Desde hace años, organismos y profesionales insisten en la necesidad de practicar ejercicio físico para evitar enfermedades y gozar de una buena salud. Luchar contra el sedentarismo se ha convertido en una prioridad para instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que incide en la importancia de la actividad física para la salud y el bienestar de las personas, asegurando que si la población fuera más activa se podrían evitan hasta cinco millones de muertes al año.
Además, según los datos de la OMS, una de cada cinco personas en edad adulta, y cuatro de cada cinco adolescentes (el 80 por ciento de este grupo de población), no realiza la actividad física suficiente. Así, la OMS establece que los adultos de entre 18 y 64 años deberían realizar ejercicio físico moderado durante al menos 150 a 300 minutos a la semana, o actividad física aeróbica intensa durante al menos 75 a 150 minutos.
Sin embargo, no todo el ejercicio físico es igual, influyen muchos factores, desde la condición física de cada uno a las necesidades e intereses concretos. Y es que mientras para muchas personas la hora de practicar deporte depende de su tiempo libre, otros lo hacen en función de sus gustos. Así, hay quien opta por hacer ejercicio a primera hora de la mañana, con energía y recién levantado, y otros prefieren a última hora del día, para descargar el estrés acumulado durante la jornada y llegar a la noche libre de tensiones.
Pero no todo es cuestión de gustos. Según los expertos, el momento del día en el que se realice el ejercicio puede influir incluso en la capacidad para perder peso. Así lo determina un estudio desarrollado por el Instituto Karolinska de Suecia y la Universidad de Copenhague en Dinamarca, que ha investigado cuál es el momento perfecto del día para hacer deporte y quemar más grasas.
¿Cuál es el mejor momento para hacer ejercicio y quemar más grasas?
Según aseguran estos investigadores, el momento del día en el que se realiza la actividad física puede afectar al organismo de diferente manera, ya que los procesos biológicos dependen de los ritmos circadianos de las células, que siguen ciclos de 24 horas.
Así, este estudio, realizado en ratones y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) apunta a que podría existir una “hora mágica” en la que la quema de grasas y de calorías durante el ejercicio es mayor, a última hora de la mañana.
El equipo de investigadores de la profesora Juleen R. Zierath del Departamento de Medicina y Cirugía Molecular del Departamento de Fisiología y Farmacología del Instituto Karolinska estudió el tejido adiposo de los ratones tras la práctica de ejercicio de alta intensidad realizada en dos momentos: una fase activa temprana y una fase de descanso temprana.
En los resultados se observó que el ejercicio al final de la mañana incrementó la expresión de genes involucrados en la descomposición del tejido adiposo, la termogénesis (producción de calor) y las mitocondrias en el tejido. Unos efectos que solo se observaron en los ratones que se ejercitaron en la fase activa temprana y fueron independientes de la ingesta de alimentos.
Así, la profesora Juleen R. Zierath apunta a que los resultados “sugieren que el ejercicio al final de la mañana podría ser más efectivo que la práctica al final de la noche en términos de impulsar el metabolismo y la quema de grasas y, si este es el caso, podría resultar valioso para las personas con sobrepeso”.
Aunque el estudio se ha desarrollado en ratones, estos y los humanos compartimos funciones fisiológicas básicas, por lo que estos animales son un modelo bien establecido para la fisiología y el metabolismo humano. Aun así, y teniendo en cuenta que existen otros estudios que comparten conclusiones, la experta apunta: “El momento adecuado parece ser importante para el equilibrio energético del cuerpo y para mejorar los beneficios para la salud del ejercicio, pero se necesitan más estudios para sacar conclusiones fiables sobre la relevancia de nuestros hallazgos para los humanos”.