Adelgazar sin pasar hambre y rápido es fácil si tomamos las elecciones correctas con nuestra alimentación. Y el desayuno y la cena juegan un papel muy importante, porque determinarán si acabamos engordando o no a lo largo del día.
Si estás leyendo esto es porque tu objetivo es perder peso, y haces bien, lector, ya que es importante quitarse algunos kilitos antes de la llegada de la Navidad, pues luego vendrán las cenas y comilonas y lo que ganemos se sumará a lo que ya nos sobra, lo que hará aún más difícil adelgazar.
Por eso hoy te vamos a hablar del desayuno. Todos sabemos que hay que hacerlo bien, pero la mayoría pasamos. Nos levantamos con el tiempo justo para tomar un café o ni eso, y luego pecamos a media mañana con bollería industrial o comida poco saludable cargada de azúcar, que además de engordarnos, dispara nuestro nivel de insulina, ocasionando que nos pasemos el día picando.
Lo que debes desayunar para adelgazar
Lo esencial es desterrar el azúcar y comer alimentos con alta carga en proteína para mantenerte en pie durante el día y no engordar.
Tomar un desayuno rico en proteínas regulará el azúcar en la sangre y los niveles de energía durante la jornada, lo que evitara que piques hidratos de carbono y que te den bajones a media mañana o a media tarde.
Debes escoger aquellos alimentos que tienen proteínas de forma natural, esto es, nada de procesados ni batidos raros. Los mejores alimentos para incluir en tu desayuno son los siguientes:
- Leche.
- Huevos.
- Frutos secos (mejor, nueces).
- Salmón.
- Atún.
- Pavo.
- Pollo.
- Yogur natural.
- Quinoa.
- Espelta.
- Pan de centero.
- Avena.
- Verduras.
- Café o té.
Desterrar el azúcar en el desayuno
Como ves, las mejores opciones para desayunar son saladas, y esto era siempre así hasta el siglo XV, cuando el uso del azúcar se generalizó en la cocina francesa. Se azucaraban las carnes, los pescados y las verduras, y se combinaba con el café, el té, la fruta, los huevos, los cereales, la pastelería y el chocolate. Hacia el siglo XVII esta tendencia se trasladó al momento en el que se servían, dejándose los platos dulces para el desayuno y la merienda.
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"Con la llegada de la Revolución Industrial, y la invención de los cereales de desayuno, la industria aprovechó un hábito instaurado desde hacía varios siglos para hacer negocio, generando una excesiva oferta de alimentos diseñados exclusivamente para el desayuno con niveles no menos excesivos de azúcar", destaca en Aprende a Desayunar' la nutricionista Raquel Bernácer.
La experta señala que los cereales con leche se han convertido en un icono del desayuno moderno, dada la gran y atractiva oferta que aporta la industria alimentaria, aunque no siempre son saludables, pero existen alternativas mejores y más sanas, como hemos visto.
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La dietista subraya además que el contenido de azúcar en la mayor parte de los cereales de desayuno tradicionales sobrepasa las recomendaciones internacionales y nacionales de consumo. "De ahí que no sean la mejor opción alimentaria. Pero el contenido de azúcar no es el único problema de los cereales del desayuno. El bajo contenido en fibra los hace poco saciantes, además de ir acompañados de sal. Por eso es tan importante leer las etiquetas de los envases que compramos", agrega.
Y tú lector, ¿qué sueles desayunar?