no pasó o no lo recuerdo.
Es verdad que al principio me asustó un poco, pero en cuanto decidí que lo que tenía que hacer era quitarme yo del medio y dejar que ellos contaran la historia me lo pasé muy bien. Me hacía gracia sentirme como en una cena familiar. Estaban recordando algo que había pasado hace 20 años y cada uno lo recordaba de una forma distinta, y eso es completamente normal.
R:
Por como soy, yo veía necesario escribir esa introducción en la que explico que esto es una versión oficial en la que hay agujeros y en la que, probablemente, hay incongruencias.
El lector que está leyendo este libro está escuchando la historia real de cómo se hizo la serie. Es probable que falten detalles y matices. Hay gente a la que no he podido entrevistar. También hay gente a la que he entrevistado que sé que o no me ha contado todo o hay veces que han preferido no contestar.
Al final estamos hablando del que era su trabajo y en el que probablemente hubo roces y hubo malos rollos, pero 20 años después prefieren no regodearse en lo malo, sino que prefieren hablar de lo bueno. Yo creo que eso es un poco la actitud que han tenido todos.
R:
Al final todos queremos recordar el pasado de una forma idealizada, o a veces nos sale solo. Sin embargo, creo que la nostalgia la tiene más bien el público no tanto el propio equipo de la serie.
Yo sé que por ejemplo Malena Alterio (Belén en la serie) me dio la entrevista por generosidad y porque sentía que tenía que hacerlo, Pero sé que a Malena no le gusta hablar de la serie. De hecho, no fue una entrevista especialmente brillante porque a ella no le apasiona hablar del tema.
Sin embargo, Alberto Caballero (creador y guionista de la serie) si que era la persona que más dispuesta estaba a rememorar ese pasado. Quizás porque él siente que había que hacer un homenaje y poner en su lugar a la serie.
R:
Los actores son los más difíciles, luego los más fáciles eran los técnicos, los ayudantes de dirección o el productor. Al final es gente que no está acostumbrada a hablar y no está acostumbrada a que se les hagan entrevistas. Cuando les contabas que querías entrevistarlos les hacía mucha ilusión.
Sin embargo, los actores son más difíciles. Todos han sido majísimos, pero es verdad que hay muchos a los que se les notaba que habían aceptado porque era lo que tocaba. Luego hay otros que no han hablado y esos para mí son las grandes espinitas clavadas. Como por ejemplo Carmen Balaguer (Nieves Cuesta), Santiago Ramos (Andrés Guerra) o Vanessa Romero (Ana). Son actores con los que contacté con sus representantes y me dijeron que no les interesaba o me dieron largas.
Y también me duele mucho no haber podido hablar con José Luis Gil (Juan Cuesta), que yo creo que él habría estado encantado de participar. Y otras de las grandes ausencia son los “hijos de los Cuesta”, Eduardo García y Sofía Nieto que parece que han desaparecido del mapa.
Creo que ellos dos habrían dado esos matices que faltan. Eduardo García sabemos que es una voz crítica, por esas noticias que salieron de que hizo una canción contra Alberto Caballero. Me hubiera gustado que me contara su experiencia como niño que creció en esas dinámicas. Ambos eran jóvenes que no habían hecho nada antes y saltaron a la fama casi de un día a otro. Se vieron inmersos en una maquinaria que probablemente no les permitía estudiar tranquilamente. Aún así, por lo que me han contado, Sofía Nieto sacaba unas notas increíbles.
También me hubiera gustado mucho preguntarle a Sofía Nieto cómo se sintió siendo una chica jovencísima a la que sexualizaron desde el primer momento delante de toda España.
Por lo general todos prefieren centrarse en lo bueno y a mí me habría gustado que, aunque tengo bastante chicha en el libro, que algunas voces fueran más críticas.
R:
Creo que hay muchos factores. Para empezar está el factor X, nunca puedes predecir por qué un fenómeno cultural es el que es. Luego están varios factores que creo que son clave: es una serie que tiene un guión y unas interpretaciones fantásticas, que no envejecen. Como las películas de Billy Wilde.
También creo que es una serie bastante atemporal, tristemente, por la problemática que retrata. Sobre todo dentro de la generación más jóven y por el retrato que hace de la clase obrera de España. La muestra como una clase absolutamente desgastada, desilusionada y amargada. Eso a día de hoy sigue estando vigente. Y en los jóvenes es aún más doloroso porque no tienen un proyecto de futuro, porque no pueden independizarse o si se independizan tienen vidas precarias… por eso creo que la Generación Z sigue viendo la serie y se sigue enganchando, porque lo que muestra sigue vigente a día de hoy.
R:
No, porque Alberto Caballero no lo quiere. De hecho se intentó, yo estaba involucrado en el proyecto, y se cayó porque Alberto dijo que no le gustaba la idea porque hay caras que no pueden participar.
Creo que más que por la gente que ha fallecido, que al final es inevitable, a Alberto lo que le duele es el estado de salud de José Luis Gil. Deben de tener una relación muy íntima, al fin y al cabo, Alberto Caballero tenía 29 años cuando empezaron la serie y José Luis Gil estuvo en el proyecto desde el principio. Fue un pilar de la serie y ha sido un pilar de ‘La que se avecina’. Por lo que un reencuentro estando vivo José Luis Gil, pero sin poder estar, para él era era muy doloroso.
Creo que esa es la razón principal para no hacer ese reencuentro. Esa es mi opinión, que no lo he hablado con él, pero el reencuentro no es viable porque Alberto Caballero está en contra.
R:
De los últimos años mi libro preferido es ‘Nuestra parte de noche’ de Mariana Enriquez. Me gusta mucho la literatura latinoamericana, la fantasía y la ciencia ficción y ese libro es una gran novela que reúne todos estos factores. Su protagonista es un hombre con poderes que ve a los muertos y tiene un enlace con una dimensión muy tenebrosa. Está narrado como si estuvieras leyendo un drama latinoamericano. Sin duda, es uno de mis libros favoritos de los últimos años.