Cultura

Vincent Lindon: "Las polémicas me encantan, significa que las cosas están vivas"

Las entrevistas con Vincent Lindon suelen dejar huella y son numerosas las anécdotas que se comparten por los pasillos del Hotel María Cristina, donde tienen lugar los encuentros reducidos con

Las entrevistas con Vincent Lindon suelen dejar huella y son numerosas las anécdotas que se comparten por los pasillos del Hotel María Cristina, donde tienen lugar los encuentros reducidos con los protagonistas más relevantes durante el Festival de San Sebastián. En esta ocasión ha acudido al certamen por partida doble: como parte del elenco de la nueva película de Thierry de Peretti, que luchará por la Concha de Oro, y para presentar en España la película Titane, la cinta triunfadora del Festival de Cannes que llega al Zinemaldia precedida por la provocación que causó en su estreno.

Después de su aventura por la prensa rosa en los años 80 -mantuvo un romance con la mediática Carolina de Mónaco- y de convertirse en uno de los rostros predilectos del audiovisual francés, el cine de autor parece haber encontrado en él a un actor fetiche que, además de los títulos señalados, participó también en la pasada edición del Festival de Venecia con Another world, de Stéphane Brizé, y asistirá con Titane al New York Film Festival. Tal y como ha señalado en anteriores entrevistas durante este año, ha conquistado el "Grand Slam" del cine.

Nervioso, hablador y amigo de las comparaciones con el mundo del tenis, Lindon ha hablado con Vozpópuli sobre los asuntos más controvertidos del filme de Julia Ducournau, el papel de la suerte en su carrera cinematográfica y la estupidez que supone luchar para lograr la juventud eterna.

Pregunta: El personaje que interpreta en Titane es complejo y ambiguo, está definido más por lo que no es. ¿Qué le gustó?

Respuesta: La película es complicada y las preguntas sobre la cinta lo son aún más. Nunca me he preguntado en ningún personaje lo que tiene ganas de enseñar o si quiere mostrar a todo el mundo lo que es. Es todo más simple: es un hombre que es un bombero, con una vida normal y la desaparición de su hijo hace que se lance al infierno de la soledad y del duelo. Intenta luchar contra su propia muerte, retrasarla lo más posible y para ello busca un cuerpo joven con medicamentos e inyecciones. Y en realidad cuando se cruza con el otro personaje su vida continúa pero se reconstruye, tiene por fin una razón para seguir vivo.

P: ¿Por qué una película así sigue resultando provocadora en un festival como Cannes, por el que a estas alturas han pasado tantas películas?

R: Son falsas polémicas. Había quien decía que algunos se habían desmayado, pero la película no da tanto miedo. Es un filme de amor visto a través del ojo de Ducournau, donde ella pone sus obsesiones, sus fantasías y su visión del mundo, que es extremadamente singular. Cada realizador tiene su manera de contar una historia. Ella es extremadamente estilizada y extremadamente cinematográfica, pero no por eso el cine de Ken Loach no está bien. Pero las polémicas me encantan, significa que las cosas están vivas.

P: Muchos han celebrado esta película por abrir nuevos frentes de representación y ser un soplo de aire fresco. ¿Qué aliciente encontró para sumarse a la mirada de Julia Ducournau?

R: Es una mujer muy interesante y este personaje lo encuentro desgarrado vivo. Me gusta su forma de ver el mundo un poco descolocada, desde otro punto de vista, y tiene un guion sobre el que no reflexioné cuando lo leí, sino que recurrí a mi corazón, y pensé: 'Quiero ser él'. Fue un flechazo.

Puedes tener un aspecto joven pero los días pasan. Podemos rehacer la carrocería pero el motor se va a parar", reflexiona el actor francés

P: Cuando uno interpreta un personaje como este, con varias obsesiones, como cuidar su cuerpo o encontrar a su hijo desaparecido, ¿le hace reflexionar sobre sí mismo o le lleva a descubrir algo nuevo de sus propias obsesiones?

R: Una de las razones por las que me siento atraído por ese personaje es que tuve que hacer un trabajo corporal enorme. Es una forma para mí de intentar inexorablemente parar el envejecimiento y de ir lo más lentamente posible hacia la muerte, que es una fabulación total, porque puedes tener un aspecto joven pero los días pasan. Podemos rehacer la carrocería pero el motor se va a parar. Esta forma de trabajar mi cuerpo quizás me dio seguridad y tranquilidad.

El talento sin suerte es como un coche sin ruedas. La gente que dice que algo es fruto de su trabajo se olvida de mencionar también la fortuna", afirma Lindon

P: Uno de los muchos temas de esta película pone en cuestión los roles de género. ¿Le sirvió para entrar en discusión consigo mismo a la hora de vivir la masculinidad?

R: No me hice esa pregunta cuando leí el guion, soy muy animal. Siento las cosas, me cuesta poner palabras. Quizás no esté muy lejos de Julia, pero no me gusta primero ir a reconocer el terreno antes de ir a un lugar. No he estado obsesionado con cómo se cuestiona uno la masculinidad, eso es el campo de la directora, es su película. Me gusta ponerme en sus manos porque confío en ella y porque me gusta ser el sirviente de sus fantasías. Pero no me gusta reflexionar intelectualmente sobre todo lo que hago, y menos aún sobre las impresiones que les va a causar al público, porque si no estaría paralizado.

P: Vive un año interesante, porque ha pasado por tres festivales importantes: Cannes, Venecia y San Sebastián. ¿Ha cambiado algo?

R: He tenido suerte. en esta profesión se necesita suerte, como en todo en general. El talento sin suerte es como un coche sin ruedas. La gente que dice que algo es fruto de su trabajo se olvida de mencionar también la fortuna.

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