La salud mental se ve influida por múltiples factores, muchos de los cuales están fuera de nuestro control. Debemos recordar la importancia de aprender a distinguir entre aquello que podemos cambiar y lo que no está en nuestras manos. Esta distinción es clave para aliviar la carga emocional que, en muchas ocasiones, llevamos innecesariamente.
Apropiándose de la frase “yo soy yo y mi circunstancia” de Ortega y Gasset, deberíamos entender cuáles son las áreas que podemos gestionar y que nos permitirá dirigir nuestros esfuerzos hacia lo que está bajo nuestro control, mientras aceptamos lo que escapa de él. Hay aspectos que influyen en nuestra salud mental y que no podemos controlar, por ejemplo, las condiciones socioeconómicas de nuestro entorno, como el precio de la vivienda, los trabajos precarios o la falta de conciliación laboral-familiar.
Tampoco podemos cambiar de manera individual los problemas estructurales como el acceso limitado a los servicios de salud mental, la contaminación o los sistemas de opresión y discriminación social que generan desigualdad. Aunque nuestras acciones individuales, como reciclar o hacer un consumo responsable, pueden tener impacto, los cambios profundos requieren un enfoque colectivo.
Cada cosa en su sitio
“Imagina abrir la puerta de tu casa y encontrar un lugar oscuro, sucio y lleno de cosas sin orden ni concierto. Cajas de cartón llenas de ropa vieja por los pasillos, bolsas de basura con trastos viejos acumuladas en las habitaciones y las sillas del salón repletas de ropa por planchar, doblar y guardar. Imagina que no hubiese un sitio vacío para depositar la carpeta que llevas en la mano. En el fregadero de la cocina hay una gran montaña de platos usados, la nevera está medio vacía y huele a moho”, nos explica Marta Freire, psicóloga educativa y especialista en procesos de duelo, Coach Ejecutiva certificada por ICF y Consultora Experta en Comportamiento Humano DISC.
Cuida tu salud mental dejando a un lado preocupaciones innecesarias. Foto: Pixabay.
“Seguro que no te gustaría vivir en una casa así. No es saludable ni agradable. En todo ese desorden y caos hay cosas que sí dependen de ti y cosas que no dependen de ti. No puedes evitar que no le dé la luz del sol o que tenga un tamaño pequeño, pero sí puedes limpiar y buscar un sitio para cada cosa y poner cada cosa en su sitio. Nuestra mente funciona igual que nuestra casa. En lugar de papeles, ropa y basura acumulamos y gestionamos pensamientos, tareas y preocupaciones”, añade la psicóloga. “Cuidar de nuestra salud mental es cuidar de nuestro orden mental”, asevera.
Salud mental y orden mental
Freire nos da algunos consejos para ordenar nuestra mente y cuidar así de esa manera nuestra salud mental:
1. Realidad vs ficción. Muchas veces nos preocupamos por cosas que no han sucedido y ni siquiera sucederán. “Cuando nos preocupamos por algo, ya sea real o imaginario, sufrimos. Nuestro organismo libera cortisol y sentimos estrés por algo que aún no ha ocurrido y que quizás nunca ocurra. Y es que nuestra mente no distingue entre realidad y ficción. Así que el primer paso será identificar si lo que nos preocupa es algo real o no”, nos dice la coach.
“Para ello podemos plantearnos dos preguntas: ¿Esta preocupación es real o es imaginaria? y ¿Qué sí que puedo hacer para ocuparme de esta preocupación? Nuestro estrés, angustia y ansiedad disminuyen cuando nos ocupamos de las cosas que nos preocupan. Por ejemplo, una persona que tiene una hipoteca y tiene un contrato laboral temporal puede sentir una gran preocupación al imaginar que no le renuevan el contrato. Esa preocupación puede generar estrés, angustia e incluso ansiedad”, añade.
En este caso, “la preocupación es por algo que aún no ha ocurrido y que no sabe si ocurrirá, aunque es una de las posibilidades. También puede ocurrir que le renueven el contrato y no tenga ningún problema. Su preocupación habrá sido en balde, pero su mente y su cuerpo habrán sufrido como si hubiera ocurrido”, afirma la experta.
La salud mental es clave para vivir más y mejor. Foto: Pixabay.
Una de las cosas que puede ayudar a esta persona a ocuparse de su preocupación “es pensar en distintas opciones si se diera la finalización del contrato. Puede hablar con contactos que tienen una empresa para ver si tienen alguna vacante, puede seguir aplicando a otras ofertas de empleo o puede hablar con la persona responsable de su empresa para confirmar la renovación o no renovación lo antes posible, etc”, ejemplifica.
2. Variables controlables vs variables incontrolables. No todo lo que nos sucede o sucederá depende de nosotros. Hay cosas que no están en nuestras manos. Es vital identificar, de todo lo que nos preocupa, qué es aquello que sí depende de nosotros y qué no, para invertir el tiempo, el esfuerzo y la energía en las cosas en las que sí podemos hacer algo.
“Lo que es imposible no es posible y por tanto es imposible. No podemos cambiar las leyes, el tiempo o la orientación de una casa. No depende de nosotros que llueva, que no haya sitio libre en la calle para aparcar o que esté estropeado el ascensor del edificio. No depende de nosotros que un cliente se lesione, que suba el precio de la luz o que el gobierno decida retirar una ayuda económica de la que te beneficiabas hasta ahora. Así que el segundo paso será identificar si aquello que nos preocupa depende de nosotros o no”, aconseja.
Para ello podemos plantearnos las siguientes preguntas: ¿Puedo hacer algo para solucionar lo que me preocupa? ¿Qué parte de mi problema o preocupación depende de mí y qué parte no depende de mí? ¿Qué voy a hacer con la parte que depende de mí?
3. Aceptación vs derrota. Por último, una parte de la vida es aprender a vivirla. Una vez que hemos identificado si el problema o preocupación es real o imaginario, si podemos hacer algo al respecto o no depende de nosotros, debemos aceptar la situación, sea la que sea. “Aceptar significa integrar la realidad en nuestro día a día, valorar lo que tenemos y visualizar hacia dónde queremos ir. Nuestros pensamientos determinan nuestras decisiones, así que diseñar nuestro futuro hará que tomemos las mejores decisiones en el presente”, concluye.
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