Aunque cuestionados en los últimos tiempos, los superalimentos siguen ganando popularidad. Y es que, aunque no tienen esos poderes milagrosos que algunos insisten en atribuirles, sus propiedades nutricionales sí ayudan a cuidar de la salud. Es el caso del superalimento que previene la diabetes, mejora la vista y ayuda a adelgazar; el que cuida del corazón y protege contra el cáncer; o el que reduce el colesterol y mejora el deseo sexual.
Tal y como apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), la clave de una buena alimentación es que esta sea variada y que incluya frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales que ofrezcan al organismo los nutrientes que necesita.
Así, son muchos los considerados superalimentos que podemos incluir en nuestra dieta diaria. Entre ellos uno que, aunque muy conocido en nuestro país, no es de lo más consumidos, y destaca por su valor nutritivo y energético.
Hablamos de la chufa, un tubérculo principalmente consumido y cultivado en la zona valenciana, e ingrediente principal de la famosa horchata. Un superalimento muy beneficioso para la salud que podemos tomar de diferentes formas.
Los beneficios de la chufa, el superalimento digestivo que reduce el azúcar y aumenta las hormonas sexuales
Procedente de la planta conocida como Cyperus, cultivada desde la Prehistoria, existen hallazgos de raíces de chufa silvestre en Egipto que datan del año 16.000 a.C. Además de usarse como ingrediente, este superalimento también se utilizaba con fines medicinales, tanto oral como de manera tópica en forma de ungüentos.
Pero aunque su consumo se remonta a miles de años atrás, han sido estudios recientes los que han confirmado los numerosos beneficios de la chufa para nuestro organismo. Entre ellos, su ayuda para estimular la producción de hormonas sexuales.
Gracias a su concentración en niacina (vitamina B3), este superalimento colabora en la producción de las hormonas esteroides, como testosterona, estradiol y progesterona, producidas por la glándula suprarrenal. Estas hormonas tienen importantes funciones, entre ellas, estimulan los órganos reproductivos; fomentan la maduración de las células germinales y regulan las respuestas al estrés y la función reproductiva.
Como decíamos, la chufa es un superalimento altamente nutritivo que contiene fibra; vitaminas del grupo B, C y E; aminoácidos esenciales; enzimas lipasa y amilasa; almidón; minerales como fósforo, calcio, potasio, hierro y zinc; grasas insaturadas y proteínas.
Así, es una poderosa fuente de antioxidantes que protegen el cuerpo contra el envejecimiento, enfermedades cardiovasculares y, según diversos estudios, contra algunos tipos de cáncer. Pero además, ayuda a mejorar la digestión y alivia los gases. Gracias a su contenido de fibra insoluble, mejora el tránsito intestinal y previene el estreñimiento; y también aporta almidón resistente, que alimenta la flora intestinal.
La chufa es muy rica en arginina, un aminoácido que ayuda a liberar los vasos sanguíneos y desobstruir las arterias, que también genera la hormona intestinal que afecta a la secreción de insulina, por lo que su consumo puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre.
Entre los beneficios de este superalimento también encontramos que ayuda a combatir la anemia, gracias a su aporte de hierro; favorece la salud del corazón, en parte gracias a su alto contenido en potasio (519,2 miligramos por cada 100 gramos, una cantidad superior a la del plátano, 350 mg;) y ayuda a mantener los huesos sanos por su contenido en calcio (69,5 miligramos por cada 100 gramos).
Cómo consumir la chufa
Aunque la manera más habitual y popular de consumir la chufa es en horchata, también existen otras formas. Es cierto que no es fácil de encontrar fuera de la Comunidad Valenciana, aunque cada vez más grandes superficies y tiendas especializadas lo comercializan.
Este superalimento se puede tomar tostado, como un saludable snack entre horas. También se puede cocer para realizar postres o junto con algún cereal para la elaboración de porridge. Otra opción es triturarlas para consumir con yogur, ensaladas, cremas o bizcochos; e incluso en forma de harina, una alternativa ideal para celiacos.
