Muchos son los hombres que sufren algún tipo de problema en la eyaculación, lo que lo ha convertido en una de las principales causas de visita a las consultas de urología. Y eso teniendo en cuenta que un amplio porcentaje se niegan a acudir a un especialista por vergüenza o desconocimiento.
Aunque la eyaculación precoz está considerada como una de las alteraciones más conocidas y sufridas – se estima que en torno al 45 por ciento de los hombres la ha sufrido de forma esporádica – existen otros trastornos que se han convertido en auténticos quebraderos de cabeza para los hombres que los sufren.
Conocer los diferentes problemas relacionados con la eyaculación y cómo tratarlos es importante no solo para poder disfrutar del sexo, también para evitar posibles perjuicios psicológicos.
¿Cuáles son los trastornos de la eyaculación?
La eyaculación es la acción por la que el hombre expulsa el semen a través de la uretra, algo que se consigue de forma habitual con la estimulación sexual y que, en general, coincide con el orgasmo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en esta acción, que suele durar entre 15 y 20 segundos, se expulsa un volumen de entre 1,5 y 5 mililitros, dependiendo de factores como la edad, la excitación y la frecuencia sexual.
Al igual, diferentes factores pueden alterar este mecanismo dando lugar a uno de los conocidos trastornos de la eyaculación.
Eyaculación precoz
Tal y como comentábamos, cerca de la mitad de los hombres han tenido alguna vez una eyaculación precoz o rápida, lo que no puede considerarse un problema. Es cuando ocurre de manera habitual o continuada, cuando hay que acudir a un especialista para encontrar la causa y el tratamiento adecuado.
Se tiene por eyaculación precoz a aquella que se produce poco después de la penetración, e incluso en algunos casos antes. Algunos expertos matizan que entre los 30 segundos y los 7 minutos desde el inicio de la actividad sexual. Esto sueñe ocasionar un desconcierto en el hombre y una sensación de frustración ante la falta de control sobre el reflejo de esta acción.
Aunque no en todos los casos se conoce la causa exacta, en la mayoría se deben a factores psicológicos. También existen otros casos relacionados con alteraciones hormonales, rasgos hereditarios, alteraciones neurológicas e incluso algún tipo de infección.
Eyaculación retardada o tardía
Al contrario que con la precoz, en este tipo de trastorno la eyaculación se produce más tarde de lo esperado, e incluso puede ser inexistente. Según aseguran los expertos, los casos de eyaculación tardía que llegan a las consultas se deben al cansancio o molestias que sufren tanto quienes lo sufren como sus parejas ante el tiempo que se tarda en eyacular.
Según reflejan varios estudios, no existe un tiempo excesivo para alcanzar la eyaculación, dentro de una normalidad, siempre y cuando no suponga un problema para el hombre y su pareja.
Este trastorno se da generalmente en la penetración, y tan solo en un pequeño porcentaje de los casos durante la masturbación o la estimulación oral. Según los datos, este trastorno afecta entre un cuatro y un 11 por ciento de la población.
Eyaculación retrógrada
Hablamos de eyaculación retrógrada cuando el semen, en lugar de ser expulsado hacia el exterior, vuelve a la vejiga. Aunque no se considera perjudicial, puede llegar a causar esterilidad masculina.
Este trastorno no es muy habitual, y en la mayoría de los casos se debe por un defecto en el cuello de la vejiga que no se cierra en el momento del orgasmo. Algunas intervenciones e incluso el consumo de determinados fármacos también pueden provocarla.
Al no expulsarse el semen al exterior, también se conoce a esta alteración como eyaculación seca, y es posible que después de mantener relaciones sexuales, la orina tenga un aspecto turbio.
Cómo tratar estos problemas en la eyaculación
Aunque en los casos menos graves y con una causa puntual los problemas en la eyaculación se pueden solucionar por sí solos, una vez superado o solucionado aquello que lo provoca, en otros casos es necesario acudir a un especialista.
Según aseguran los expertos, existe un amplio porcentaje de hombres afectados por alguno de estos problemas que no consulta a un médico por miedo o por vergüenza.
Es conveniente visitar a un especialista que analice la situación y haga su diagnóstico para saber qué tratamiento es el adecuado. De necesitarlo, este puede implicar desde terapias de psicoterapia o asesoramiento sexual, al tratamiento con medicamentos o productos de uso tópico.